viernes, 22 de noviembre de 2019

Cincuenta años, toda la vida, siendo de la Misericordia



La Hermandad de la Misericordia de San Fernando me hizo anoche entrega de un diploma acreditativo de mis cincuenta años como hermano de la cofradía. Gracias de corazón por ello.
Con la perspectiva que te da medio siglo, da vértigo pensar que en apenas mes y medio cumplo 51 años de vida y desde que nací pertenezco a la Misericordia. Creo que a estas alturas puedo afirmar que, posiblemente, mi condición de hermano me acompañará lo que me resta de vida. Entonces, como ya sucede ahora, será lo único que durante toda mi existencia me haya acompañado a la hora de pertenecer a una institución o un grupo, en este caso fraternal.
Cincuenta años con vivencias inolvidables, con etapas más comprometidas, con otras de menor presencia tal y como te marca el devenir de tu vida... Pero siempre formando parte de la Misericordia isleña, la que cada Jueves Santo comparto con mi padre desde que tuve cuatro años y la que me puso a mi lado la mujer que quiero.
Con mi afecto más sincero hacia mi hermano mayor, Jesús Fernández Aranda, y su junta de gobierno, y con mi felicitación que traslado también al resto de homenajeados por cumplir 25 y 50 años en la Misericordia.





miércoles, 20 de noviembre de 2019

Los juicios de Nuremberg. 'Vencedores o vencidos'



Tal día como hoy, 20 de noviembre, en 1945, comenzaban los famosos juicios de Nuremberg.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, los aliados llevaron a cabo un macrojuicio condenatorio contra jerarcas nazis acusados de provocar las barbaridades que ya todos conocemos. 
Stanley Kramer, cuyo oficio fue solvente a lo largo de su trayectoria aunque resultó más interesante como productor que como director con películas como 'Solo ante el peligro' o 'El motín del Caine', se situó tras la cámara en 1961 para rodar 'Judgment at Nuremberg', llamada en España 'Vencedores o vencidos' gracias a algún lumbreras o alguien con la censura en el cogote. 
Lo hizo con un reparto espectacular, en el que un enorme Spencer Tracy crepuscular encarnaba al juez de la corte que juzgaba los crímenes, Burt Lancaster al nazi Ernst Janning, Maximilian Schell como abogado de la defensa y todo un abanico de secundarios de lujo, como Montgomery Clift o Marlene Dietrich. Comenzaban a estilarse las películas de juicios y la industria hollywoodiense no iba a desaprovechar una de las vistas más importantes del siglo XX... 
¿Y la música? La banda sonora corrió a cargo de Ernest Gold, que ya había probado las mieles del éxito tan solo un año antes al ganar el Oscar por la potente banda sonora para 'Éxodo'. Nada más dispar respecto a ella fue el siguiente trabajo de Gold para Stanley Kramer. El compositor decidió dejar que el silencio imperara en casi todo el filme, especialmente en las numerosas secuencias en la sala de juicio. Colocar música en ellas durante los tensos interrogatorios a los personajes que iban pasando ante el tribunal podía mermar la sensación del espectador de encontrarse sentado en una de las sillas del público, de modo que Gold y Kramer prescinden de ella durante la mayor parte de la película para acercar al público de manera más realista lo que está sucediendo. 
Para comenzar y terminar el filme, así como en alguna otra ocasión, emplearon himnos alemanes cantados en la época nazi. De hecho, el inicio de la película parece un documental de exaltación nacionalsocialista. 
 Entonces, ¿qué hizo Ernest Gold, además de sacrificar sus conocimientos y posibilidades de lucimiento? Arregló las piezas militares ya existentes, compuso música muy incidental y el tema más destacado a mi juicio es el llamado 'Guilty Or Not Guilty' (Culpable o no culpable) que es el único que suena en todo el juicio, precisamente cuando el juez declara los casos vistos para sentencia. En ese momento, tras tantas sesiones de tensión, el tema rompe dramático, clásico, solemne... y cortado, tan solo unos quince segundos cuando en su minutaje completo dura 1'15''. 
 En el vídeo que os he montado esta noche podéis ver todos estos momentos: lo iniciamos con los créditos del comienzo con una canción nazi. Posteriormente, saltamos hasta la secuencia en la que el juez Dan Haywood (Spencer Tracy) pasea con Marlene Dietrich tras coincidir en el teatro, en su papel de una mujer alemana misteriosa, que parece tratar de influir sobre el magistrado americano... Lo curioso es que Kramer y Gold hacen un guiño a Marlene en esa secuencia, porque en lugar de emplear música original, recurren al famoso 'Lili Marleen', la canción que indefectiblemente identificamos con Dietrich a lo largo de su carrera como actriz y cantante. Los compases del estribillo de este tema también los utiliza Gold casi al final de la película de una magnífica forma, informando al espectador sin media palabra que Tracy coge el teléfono para llamarla a ella. La siguiente escena de Dietrich sentada a contraluz, con el plano secuencia que hace Kramer en esos instantes, es extraordinaria. 
Como demostración del valor del silencio en este filme, os he montado en el vídeo el momento del interrogatorio a Montgomery Clift. La frase "forme una oración con las palabras liebre-cazador-campo" con la que le increpa un Maximilian Schell oscarizado por su papel como también algo teatral, forma parte inmortal del filme, así como la genial interpretación de Clift dejando entrever la difusa discapacidad mental que se le achaca y que el abogado defensor trata de demostrar para justificar lo que los nazis hicieron con él. Como el tema que os comenté 'Guilty Or Not Guilty' no está completo en la película, os lo ofrezco entero en el vídeo para que lo disfrutéis, así como finalmente una canción llamada 'Liebeslied' que podría pasar por una de tantas románticas de tradición alemana, si bien es original de Ernest Gold. 
 La BSO de 'Judgment at Nuremberg' tuvo una edición Deluxe en 1998 con el cartel de la película en el interior y un CD Rom con fotos y vídeos, editado por el sello Ryco. Yo la adquirí en su día, desconozco si aun existen ejemplares o está descatalogada.

El Museo del Prado en el cine: 'La hora de los valientes'



El cine ha mostrado el Museo del Prado en más ocasiones de las que podemos imaginar. 
Para celebrar que hoy, 19 de noviembre de 2019, se cumplen 200 años de su apertura, recurro nuevamente a uno de mis cineastas de cabecera, Antonio Mercero, que con guión de él mismo y Horacio Valcárcel (es decir, el mismo tándem de 'Verano Azul'), llevó al cine, en 1998, 'La hora de los valientes', película que gira en torno a un trabajador del Museo del Prado -interpretado por Gabino Diego- en la Guerra Civil, en un momento en el que los cuadros son trasladados a Valencia para protegerlos de los bombardeos y efectos del conflicto. 
Con la historia del autorretrato de Goya y el anarquismo de fondo, la historia cuenta con un protagonista mayor como si 'estuviera vivo' y que sirve de escenario privilegiado para los acontecimientos. Ese es, precisamente, el Museo del Prado. 
¿Y la música? La banda sonora original fue compuesta por el músico vasco Bingen Mendizábal, que desgraciadamente se prodiga poco como compositor, cuando su obra ha sido siempre interesante. Es probable que su mejor banda sonora sea 'La madre muerta', la película de Juanma Bajo Ulloa, pero la partitura de 'La hora de los valientes' cumple con creces con las necesidades del filme. 
En el montaje de esta noche os ofrezco cuatro momentos para comprobarlo. Comienza el vídeo con los créditos. La extraordinaria labor de diseño de producción de Gil Parrondo ya se aprecia desde los instantes iniciales. La música se enmarca en un estilo tan marcial como propio de himnos tanto militares como nacionales, con toques y llamadas de trompetas que apostillan el carácter bélico de lo que sucede en la película. 
El segundo clip nos traslada a la rápida protección de los lienzos del Prado para su traslado, todo ello también con música amenazante militar remarcada por el tambor. No obstante, observad cómo resuelve el director y el compositor esta secuencia, al surgir una de las obras cumbres del Prado: las Meninas de Velázquez. El cuadro aparece trasladado en escena desde la derecha hacia la izquierda en un plano general y desaparece la música militar, que se transforma en una composición más amarga, mientras el personal del teatro se queda paralizado, de espaldas, observando la maniobra, firmes. La cultura, sus trabajadores, 'se cuadran' ante el arte supremo, no ante el poder militar
Una tercera secuencia del vídeo muestra un momento en el que Mercero nos enseña el museo en general. Me resulta llamativo que el tema que coloca Bingen Mendizábal en ese instante tenga similitudes con el preludio que Jerry Goldsmith compuso en 1965 para la película 'El tormento y el éxtasis', sobre la historia de Miguel Ángel Buonarroti, en donde precisamente el filme nos está comenzando a mostrar las excelencias artísticas del Vaticano. Os lo he puesto también en el vídeo para que lo comprobéis. 
Finalmente, Mendizábal culmina la película con un precioso tema en el que el oboe intensifica el efecto dramático de un final de despedida de la chica y el joven dirigiéndose hacia el autorretrato de Goya: "Salud, compañero".

martes, 19 de noviembre de 2019

Museo del Prado y Real Teatro de las Cortes


Hoy, 19 de noviembre, se dan dos felices circunstancias culturales. 
El Museo del Prado cumple 200 años, y por otro lado, el Real Teatro de las Cortes de San Fernando, emblemático lugar del parlamentarismo moderno y de la cultura, fue declarado Monumento Histórico Artístico el 19 de noviembre de 1935. Es uno de los pocos teatros de España que ostenta dicha catalogación. 
Dos conmemoraciones unidas por la cultura y por una fecha. Hubiera sido una magnífica ocasión para celebrar un evento en San Fernando con la participación del Museo del Prado a través de su patronato, que preside el ex ministro socialista Javier Solana. Claro que hubiera sido más fácil si el Real Teatro de las Cortes, en lugar de ser ahora mismo centro de polémicas laborales, hubiera contado con su patronato para ser gestionado, tal y como se aprobó por el Pleno municipal de esta ciudad ¡en febrero de 1999! Es decir, hace más de 20 años... 
Una ocasión perdida (otra). Seguro que en próximos años, para otros doscientos más del Museo del Prado o cualquier otra conmemoración de nuestro coliseo isleño, los gobernantes de la ciudad y sus asesores, que para eso deben de estar, piensan en una conmemoración como se merece nuestro edificio cultural e histórico más emblemático y la fecha de hoy. 
Ilustro mis palabras con una fotografía de tiempos felices en el Teatro de las Cortes. 
#hacefaltanivel

lunes, 18 de noviembre de 2019

Cumpleaños de Scorsese. Felicidades con la BSO de 'La última tentación de Cristo'



Martin Scorsese regresa a mi muro, en esta ocasión con motivo de su 77 cumpleaños en este 17 de noviembre. Lo felicito por ello y me sirve de justificación para la banda sonora que despide su día de celebración.
Es probable que, de todas las películas dirigidas por Scorsese en su carrera, la que posea una banda sonora más interesante sea 'La última tentación de Cristo' (1987). Un filme polémico en su momento para mentes estrechas que, como suele ser habitual, no quisieron entender el mensaje de la película y del libro anterior, quedándose con las imágenes narrativas dentro del imaginario mundo de Nikos Kazantzakis -la relación carnal de Jesús con María Magdalena, la bajada de la cruz por su propio pie ayudado por la niña/el demonio, su oficio de carpintero que hace cruces para los romanos- cuando, en realidad, la historia culmina con la victoria de Cristo sobre esa tentación que le pone en bandeja el diablo y de la que finalmente reniega.
¿Y la música? Cuando Scorsese no hace películas de mafiosos no emplea canciones ya hechas. En 'La última tentación de Cristo' contó con Peter Gabriel, el fundador del grupo 'Génesis', que apenas tiene compuestas cuatro bandas sonoras a pesar de haber manifestado en algunas ocasiones que le apasiona esta tarea. Es comprensible, se trata de un músico centrado durante toda su carrera en experimentar. Y para una película sobre Jesús tan inusual, con un salto temporal de dos mil años y en una localización tan definida étnicamente, contó con un caldo de cultivo que dio como resultado un excelente score.
Se trata de una banda sonora en la que la percusión juega un papel fundamental, en la que los sonidos y ritmos autóctonos se conjugan en ocasiones y muy acertadamente con instrumentación sintetizada y de una gran riqueza descriptiva. Peter Gabriel decidió además emplear instrumentos autóctonos de diversas culturas y países, como el duduk, una especie de flauta armenia; el surdo -bombo-; la tabla -unos tambores de origen indio-; el kamancheh, un instrumento de cuerda iraní, o el sintetizador analógico Profeta 5, del que por cierto existen muy pocas unidades en el mundo.
En el vídeo que he montado para ilustraros lo que os comento incluyo cuatro momentos de importante presencia musical: los créditos iniciales, donde ya el desarrollo del tema deja entrever el papel de los instrumentos de percusión tras un leit motiv que se repite en varias ocasiones en el filme de fuerte sentido étnico y dramático. Tras los créditos vais a ver la secuencia en la que Jesús -interpretado por un extraordinario Willem Defoe- predica en una de las ocasiones y contempla contrariado como la gente se marcha alentada por él pero soliviantada y con fines bélicos. Frustrado tras sus palabras, se acerca María Magdalena y Cristo decide aliviarle los pies ante la atónita mirada de los discípulos. Suena un hermoso tema con ribetes amorosos que, aun conservando sus mismas notas, el compositor lo transforma magníficamente en un signo de suma de fuerzas al introducirle percusión para la siguiente secuencia, que enlaza con el mismo tema.
 La tercera secuencia que os he elegido nos enseña a María Magdalena curando las heridas de Jesús en el inicio de su nueva vida tras renegar de la muerte en la cruz. Lo más lógico es que, en el comienzo de una secuencia de amor de esta índole, Peter Gabriel hubiera empleado el mismo tema con desarrollo que el anterior del alivio de los pies de la mujer. Pero no. El compositor no nos lo pone tan fácil y se decide por el tema de los créditos iniciales. ¿Con qué intención? Me decanto por pensar que el tema principal no deja de estar formado por golpes de percusión atormentada, que con un 'in crescendo' psicológico nos va mostrando la pugna interior de Cristo en sus dudas sobre su destino. Cuando Jesús yace en el lecho de la Magdalena, Gabriel no quiere escena de amor convencional, sino un amor que forma parte de ese atormentado destino y nos lo recuerda con la música de inicio del filme.
La cuarta secuencia nos lleva al final de la película. Jesús en su madurez descubre 'el pastel', es decir, que todo era un invento del demonio para tentarle, y le ruega encarecidamente al Padre regresar a la cruz para cumplir con su misión que ahora comprende a la perfección. Vuelve a sentirse en ella, a una regresión en nuestro tiempo -no en el suyo-, se observa crucificado y sonríe. Todo está cumplido, incluyendo haber superado su última tentación. Peter Gabriel acompaña todo ello con un tema minimalista de compases con cuatro notas que suenan en una misma escala que una campana de iglesia repicando por motivo gozoso, y nos muestra musicalmente que estamos no ante un final, sino ante un principio que comenzará con la resurrección.