sábado, 20 de octubre de 2018

Martin Scorsese, premio Princesa de Asturias de las Artes 2018: "Es de vital importancia mantener el arte en un lugar de honor y de estima en nuestra cultura"



“Siento humildad y sobrecogimiento por pisar la tierra que nos dio a Cervantes, Goya, Unamuno, Picasso, Lorca y Luis Buñuel, uno de los más grandes artistas de la historia del cine (...) 
 El cine siempre es el presente, siempre es el ahora. Las películas de Buñuel están más vivas y son más actuales que los twits, los mensajes esos de móvil. Peter Bogdanovich dice que no existe una película antigua, sino una película que no has visto (...)
Estoy preocupado por el futuro del cine. Me doy cuenta de que el arte siempre es muy frágil, se le trata como si no fuese esencial para la vida. Siempre hay alguien intentando poner al artista o al arte en su sitio, diciendo que es un lujo, una diversión. Pero el arte resiste. Y cuando todo vuelva a su cauce, el arte seguirá ahí, aun en pie, todavía presente, al margen de influencias populares, de la moda de la época. El arte con mayúsculas funciona al margen del contexto. 
Sin embargo, el arte es afectado por el clima en el que se crea, y estoy muy preocupado por el ambiente que se está creando alrededor del cine actualmente. Por un lado, tenemos lo que siempre hemos sufrido: ese constante menosprecio y marginación que ha sufrido el cine, que se le trata de escapismo. Por donde quiera que mires, tenemos imágenes en movimiento 24 horas al día inundando nuestras vidas. Sé que el propio cine lo conforman imágenes en movimiento, pero ahora el cine se ha convertido solo en una corriente dentro de una enorme vorágine de imágenes en movimiento. Tenemos una especie de menú con anuncios, un episodio de una serie de televisión, un vídeo de gatos, de perros o de cualquier tipo de animal, vídeos didácticos, un filme de Almodóvar, Reality Shows, David Lean y su Lawrence de Arabia, etc... y lo que ahora llamamos ‘contenido’, signifique esto lo que signifique. No me gusta esta palabra. 
 El debate serio sobre el cine, el juicio crítico particularmente en mi país, se ha cortado de raíz, ahora que el cine se está devaluando continuamente y la tecnología permite que cualquiera pueda hacer una película en cualquier lugar, ¿Qué supone esto para los jóvenes? Es posible que necesiten expresarse en una película a través de las imágenes en movimiento, pero ¿qué tipo de inspiración reciben con este ambiente que describo? ¿Cuál será el resultado? 
 Los valores de nuestro mundo se están erosionando de tal manera que no podemos estar seguros si estamos inspirados por el arte o la búsqueda de la verdad, o simplemente por lo comercial. ¿A dónde pueden acudir para conseguir esa valiosa inspiración? ¿Quien apoya al arte y a los artistas? Y lo que es más importante, el impulso de crear arte que se valga por sí mismo. ¿Cómo cambiamos este clima venenoso que nos rodea por uno en el que un joven artista pueda encontrar la luz que lleva dentro de sí mismo, esa chispa, esa alma, el duende? 
Es de vital importancia mantener el arte en un lugar de honor y de estima en nuestra cultura. Es aun más importante respetar la libertad de elección, de pensamiento, de acción que conduce a la creación del arte para darle a los jóvenes la confianza y la capacidad de trazar su propio camino en la vida. (…) 
Tenemos a Cervantes, a Don Quijote que luchó contra los molinos de viento. Se ha dicho que aquellos molinos podrían haber representado la tecnología de su época, así que para preservar aquel espíritu, luchó contra esa tecnología. Con esta imagen en mente, uno de los grandes iconos de nuestra civilización, podremos encontrar nuestra manera de conquistar la tecnología para que los artistas puedan utilizarla en lugar de que ocurra lo contrario, cuando la tecnología usa a los artistas. Acepto este premio en nombre de la libertad y la perspectiva para encontrar la paz, la tranquilidad y la perspectiva para no dejarse llevar por todas esas categorías absurdas actuales, por los juicios triviales, los sistemas de calificación, los pronunciamientos de moda, para poder llegar a ver todo ese camino que conduce a la revelación de lo que no se puede nombrar, sino sentir, para aquellos de nosotros que encontramos la gracia también de expresar a través del arte”.

Y es aquí cuando termina su discurso y se me escapan dos lagrimones.

Por cierto, el pasado mes de mayo dediqué un reportaje precisamente a la figura de Martin Scorsese bajo un premonitorio nombre con respecto al premio Princesa de Asturias 2018. Si os lo perdísteis, os recuerdo su enlace y os invito a verlo: 

viernes, 19 de octubre de 2018

Preparativos para el rodaje de la serie 'The Crown' en San Fernando: el Arsenal de La Carraca se transforma en unas calles griegas escenario de enfrentamientos


En la tarde de este miércoles daban los últimos retoques en el Arsenal de La Carraca de San Fernando para que ayer jueves tuviera lugar el rodaje de la exitosa serie de Netflix 'The Crown'. 
Una parte de las instalaciones militares del arsenal ha sido seleccionada para 'transformarse' en unas calles griegas donde en pantalla vamos a ver mucho jaleo a tenor de lo que he podido comprobar. Podéis verlo en este vídeo en el que he recogido cómo estaban trabajando en ello los técnicos de producción el día antes de grabar.
Espero que os gusten estas imágenes después de que haya podido acceder a un recinto al que precisamente no se puede entrar por dos razones, su carácter militar y ya sabéis que los rodajes no son lugares a los que se permita el acceso. A quien me lo ha facilitado, gracias de corazón.
Ya ayer jueves no se pudo grabar nada y las cámaras fotográficas bien guardadas por instrucciones de los responsables de producción. Acompañé a la alcaldesa de la ciudad, Patricia Cavada, que fue a visitar el set de rodaje por la mañana. Es lógico, se trata de una gran producción que dejará para la posteridad el nombre de San Fernando en sus créditos y en la lista de producciones audiovisuales que se han rodado en este municipio, desde la popular 'Cateto a babor' hasta la nominada a Oscar 'El amor brujo' de Rovira Beleta, 'Muere otro Día' de la saga de James Bond, 'La leyenda del tiempo' de Isaki Lacuesta, 'Camarón' de Chávarri...
La actriz Helena Boham Carter, entre otros y otras, que encarna a la princesa Margarita, hermana de la reina Isabel II, en esta tercera temporada, ha estado en el rodaje. Por cierto, podemos sentirnos enormemente orgullosos: recordad que los créditos de 'The Crown', que recuerdo en el vídeo que os subo, fueron creados por un isleño y amigo: Javier León.
Si os apetece estar al día sobre todo el tinglado del cine y lo audiovisual, os invito a suscribiros al canal Último Estreno a través de este enlace: 








sábado, 6 de octubre de 2018

viernes, 5 de octubre de 2018

‘El Reino’: la corrupción política convertida en transformismo policíaco


Hay dos maneras de analizar ‘El Reino’ y debemos ser cautos con ello, porque la parte por el todo nunca resulta justo. La cinta de Sorogoyen, un solvente cineasta gracias a ‘Que Dios nos perdone’ o ‘Stockholm’ y un buen lote de producciones televisivas como ‘Frágiles’ o ‘La pecera de Eva’, tiene una lectura guionística en particular y otra cinematográfica en general. Es de recibo pensar que cualquier producción puede diseccionarse entre ambos planteamientos, pero si la cinta de Sorogoyen se basa en la corrupción política sin ambages nada más comenzar su metraje –otra cosa es lo que sucede después y ahora hablaremos de ello-, resulta obvio que el asunto llama la atención al espectador y entonces la película corre el peligro de ser bien recibida por adentrarse en vericuetos políticos que no suelen reflejarse en las pantallas de nuestro cine patrio. ¿Miedo a quedarse aislado, a moverse y no salir en la foto de las subvenciones y el trato con el poder? Quizá. Pero una película con políticos que viven de manera indecente gracias al dinero público lleva a la gente a las salas. A las pruebas me remito. 
Por eso, guionísticamente tiene una visión y ya después podemos entrar en la solvencia direccional, sobresalientes momentos como el de la casa a donde acude apresuradamente Manuel Gómez en busca de la documentación que lo redima y mantiene entonces el pulso con los adolescentes, o por el contrario aspectos técnicos como la desafortunada banda sonora o un tufo a estilo de dirección televisiva que lastra estéticamente la película. 
Como guión donde reflejar las miserias de la política, la película es engañosa. La prometedora exposición de motivos, el brillante inicio en el restaurante, el desarrollo de una trama con altos cargos en connivencia y odiándose unos a otros, los lugares ocultos y entre alcoholes donde lo sibilino con los jueces –también hay mucha estopa para ellos- se encamina, como una serpiente venenosa hacia el ‘stablishment’ del poder que, como en un momento dado se pone en boca de uno de los participantes en la trama, amenaza con caer estrepitosamente y mucho más allá de un quítame allá a varios concejales o consejeros que han metido la mano y no hay donde hilvanar. 
Pero entonces da lástima que Sorogoyen cambie de registro la película de manera tan abrupta y prefiera hacer un filme en el que la acción toma el relevo de lo que caminaba por arriesgados pero valientes derroteros, y ‘El reino’ termine por convertirse en un filme policíaco, con accidentes calculados, con acción a raudales (¡otra vez el dolor de oídos con el espantoso y televisivo score de Olivier Arson!) y el desenlace se encamine a una puesta en escena de gran artificialidad y que, en otro alarde de inteligencia -más que honestidad cinematográfica- por parte del director, trate de devolvernos al ámbito de la política que daba sentido a la trama, en un mano a mano con el cuarto poder. Fácil, resultón y magnético ante un antológico Antonio de la Torre y Bárbara Lennie convertida en Ana Pastor. 
Inconmensurable, como siempre, Josep María Pou, como cargo político de alto nivel tratado a distancia con el espectador como reclama el personaje, ‘El Reino’ se desenvuelve a caballo entre la intriga política y la acción con una clara victoria, desgraciadamente apabullante, de la segunda. Con enumerables aciertos y numerosos errores especialmente e insisto conceptuales sobre lo que la película ‘quiere ser de mayor’, lo peor de todo es que ella misma va adquiriendo cuerpo hasta que sucede lo más temido: ir gustándose ante el espejo, recrearse en su aparatosidad exterior y hacer de la historia un ‘tour de force’ para rizar el rizo de la autocomplacencia. 
Una lástima que aun tengamos que esperar para imbuirnos realmente en el cine de las cloacas más empozoñadas de la política, ante esta oportunidad perdida.

domingo, 2 de septiembre de 2018

'En las estrellas'. Lo más importante en la vida es el cine




Salgo absorto del cine con la propuesta que Zoe Berriatúa me acaba de plantar ante mis ojos. 
Sin ambages, aun cuando existen dos mundos que conforman dos películas en una con la complejidad que supone engarzar la realidad y la ficción de una manera tan brutal, el cineasta madrileño ha subido a lomos de un rocín a su particular Kubrick (consciente físicamente de ello un gran Luis Callejo) para recorrer los decadentes escenarios de un mundo que ya no es el de la época dorada de los artesanos del celuloide. 
Si hay amor desmedido al cine, si existe libertad de movimientos como resulta obvio a tenor de la obra final verbi gratia a un productor poco dado al comedimiento, surge una excelente, aunque desasosegadora película, con preguntas obligadas: ¿Estamos ante todo frente a un drama social edulcorado con la simbología, la estética, la magia del cine de cartón piedra de antaño? ¿Es ‘En las estrellas’ un incondicional homenaje al cine como leit motiv, en el que todo es una excusa para nadar contracorriente, incluso en otras mareas que no son las del gusto del público actual?
Creo que la respuesta la aporta Víctor en un momento del filme: “Lo más importante en la vida es el cine”. Pero como si Berriatúa no quisiera perder el mando de la nave ni jugar a favor de uno u otro concepto, inmediatamente contrarresta con Ingmar: “Tienes que buscar un trabajo”. Y vuelve a surgir en el espectador la duda ante lo que estamos viendo. 
Es probable que el público más ortodoxo se quede en la superficie, mientras que los que pertenecemos al resto volvamos a las salas para conmovernos con memorables momentos como la primera ocasión en la que Víctor e Ingmar llegan a la sala de rollos de películas del cine o surjan ante nuestros ojos los decorados de aquellas obras maestras de Griffith o Lang
Decía que hay dos películas en una y tiene mucho que ver con la dicotomía anteriormente expuesta. La vida real, representada por Ingmar, y el mundo de Víctor. Ambos, engarzados como un mecanismo de relojería, han sido plenamente entendidos por Iván Palomares, cuya banda sonora se convierte en cuaderna maestra de ellos. Rabiosamente agridulce, con un piano y cuerdas que apostillan la soledad de un caballero andante que espera ser redimido por una Macarena Gómez testimonial, la música de Palomares cambia sustancialmente cuando los cohetes, las lavadoras y el frigorífico vuelan por el espacio, cuando Víctor crea sus cuentos y nos lo ofrece al espectador, para musicalmente homenajear al cine primigenio. Debe haber sido un reto musicalizar unas historias que, me temo, el espectador ‘estándar’ va a mirar con ojos incrédulos. El mismo espectador que dio licencia a que los personajes de la gafapastista ‘La La Land’ volaran de aquí para allá, pero es incapaz de sumergirse en el maravilloso mundo que Berriatúa me acaba de ofrecer ante mis ojos, como decía. Conmovedor, sin fronteras para la creatividad, sin sensiblería pero con el llanto queriendo arrancar por la desazón que provoca la muerte del cine, omnipresente en esta fábula Bergmaniana, surgiendo de manera cruel en un parque de atracciones abandonado, en un camión con latas de celuloide, en unas fotos de Víctor en la pared de tiempos dorados…Así es ‘En las estrellas’.
Qué gozada tan amarga, joder.