martes, 3 de octubre de 2017

'Madre!', de Aronofsky. La salvaje parábola de la ambición


Sentarse en la butaca. Comenzar a recibir el mensaje a través del desarrollo de imágenes, de ideas ¿Ideas? La piedra angular del cine es contar historias a través de las ideas: las que cada cineasta utiliza particularmente para construir e hilvanar el metraje, técnica y guionísticamente. Las ideas estilísticas de cada autor como vehículo necesario para la idea formal, profunda. 'La idea', en definitiva.
Hace mucho tiempo que sentarse en una butaca se convierte en un ejercicio de contemplación de pulcritudes formales transformadas en el envoltorio de lo inane. Y entonces el axioma del cine salta por los aires, pierde su sentido, y no sólo no detectamos que no existe más allá de una estética vacía, sino que además nos invade la certera sensación de que no va a ocurrir nada en los minutos que restan hasta los créditos finales. Estética que conduce a la estática, que de eso saben Nolan y compañía.
Por eso Aronofsky llega para despertarnos del sillon abofeteándonos el rostro sin contemplaciones y golpeándonos el alma interior hasta agotarla, yo diría que destrozarla exprofeso, ante una parábola bíblica más allá de lo simplemente ético, con un filme que, para empezar por lo esencial -aun pecando para algunos de demagogia en mis palabras- nos salva de esa frustración continuada que produce la carencia de mensaje en la mayoría del cine contemporáneo.
Es como un Hitchcock asalvajado. Sabemos que algo va a suceder a cada segundo, a cada plano de un gigante puzzle de incierto encaje, desde que la cámara nos magnetiza con el poder de la expresión de Jennifer Lawrence. No es el surrealismo aparente lo que nos inquieta. Ni siquiera nos enerva la indecisión de la protagonista ante lo que va ocurriendo como sucedería visionando cualquier otra película. Es la atmósfera argumental, más que visual, que crea el cineasta, que no da lugar a 'perder el tiempo' con lógicas en la mente del espectador ni alternativas a la atónita asfixia que padecemos, que nos envuelve sin posibilidad de darle un giro al inminente apocalipsis que se avecina.  
Brotándonos en la foto-fija de nuestra retina 'El ángel exterminador', 'El resplandor', el cine comercial de casas vivientes, como si surgiera el anticristo de von Trier o jugáramos divertidamente con Haneke, la principal virtud de Aronofsky no es provocar: es lograr que pasen cosas y el espectador desconozca el por qué, antes y durante, hasta el punto de provocar la desazón más desorientativa de las últimas cosechas cinematográficas. Pasan cosas y nos desalientan. Y eso, entre las paredes de una casa aislada y con una pareja como protagonista, la abundancia de primeros planos y sin una sola nota musical, tiene un extraordinario mérito que demuestra el talento de quien nos ofrece, de manera admirable, simple y llanamente una parábola sobre la ambición humana, el egoísmo y hasta donde es capaz de llegar el ser humano para conseguir un mundo plagado de seres arrodillados e irredentos necesitados de la bendición, el perdón y la palabra hecha escritura. Capaz incluso de sacrificar a un hijo del que comen y beben su sangre ante una madre desesperada que no entiende lo que está sucediendo, virgen paradójica y rota en cartelera. ¿Les suena la historia?

ESCUCHA MI CRÍTICA EN IVOOX:  http://www.ivoox.com/21246477



domingo, 1 de octubre de 2017

Yo siempre fui feliz en Cataluña


Yo siempre fui muy feliz en Cataluña, y aquellos años de mis primeras experiencias relacionadas con el cine en Barcelona o en Sitges fueron inolvidables. Allí me abrieron muchas puertas, me trataron magníficamente y me acuerdo mucho de mi amigo Ricardo Gil, de Cinesa. Y de Xabier Catafall, de Joan Lluis Goas...
Ricardo era el director de Marketing de la exhibidora que fundó Alfredo Matas y formaba parte de la organización del Festival de Cine Fantástico de Sitges. Metió a un veinteañero como yo en todas las furgonetas que iban de un lado a otro para llevar a los actores con la gente del festival, que cargaban equipos, publicaciones del festival... Recuerdo el año en el que fui detrás con Peter Greenaway antes de que diera una rueda de prensa en el Port Aiguadolc y en su comparecencia le di tal caña con aquella cosa que había estrenado, 'El niño de Mâcon', que tras la tensión no me atreví a regresar en el mismo vehículo con él. Y andando hasta el Audori es media horita como mínimo...
Fui tratado impecablemente en los hoteles en los que me alojé durante seis años, en los bares y restaurantes, en las tiendas, en los transportes públicos. Así que, batallitas aparte: ¡qué triste este 1-O!




martes, 19 de septiembre de 2017

Música para 'Último Estreno': la fanfarria inesperada de José Manuel Belizón



En estos días de mediados de septiembre se cumplen nada menos que 28 años desde que por vez primera se emitiera en Radio La Isla el programa 'Último Estreno'. Ya hace doce que dejé de acompañar por las noches a tantos aficionados al cine durante aquellos inolvidables años.
No ha podido haber mejor regalo de cumpleaños. Ni me lo esperaba, ni tenía ni idea de nada de algo que se 'cocía' desde aquellos años, pero desde este mediodía me he emocionado en varias ocasiones cada vez que lo he leído y escuchado.
Mi buen amigo, contertulio en distintas ocasiones de Último Estreno para hablar de bandas sonoras y magnífico músico José Manuel Belizón me ha sorprendido con una careta-sintonía que ha compuesto en recuerdo de aquellos años en los que nuestra sólida amistad se fraguó entre los muros de aquella emisora y noches en las que, junto a él, compartí tantas emociones con una persona indispensable entre mis amigos, su hermano Francisco Javier Belizon Perez, y ese cacho de pan y musicazo que es Jose Dopico. De repente, me he visto con estos folios escritos por él y el audio de la composición, en donde José Manuel ha reflejado a la perfección lo que significó aquella larga experiencia y lo que nos ha unido en nuestra vida: el amor a la música y a la música de cine.
Y yo tengo que compartirlo con vosotros entre emociones en uno de los días más felices de los últimos meses, porque sé que hay un buen grupo de oyentes de Último Estreno que los tengo como amigos y les alegrará saberlo. Y porque un honor así, un más que un detalle, un regalo patrimonial procedente de un compositor como mi amigo José Manuel, lo tengo que agradecer públicamente. Gracias, estoy muy emocionado hoy, de verdad, como ya te he dicho en nuestro rato de conversación que, junto a Paco y Jose, prolongaremos las horas que necesitemos en próximos días para recordar aquellos años que tanto aprendimos unos de otros y nos marcó.
Un temazo el que ha escrito Jose que no se quedará aquí. Ya no digo más nada. Solo GRACIAS, amigo, compañero y maestro. La gratitud siempre, siempre debe ser una máxima sobre todas las cosas y contigo más aun.







lunes, 11 de septiembre de 2017

Tiempos convulsos y lugares para reflexionar


Los últimos días de las vacaciones hemos estado en Madrid. Visitar la capital de España es bueno para, en momentos políticamente complicados, aprender aun más sobre nuestra historia y el funcionamiento de las instituciones. Solo teniendo un constante afán de conocer podemos hablar con propiedad sobre muchos asuntos que creemos entender cuando en realidad nos queda mucho por saber.

El Congreso de los Diputados siempre impone, tanto por lo que simboliza como por lo que existe y se decide entre sus muros. Y la exposición 'Habla pueblo habla' sobre el 40º aniversario de las primeras elecciones del periodo democrático actual, con abundante documentación sobre la época, material videográfico, cartelería y propaganda de los partidos por aquella época ayuda a entender lo que costó y supuso para este país construir nuestro actual estado del bienestar. Imperfecto, con ajustes que llevar a cabo para un futuro que ya es presente, pero se ha derramado mucho sudor -y sangre- tanto en la calle como en los despachos, donde también se trabaja, para construir nuestra actual España.
Unas visitas y repaso por otros lugares históricos también contribuyen a enorgullecernos por lo que hemos sido y pensar que debemos ser conscientes de que necesitamos saber, conocer, emplear el tiempo en aprender -también de los errores- para legitimarnos a la hora de elegir el futuro que queremos que, insisto, ya es presente.
Se acabaron las vacaciones. ¡A currar!


sábado, 12 de agosto de 2017

¿Ha plagiado Michael Giacchino su banda sonora para 'La guerra del planeta de los simios' de Super Mario 2?

Parece que existe cierto revuelo musical tras las acusaciones vertidas contra Michael Giacchino y su banda sonora para 'La guerra del planeta de los simios'. De ritmo vertiginoso, con un metraje algo extendido en el tiempo pero convertida tras su estreno en una más que digna continuación de la historia del enfrentamiento entre hombres y monos, la música es uno de los elementos más destacados del filme dirigido por Matt Reeves. Y los fanáticos de los vídeojuegos se han encontrado con que uno de los temas que acompaña a la película en varias ocasiones es igual en sus notas y desarrollo que el que en 1988 compusiera Koji Kondo para Super Mario 2, concretamente el denominado 'Wart Battle'.

De manera que han empezado a viralizarse noticias y vídeos comparativos entre ambas bandas sonoras para poner en jaque la originalidad de Giacchino y de alguna manera dejar la huella de la acusación de plagio.

El asunto de bandas sonoras con algunos temas que "nos suenan algunas notas" de otros anteriores, de música clásica o de alguna otra procedencia no es nuevo, y cuesta trabajo poner de acuerdo tanto a los profesionales como a los aficionados. Dado que no pertenezco al primer grupo y sí al segundo, diré desde mi modesto punto de vista que la utilización de una serie de notas o compases para desarrollar un tema que generalmente desemboca en música distinta a la primitiva no puede considerarse copia. Estoy de acuerdo en que la expresión sobre una obra "inspirada en una anterior" se convierte en un cajón de sastre en el que cabe la buena y la mala fe, pero discernir entre quiénes son los que las practican para salvar del fuego a compositores con los que tenemos filias y condenar a otros que nos producen fobias es una tarea arriesgada e injusta en la que ni siquiera se ponen de acuerdo los críticos y los propios creadores. Y conozco a unos cuantos.

Resulta curiosa la comparativa entre una parte del score de Giacchino y la escrita para el fontanero más famoso de la historia, pero no por ello secundo la acusación de plagio. Digamos que el compositor de la última secuela de los simios emplea un patrón de gradación en el que va descendiendo en la escala, en un mismo tempo y que es utilizado habitualmente por los compositores en lo que podríamos definir como música incidental. Cierto es que estamos hablando de un pequeño leit motiv del filme que se repite en varias secuencias, pero no de un tema desarrollado hasta el punto de disfrutar de un inicio, una evolución y un final. Claro que en estas 'secuencias musicales' tiene mucho que ver aquello de la coda, dal segno, da capo y esas cosas que dejo para los que saben. Veamos el vídeo comparativo:


Continuando con las notas empleadas por Giacchino, hay tantas posibilidades de que de joven haya jugado al Super Mario 2 y algo de su música se le quedara en la cabeza como que fuera un incondicional de 'The Patriot', la película dirigida por Roland Emmerich en el año 2000 con banda sonora de John Williams. El tema principal inicia su desarrollo con las mismas notas que los dos que hemos oído en el vídeo anterior y en el mismo tono:


Es decir: creo firmememente que se está utilizando un patrón, un modelo, que no puede considerarse un plagio. Otro ejemplo de similares características lo pudimos escuchar cuando James Horner compuso la celebrada banda sonora para 'La máscara del Zorro', en la que la inspiración y los sones de la música española y flamenca son notorios. Una vez vista la película y escuchado el tema de inicio varias veces, uno se pregunta dónde hemos oído antes esas notas. Y al hacer un ejercicio de memoria musical recordamos que ese patrón del que estamos hablando bien puede ser el mismo de aquella pieza tradicional tan nuestra de 'El Vito'. Compruébenlo en los siguientes vídeos, exactamente en el del score de Horner a partir del 1'07'':


  
En definitiva, que esto de la música, máxime cuando estamos hablando de composiciones escritas para la descripción de imágenes y de una complejidad en su factura generalmente poco reconocida por quienes la oyen, cuenta con muchos puntos de vista sin dejar de ser apasionante. Los veredictos sobre plagios o 'inspiraciones' los dejo para los profesionales :-)

lunes, 7 de agosto de 2017

Adiós a Teresa, la única hija viva del alcalde Cayetano Roldán


Teresa, la única hija del alcalde Cayetano Roldán que seguía viva, ha muerto con 96 años. Se va con la pena de no darle sepultura digna a los restos de su padre ni de sus tres hermanos fusilados. No ha dado tiempo...
Mañana lunes a las 17:30 se celebrará una misa en la iglesia de san francisco. Que la tierra le sea leve. Un afectuoso abrazo a la familia.
Me viene a la memoria mi primera visita a la fosa de Puerto Real, donde el arqueólogo Jesús Román me contaba cómo una mujer anciana venía casi a diario, desde mucho tiempo atrás, a ver si por fin alguien le decía "algo" de su padre, que entre decenas y decenas de fusilados y sepultados, estaba segura se encontraba allí. No sé si le dará tiempo...
Y en las proximidades de donde se halla este hombre anónimo, los restos de Cayetano Roldán que algún día sabremos con exactitud cuáles son.
Y a eso sí espero que a mí al menos me dé tiempo verlo.

jueves, 27 de julio de 2017

22 años sin Miklos Rozsa


El 27 de julio de 1995 fallecía Miklos Rozsa. Por entonces me pilló de vacaciones en mi trabajo y supe de la noticia por un breve comentario en un informativo de televisión. 
Han pasado 22 años desde que nos dejó uno de los más grandes compositores de música cinematográfica de la historia.
Porque la adoración de los magos en Ben-Hur, a pesar de la sorprendente torpeza de Wyler rodando esta secuencia, no es la misma sin el tema que compuso el gran Rozsa. Ni las notas que suenan cuando en pantalla aparecen Judá y su madre. Ni las paradas romanas imperiales. Ni El Cid es el mismo si no suena la música del compositor húngaro en pantalla. Ni el desbordante romanticismo de 'Recuerda' podría estar guardado toda nuestra vida en un rinconcito de nuestra cabeza.
Larga vida a la obra de Miklos Rozsa y un beso muy fuerte a su hija, Juliet Rozsa, la hija orgullosa de un maestro irrepetible, de una época dorada, de un estilo inconfundible, de un sentimiento que de joven se quedó para siempre. De quien ponemos su música en la madrugada y nos eclipsa la vista cerrando los ojos trasladándonos a esas escenas que no volverán jamás...


sábado, 1 de julio de 2017

Camarón desde la perspectiva de Chávarri y con Óscar Jaenada en la mesa redonda


Este fin de semana continúan en San Fernando (Cádiz) los actos que giran en torno a la fecha del 2 de julio, cuando se conmemoran los 25 años del fallecimiento del artista Camarón de la Isla. Este sábado, el Centro de Congresos acoge la proyección de la película 'Camarón', que dirigió Jaime Chávarri en 2005.
Se trata de un acto aportado al programa central de esta conmemoración por la Real Academia de San Romualdo, la institución cultural "más importante de la ciudad", según ha indicado el Consistorio de San Fernando. Este acto dará comienzo a las 19,30 horas y la entrada será libre.
Una vez finalizado el pase de la película tendrá lugar una mesa redonda en la que se tratará la figura de José Monje Cruz desde la perspectiva que ofrece el filme ganador de tres goyas de la Academia de Cine de España. En ella participará el actor Óscar Jaenada, que encarnó a Camarón y por cuyo papel ganó el Goya, y que "está disfrutando de una exitosa carrera cinematográfica trabajando en películas como el biopic del Che Guevara, la saga de 'Piratas del Caribe' o la biografía de 'Cantinflas' que ha protagonizado, ejemplos de producciones" fuera de las fronteras de España. La mesa redonda contará con el actor isleño Martín Bello, que encarna en 'Camarón' a Manuel Monje, hermano del genial artista, y Alfonso Begara, intérprete granadino que realizó el papel de 'Tomatito'. El debate estará moderado por el periodista José Carlos Fernández Moscoso.
Será un evento de entrada libre como también lo será el que se llevará a cabo en la plaza de la Iglesia a partir de las 22,30 horas, que acogerá un concierto en el que se podrá disfrutar de la perspectiva más novedosa y el estilo fusión de la música que hizo posible Camarón. Se trata de un espectáculo musical en el que actuarán los grupos 'Los brujos del sur', Gipsy rock' y el grupo 'Musho gitano'.
La programación de este domingo 2 de julio será acorde con la relevancia de esta fecha en la que se recuerda el día concreto del fallecimiento de Camarón de La Isla. Así, se celebrará un macroconcierto público y gratuito dedicado a Camarón que tendrá lugar en la plaza de la Iglesia, que contará con la participación de José Mercé y Arcángel. Este espectáculo comenzará a las 22,30 horas y lo iniciarán los artistas isleños 'Paquito de La Isla', Jesús Castilla y María la Mónica. También participará David Nieto al baile.
El mismo domingo está previsto que el Ayuntamiento lleve a cabo una ofrenda floral en el mausoleo de José Monje en el cementerio isleño y en los días siguientes la peña Camarón de La Isla celebrará la misa que cada año dedica al artista
(EUROPA PRESS)

lunes, 19 de junio de 2017

La pregunta del millón sobre los Encuentros de Música de Cine de Sevilla



ABC publica hoy a doble página un interesante reportaje sobre la estrecha (y abruptamente rota) relación de Sevilla con la música de cine. De la mano del compositor, escritor y amigo Andrés Valverde se recuerdan aquellos Encuentros de Música Escénica y Cinematográfica que, gracias principalmente al trabajo y tesón de su coordinador, Carlos Colón, trajo hasta la capital hispalense en las décadas de los ochenta, noventa y hasta la mitad de la primera de 2000 a compositores como Elmer Bernstein, Ennio Morricone, Patrick Doyle, Gabriel Yared, Howard Shore, Georges Delerue, José Nieto, Roque Baños... 
Una interminable lista de grandes, y otros no tanto pero siempre interesantes, que nos alegraban el otoño a los aficionados a la música de cine y quienes hacíamos radio o prensa relacionado con ello. Noviembre era sagrado, y con amigos como Francisco Javier Belizón Perez, José Manuel Belizón o José Dopico vivíamos intensamente varios días en el que, entre ruedas de prensa, ensayos, conciertos y darle la lata a Rocío Castro del Teatro de la Maestranza, que me aguantaba con las peticiones de entrevistas, vivíamos decenas de anécdotas que aun recordamos con mucho cariño. Desde lágrimas de emoción con la ROSS a mi gran amigo Paco Belizón indignado partiendo el programa de mano de Michael Nyman nada más salir del concierto. Él es así, es pa quererlo... ¡Lo que yo he aprendido de él a la hora de escuchar música! 
Eran tiempos de hoteles a última hora, de trenes de horarios imposibles, de descubrimiento de bares por Sevilla y de discusiones de madrugada, copa en mano, sobre si era mejor uno compositor que otro. De Howard Shore por dos veces, cuando aun no había escrito 'El Señor de los Anillos' y apenas nadie reparaba en él por los pasillos del teatro, y después con cientos de seguidores esperándolo ya en 2004 (en una de las fotos aparecemos al salir del teatro para refrescarnos tras una entrevista). O las dos ocasiones también de Goldsmith, una de ellas con dos conciertos y uno dedicado a Bernard Herrmann. De Morricone y su altanería, perdonada por ser maestro (aunque Paco no se la perdona ni por asomo)... 
Nos faltaron Barry y John Williams por citar dos ejemplos, pero las razones por las que no pisaron nunca suelo sevillano están explicadas en el reportaje. Aquí lo tenéis: 


Seguro que muchos de los amigos que compartimos años de amor hacia la música de cine esbozaréis una sonrisa agridulce al leerla. La pregunta del millón es: ¿Qué hace desaparecer estos Encuentros que reunían a aficionados de todas partes de España, es decir, el papel casi se agotaba o en ocasiones incluso ni había? ¿Por qué Sevilla se decanta por un festival de cine millonario en lugar de la música de cine y hoy, habiendo transcurrido el tiempo y tras un gasto económico pírrico, el festival de cine hispalense no ha logrado estar entre las grandes citas cinematográficas del año, ni en el mundo y ni siquiera en España? ¿Qué dice Carlos Colón a todo esto?


lunes, 12 de junio de 2017

Feliz cumpleaños, don Luis

 
 
Hoy hubiera cumplido 96 años. Estuvo en activo hasta última hora. Debería haber nacido un poco más tarde, para que en estos años hubiera estado aun con nosotros y con capacidad para ponerse ante la cámara. Escribir lo que pudiera rodar hoy le hubiera sido fácil ante tanto Bárcenas, Rato y Pujoles varios sueltos.
En la página 130 del libro 'La Isla, lucha o revienta' de José Carlos Fernández Moreno, se cuenta una anécdota de cuando Luis García Berlanga vino a San Fernando tras mis gestiones para la Fundación de Cultura. El autor del libro escribe:
"Yo, personalmente, fue en mi coche a recoger a Berlanga al aeropuerto de Jerez. Una vez llegados a La Isla, dimos un paseo en el vehículo y le mostré el barrio de la Pastora. Le encantó. En pleno recorrido, de improviso, me dijo con insistencia: "Para, para, José Carlos...". Frené casi bruscamente. "¿Qué pasa" -le pregunté sobresaltado-, "¿Ocurre algo?". "No, no, no pasa nada, pero estas fachadas las tengo yo que tocar". Y efectivamente, bajó del coche y se puso a pasar sus dos manos por las cales de aquellas casas a las que observó con mucha curiosidad, sus casapuertas, sus cierros, incluso escudriñando por algún postigo entreabierto. "Mira, mira, son como los decorados de mis películas...", me decía a voces con semblante de complacencia. Aquella fue una jornada inolvidable y de las que más me he reído en mi vida".
Doy fe de aquello. Feliz cumpleaños donde quieras que estés, don Luis. "Austrohúngaro". 
 
 

lunes, 5 de junio de 2017

La calle más justa para Alfonso Berraquero



No me cabe la menor duda. Si el maestro Alfonso Berraquero volviera a vivir y supiera que su nombre ha sido objeto de dos polémicas ciudadanas en solo cinco meses, volvería a morirse.
Enemigo acérrimo del onanismo artístico, de la megalomanía y de la lisonja para bien o para mal. Del protagonismo de los atriles que tanto atrae a muchos de los gremios que lo rodearon en su vida, ahora estaría desconsolado y asqueado.
Primero porque contemplaría atónito como en diciembre surgía la polémica sobre el destino de sus restos, los de un Predilecto de La Isla que tuvo su hogar familiar en Bonifaz y en la Pastora el de sus hijos e hijas que esculpió sin que nadie vaya a saber jamás qué se le podía pasar por la cabeza y las manos a un artista de esta categoría cuando golpeaba la gubia entre el humo del omnipresente tabaco, a las dos de la madrugada, o al despertar a las siete antes de marchar a dar clases. 
Ahora, el enfrentamiento se suscita por la calle que se le quiere dedicar. Una petición popular, de las que vienen de la Pastora, es decir, popular intrínseca, legítima. Palabra de La Isla. Digo que una solicitud que venía canalizada para pedir que la calle Maldonado pasara a rotularse con el nombre del genio isleño. A él ya a priori le hubiera horrorizado esta petición, pero sus amigos creen, creemos, que las calles donde nos movemos cotidianamente se convierten en la extensión de nuestros hogares si estamos hablando de la Pastora. Porque de Ancha o Jesús de la Misericordia, de Hernán Cortés o San Dimas al altar de la Virgen de la Salud o al Nazareno de La Pastora solo hay un pasillo marcado por cierros y mosaicos, por morera vieja hacia espadaña y una puerta en el corredor que da a la cocina de Rosa y el Churre. No sé si me entienden los de la nueva política, los comuneros del siglo XXI que venían a romper con todo y finalmente se han metido en el casting de El Ministerio del Tiempo para rescatar la memoria de Maldonado. New Deal podemita, con un desorientado e innecesario as en la manga para borrar de un plumazo al fundador de la Marina castellana y volver locos a ochenta vecinos de la calle Bonifaz. Al final, en esta Isla inmovilista, en cuyo barrio más añejo no hay calles dedicadas a fascistas sino a santos, heroínas de la libertad y maestros de la Carraca, hasta los revolucionarios vienen a hacer la revolución con cabecillas del medievo y extraña soldadesca de compañeros de cama, donde aparecen como héroes de la causa comunera quienes han borrado de la faz política de la tierra, de parlamentos y plenos, a una izquierda clásica, secundados por sus propias víctimas posando en la foto. Paradójico.
Es lógico y legítimo que la gente que ha querido a Alfonso de verdad reclame la calle Maldonado para él. Tienen claro que si Berraquero hubiera nacido en Sevilla, en Madrid o vaya usted a saber dónde, lo menos que hubiera sido para la historia, con todo lo que ello supone de honor, es tener el título de Hijo Predilecto de la ciudad que lo vio nacer. Es la calle donde está la hermandad que él ha engendrado, donde ha pasado muchas veladas trabajando por sus titulares, de Bonifaz a la Pastora y de la Pastora a Maldonado. Está en el barrio que se siente orgulloso del artista y de quien en vida, que todo hay que decirlo, sufrió los ataques torticeros de envidiosos y criticonas pertrechados tras teclados desde donde han vomitado la mierda que llevan, la mierda que son. Esta Isla es jodida para eso y para entender que por la calle del "ya voy", se va a la casa del "nunca", que decía Cervantes. Así que es ahora el momento de inmortalizar en el callejero, sin más dilación, a quien con seguridad hubiera tenido ya una casa-museo en el Soho de Nueva York o un recoleto pasaje en Montmartre. Y es que allí, por lo pronto, Juana La Loca no tuvo nada que hacer.

domingo, 28 de mayo de 2017

Mi primera banda sonora rayada. Georges Delerue y 'Ana de los mil días'


Tal día como hoy, el 28 de mayo de 1533, el arzobispo de Canterbury Thomas Cranmer declaraba válido el matrimonio de Enrique VIII de Inglaterra y Ana Bolena. 
Recuerdo de pequeño tener en mis manos un disco recopilatorio de bandas sonoras que era de mi padre, y entre sus temas, estaba el de 'Ana de los mil días', la pelicula de Richard Burton y Geneviève Bujold. Nunca creo haberlo confesado, pero la música compuesta por Georges Delerue para este filme fue la primera banda sonora de la que tuve constancia musical en mi infantil cabeza. Antes de Superman, Memorias de África y todas las que ya hemos hablado mil veces que despertaron nuestro particular mundo cinematográfico-musical. 
Machaqué mil veces aquel tema de Delerue hasta rayar el disco, lo que me provocó una cierta reprimenda pero me dio alas para 'robarlo' y quedarme con él hasta hoy. Ahí lo tenéis en la foto. 
 Tantos años y tanto uso que hubo que hacerle una carpeta nueva de manera chapucera para que sobreviviera desde que en 1971 llegara a mi casa. Así que, aunque sueñe extraño, cuando escucho hablar de Ana Bolena me acuerdo de la primera banda sonora de la que tengo constancia. 
Georges Delerue siempre me pareció un olvidado entre tanto nombre americano y también europeo, en cuyo cine de décadas pasadas parece que solo existe el nombre de Morricone. Francia ha dado grandes compositores que parecen inmerecidamente olvidados. 
Aquí os dejo el enlace al tema de 'Ana de los mil días' incluido en el disco de Orlador, ¿quién no ha tenido un Orlador en su casa?


martes, 23 de mayo de 2017

Roger Moore y James Bond


Me apena lo de Roger Moore, lógicamente. 
Creo que lo recordaré más por 'El Santo' que por sus papeles de 007, entre otras cosas porque aborrezco el personaje de James Bond. Pocos registros tan pobres ha habido en el cine para un protagonista como el de este tipo impoluto, machista e imposible, capaz de mirar hacia un lado y usar y tirar a una mujer. Ya el malo malísimo hará las explosiones y ahí se acaban sus películas. Eso sí, nos llevamos semanas, meses, años con la canción de Durán Durán de 'Panorama para matar' en la cabeza. 
Cuando las peleas eran porque a las niñas les gustaba Simon Le Bon o Martin Kemp, decíamos que eran maricas y que su música era una porquería. Ains.

viernes, 12 de mayo de 2017

Monoteísta de Alien y de Carlo Rambaldi


Cruzo los dedos ante el nuevo Alien de Ridley Scott. Pero lo mío es una tortura desde hace décadas. En realidad solo me gusta la primera, la obra maestra. No la defiendo por lo ya conocido: su atmósfera vacía, asfixiante, la música inconmensurable de Jerry Goldsmith al servicio de la imagen, la ejemplar medida del tiempo narrativo para exponer ante nuestros ojos un grupo supervivencial que muta en su comportamiento, un ángel exterminador espacial que mediatiza el triunfo de una inesperada naturaleza: la de una mujer enfrentada y victoriosa ante un ser que no se ve nunca, hitchcockiano a lo brutal.
Alien, como expuse durante años, era la historia de un único ser, de un dios ignoto que, en la esencia y clave explicativa del filme, reflejadas en las palabras de Ash antes de ser abrasado por el lanzallamas de Yaphet Kotto,carecía de remordimientos, por encima de cualquier otra forma de vida. "¿Tú lo admiras?". A la impecable técnica cinematográfica con la que se nos presenta el protagonista se une el concepto existencial de un ser superior oscuro, cuyo desarrollo en las siguientes partes degenera, con la desgracia que ello supone para los que deseábamos ahondar en el sentido de su asesina supervivencia. La secuela 'Aliens', que ensimisma al personal por su intachable estética, no fue para mí sino una legión de boínas verdes contra lo peor que podía haber ocurrido: multiplicar al ser elevado a los altares en el filme originario. Ya no era único, eran un batallón de animales del espacio sin otro objetivo que atacar, luego en sucesivas partes criar... y ahí quedó todo. Una pena. 
A pesar de esta frustración por la saga, y de ahí mi suplicio, cada vez que se estrena una nueva parte de Alien me pongo nervioso y la espero con ansiedad. Es algo inexplicable. ¿Atracción por el mal cinematográfico? ¿Sumisión a la estética? ¿Autoengaño? 
Mañana sábado buscaré un hueco para ver el nuevo invento de Ridley Scott, sin mayor pretensión que disfrutar. No es conformismo. Es, simple y llanamente, que la maestría y la orientación expiró en los créditos finales de aquella jodida joya de 1979 cuando el monoteísmo espacial dio paso al más vulgar politeísmo criaturístico. 
Este rollo venía a cuento porque me acuerdo mucho de Carlo Rambaldi cada vez que se estrena una nueva Alien. Conocí a Rambaldi en Barcelona y me enseñó una serie de bocetos de sus creaciones que me dejó fotografiar, como la cabeza de Alien y el brazo de King Kong para la película de John Guillermin. Si os fijáis en las fotografías, las palabras de su puño y letra están en italiano. Me comentaba en la entrevista que nunca tuvo ni puñetera idea de inglés ni interés alguno en aprenderlo. Se entendía con Spielberg para hacer ET como ambos podían. De su relación con Scott en este sentido no me habló, me imagino el plan de ambos :-) Tengo que rescatar la cinta cassette para recordar las cosas que me dijo y un día con tiempo os lo cuento de nuevo, esta vez por aquí. 
A Carlo Rambaldi, con Oscar incluido, creador y artesano abrumador, también hay que respetarlo. No estoy seguro de que con tantas partes se le haya guardado respeto a su criatura. Un gran abrazo donde estés en el cielo, maestro.

domingo, 30 de abril de 2017

Roger Waters publica su primer disco tras 25 años y vuelve a surgir la comparativa con Gilmour

Roger Waters, quien fuera líder de Pink Floyd hasta 1982, publicará el próximo 2 de junio su último disco, 'Is This the Life We Really Want?'. 
El último trabajo de Waters fue 'Amused to Death', en 1992. Hace ya nada menos que 25 años. En todo este tiempo, además de alguna que otra producción, ha realizado giras con especial atención a 'The Wall', aquella obra capital del rock -psicológico, más que psicodélico- del que tiene los derechos para llevarlo a escena a pesar de que el álbum sea de Pink Floyd con David Gilmour a la cabeza desde el divorcio producido tras 'The Final Cut', aquella tercera parte inconfesa de 'The Wall', aun más introspectiva y que 'sonaba a Waters' más que nunca. Estamos hablando de un disco de 1983. Con el primer single ya sonando en internet y en las emisoras (lo puedes escuchar abajo, tras este texto), los comentarios y de nuevo los partidarios de Waters y Gilmour han resucitado aquellas batallas por considerar mejor a uno u a otro. 
Me resulta llamativo con cuánta firmeza algunos consideran a Waters como el alma de Pink Floyd y el único creador de su estilo. De igual manera creo que se equivocan quienes lo menosprecian al considerar que el sonido Floyd está en la guitarra de Gilmour. En tantos años escuchando toda la discografía de Pink Floyd, no soy capaz de quedarme con uno de los dos porque, sencillamente, no veo la necesidad de hacerlo. Creo que el talento creativo de Waters en el grupo se reflejaba perfectamente en una música más átona, sórdida, introspectiva, con un desarrollo conceptual de los álbumes muy narrativo como conjunto de canciones que narran una historia, como 'Animals' o 'The Wall', mientras que Gilmour aporta el espíritu de ejecución de 'Wish You Were Here' y la más que notable composición de temas que los puristas de Waters rechazan injustamente de la etapa post Waters. Lo siento por ellos, pero 'High Hopes' o 'Marooned' de 'The Division Bell' (1994) son dos obras maestras. 
De modo que continuar en la pugna por darle la vitola de propietario a Pink Floyd a Waters o a Gilmour es una tarea tan estéril como innecesaria. Jamás hubiera habido grupo sin cada aportación individual de estos dos grandes monstruos de la música, con especial aportación al sonido Floyd de Nick Mason y Richard Wright. 
El último disco en solitario de David Gilmour, 'Rattle That Lock', supera con creces unos niveles musicales actuales de franca mediocridad. Compararlo con lo hecho por Pink Floyd hace treinta, cuarenta años, es absurdo. Y lo que ahora queda por disfrutar es lo nuevo de Roger Waters. Su sencillo 'Smell the Roses' suena brutal. Esa música que hoy no se hace, sinuosamente sucia y compacta, conceptualmente recordatoria del 'Have a Cigar' del 'Wish You Were Here', en donde lo más floydiano de Waters aparece a partir del minuto 2 estallando en la aparición de una guitarra que, aislada, a ver quién es el fan que es capaz de no creer que forma parte fugaz de 'On and Island' de Gilmour. 
Lo siento por ambos y los felicito a la vez. Dos genios por eso mismo irreconciliables y siempre esperados.
(La foto que encabeza este texto no es, evidentemente, ni la carátula ni nada oficial relacionado con Roger Waters. Está basada en una foto mía hecha en San Fernando, nunca se sabe, quizá si algún día le llega le gusta y me convierto en un nuevo Storm Thorgerson :-P)


jueves, 6 de abril de 2017

Tengo que acordarme de contárselo...


Hace dos años, a las puertas de la Basílica de la Macarena.
En su mano derecha, la estampa del Señor de su devoción. En la izquierda, dejada caer sobre la manta que protegia sus piernas del frío, una ramita de azahar.
No supe quién era. Durante unos minutos permanecí contemplándola frente a frente, imagino que sería un familiar o alguien muy allegado quien, tras ella, estaba al tanto de su silla de ruedas. 
Ni siquiera se percató de que yo la miraba. En realidad, le sobraba todo lo que tenía alrededor. Miraba fijamente la fotografía sin pestañear y no soltaba la rama. ¿Qué se le pasaría por la cabeza? ¿Cuántas vivencias? ¿Estaría pidiendo algo?
 Espero volver a verla y que siga entre nosotros para de nuevo mirar a su Cristo dentro de siete días. "Tengo que acordarme de contárselo", que decía Karen Blixen como frase con la que finalizaba la grandiosa 'Memorias de África'.

domingo, 26 de marzo de 2017

Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto



No me entusiasmó 'La La Land' como ya escribí en su momento. Su éxito era previsible aun entre los que no muestran especial predilección por los musicales. En una etapa negra en el cine y en lo social, en una era de depresión desorientativa, la película de Damien Chazelle se convierte en el mejor ejemplo de un New Deal de la industria cinematográfica americana por hacernos felices a corto plazo con canciones pegadizas y rewinds al gusto del consumidor. Metadona en celuloide para calmarnos durante un tiempo impredecible. Lo que queda para la posteridad es un fenómeno más aceptado por su mediatización que por la calidad inmortal que deben tener las grandes obras.
Dicho esto, me resulta incomprensible que, ante el musical mentiroso del año, aparezca como vencedor un auténtico truño con ciertas excelencias en una dirección documentalística para hacernos llegar una historia como si fuera la de tu mismo vecino. Pero cuesta trabajo pensar que, cuando solo 23 años antes estábamos discutiendo si la mejor película del año era 'La Lista de Schindler', 'En el nombre de padre' o esa joya maltratada de 'Lo que queda del día', el cine haya caído enteros de tal manera hasta bajar a los infiernos así.
Si 'Moonlight' fuera española, la hubiera rodado Almodóvar, el protagonista hubiera sido gitano y en lugar de los bajos fondos de Miami el entorno de la ¿acción? fuera las tres mil viviendas de Sevilla por poner un ejemplo, el mundo entero, y especialmente en España, hubiera crucificado la película. Tiene que haber un misterioso motivo por el que este peñazo se ha llevado el Oscar a mejor película del año, aparte de la reivindicación social a ciegas que del temita quiere ahora mostrar el culturetismo norteamericano.
Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto es el perfecto epitafio para dos contrincantes diluidas en el océano de casi cien años de premios en sus peores momentos.

Pinchar aquí para leer la crítica de 'La La Land'
 

jueves, 23 de marzo de 2017

De generalidades y prejuzgamientos


"Me acuerdo ahora de algo que presencié en el Hotel de la Ville, en Roma: al salir de mi habitación, en el pasillo, me encontré al director del hotel, a la camarera de pisos, a un par de huéspedes y a un botones estudiando un rastro de mierda que salía o entraba en el ascensor. 
Allí estaban, seriecísimos, intrigados por el indecente fenómeno e intentando identificar al autor de aquella indecencia: «Quien sea, ha empezado a cagar dentro del ascensor, porque la primera descarga está ahí, y después ha salido corriendo en busca de un aseo o de una habitación», deducía la camarera. El director, más fino, era de otra opinión: «También puede ser que el excremento se le haya ido escapando por el pasillo, y ya cobijado en la intimidad del ascensor se le han aflojado los esfínteres». 
La discusión siguió hasta que a uno de los huéspedes se le encendió una bombilla encima de la cabeza: «De lo que no hay duda es de que se trata de una mujer: un hombre se lo habría hecho en los pantalones». Y allí fue donde el botones generalizó: «Una mujer. Y alemana. Las alemanas ninguna lleva braga». 

(Rafael Azcona entrevistado por Esteve Riambau. 9º aniversario de su muerte, el 24 de marzo de 2008)

lunes, 20 de marzo de 2017

Jesús de la Misericordia en vía crucis



A mí es que me gusta así cuando sale en su vía crucis, para qué voy a engañar a nadie.
Tan humilde a la vez que poderoso en su naturaleza. Recuerdo desde mi niñez contemplarlo sobre una escueta parihuela con su túnica más sencilla, sin potencias, flanqueado por cuatro faroles y apenas unas flores agrupadas delante de sus pies. Eran los vía crucis por la Pastora donde apenas había bombillas que colgaban de los hierros forjados del inicio y final de cada calle, donde el empedrado aun conformaba las calzadas de las calles del barrio pespunteadas con losas de tarifa. Y aparecía aquel cristo de rostro fino -siempre lo fue- con un perfil que enamoraba y su cuerpo erguido. Era protagonista de una estampa casi única en la Cuaresma isleña. Porque los vía crucis no proliferaban. Ni los conciertos. Ni los carteles. Ni las solapas con homenajes. Ni los pregones.
Cuando transcurrieron los años y Jesús de la Misericordia fue restaurado, la sombra reflejada en las paredes de las calles de su barrio había cambiado. Seguía siendo Él, no cabía duda. Con otro cuerpo que Alfonso Berraquero esculpió en su taller de la calle Bonifaz: un varón académico, la perfección del escorzo, gemelos poderosos, muslos fibrosos y brillantes, paño de pureza labrado, la espalda oculta mortificada por las señales de la pasión... Había cambiado su perfil, si acaso había tomado la cruz de otra manera tras su tercera restauración, tras la tercera caída. Pero su rostro estaba allí, el mismo que, hace casi trescientos años, cinceló Dios padre en la madera sirviéndose de un italiano que hizo realidad la mirada sufriente más dulce de la Semana Santa isleña, la boca entreabierta más sencilla, la vista humillada a la vez que más regia que ser humano pueda dedicar. Jesús de las nuevas manos que creara Alfonso, las que mejor agarran el madero de toda la imaginería cristífera, las que nos duele por la sangre que recorren las venas esforzadas. Las que coloca Jesús Noriega sobre el leño, ya en el paso, como si fuera sobre él mismo, mientras las gargantas se hacen nudos.
Los vía crucis, los de verdad, los devotos y no solemnes por incongruente ostentosidad, son una viva y callada manifestación de fe. Los bordados y la profusión de flores quedan relegados a la austeridad que muestra al Cristo más humano y cercano en el rezo de la oración más convencida. Así debe ser para entender el mensaje más sincero y verdadero. Que ya vendrán luego nuestras ansias por ponerle los mejores bordados, la banda más exquisita y las flores más fragantes.
Yo sigo cumpliendo el contrato que creo que mi fe firmó con El Señor de la Misericordia en mi niñez sin ni siquiera darme cuenta de ello. En él estaba escrito que debía ir siempre a Su lado, el último de esa fila derecha que le precede en Su vuelta humilde por el barrio o en Su reinado de la tarde noche del Jueves Santo. Yo con túnica o sin ella. Y con mi presencia, hago valer el compromiso indeleble forjado desde que vi la luz del mundo por vez primera, la que me regalaron para toda la vida Sus ojos de piedad.

Jesús de la Misericordia. 1985. Foto: Agustín Hormigo
Jesús de la Misericordia. 2009. Foto: JCFM

miércoles, 15 de marzo de 2017

45 años de El Padrino


El 15 de marzo de 1972 se estrenaba en Estados Unidos 'El Padrino'. Con ella se iniciaba una trilogía de la que seleccionas secuencias que te acompañan en cada etapa de tu vida hasta completarla. 

Cuando la ves siendo niño, te impresiona el asesinato de Sonny en la aduana. Aun faltaban muchos años para Tarantino. Si vuelves a visionarla en tus primeros escarceos juveniles, prestas atención a la relación amorosa de Vincent Mancini y Mary Corleone (muy a pesar de Sofía Coppola). 

En la profundización por el montaje cinematográfico, en edades 'académicas' y convertido en una esponja de cursillos de cine, repetías una y otra vez hasta desgastar la cinta de vídeo los primeros veinte minutos. Creías en América y en la venganza. Los entremezclabas con la hitchcockiana secuencia del restaurante Louis de El Bronx y su maravillosa teatralidad final tras irse al infierno McCluskey de un tiro con el que Michael le descerraja las sienes. 

Cuando empezaron las puñaladas traperas de verdad en tu vida rememorabas aquella quijotesca frase de "si un hombre honesto tiene enemigos, son enemigos míos". Ya en la madurez estableces un paralelismo entre las incesantes ocupaciones de tu vida con Al Pacino y aquella puerta que se cierra ante los ojos de Diane Keaton. 

Supongo que, en la vejez, surgirá en nuestra mente aquella frase de Michael Corleone y la imagen de la hojarasca llevada por el viento que daba inicio a la tercera parte: "Querido hijos: han pasado unos cuantos años desde que me trasladé a Nueva York...". Pues hoy han pasado 45 años. Y Nino Rota, siempre, como hilo argumental musical, inmortal. Como el buen cine.

sábado, 25 de febrero de 2017

El COAC, mi Carnaval

Hay dos noches al año fijas en las que no veo la cama: la 'Madrugá' del Viernes Santo y la de la Final del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas del Gran Teatro Falla. La primera desde que hace ya años marcho a Sevilla, la segunda desde que conocí los entresijos del Carnaval a finales de los noventa.
Debería ser más exacto, porque al referirme al Carnaval quiero decir el COAC. Cuando me enviaron a trabajar en el periódico Cádiz Información, en 1998, comenzó a gestarse lo que sería 'El Gallinero', el suplemento del citado medio, dedicado al Carnaval. Había una plantilla extraordinaria en este rotativo, cuya empresa editora contaba con el privilegio de tener además en sus filas a autores de agrupaciones o que habían salido en algunas de renombre. José Manuel Sánchez Reyes dirijía el suplemento, Pedro Manuel Espinosa, que ahora coordina el Diario del Carnaval del Diario de Cádiz, había sido componente de la comparsa de Antonio Martínez Ares. Juanma Romero era autor, y José Luis Porquicho no había quien lo hartara de coplas. Justo Mata cubría las infantiles, los actos de las peñas y barrios. Colaboraban en 'El Gallinero' autores con artículos de lujo, la redaccion fotográfica era brillante con Cata Zambrano, Marcos Piñero...
Jamás había tenido relación alguna con el Carnaval y de hecho no era un gran aficionado. Por aquellos años lo viví en mi familia gracias al coro de Paco Melero, pero no fue hasta mi desembarco en el Falla cuando me enamoré de la fiesta.
Dado que teníamos que cerrar la edición del periódico con lo último que sucediera en el COAC, nos trasladábamos cada noche hasta el foso del Teatro, donde José Luis Porquicho hacía las crónicas y yo supervisaba textos y terminaba la portada como jefe de redacción. Un mes allí, cada noche, frente a cada agrupación dando lo mejor de sí, me asombró de tal manera que aquello que en principio era un trabajo agotador -lo siguió siendo, obviamente- y sin descanso excepto las noches sin sesiones entre cada fase clasificatoria, se convirtió para mí en una droga de música y letras aderezada por tantas cosas que sucedieron en el Falla en aquellos años: la ruptura de Martínez Ares y su comparsa, la irrupción de Juan Carlos Aragón en este género, el gradual ascenso del joven Vera Luque, el 'Bati' con sus cuartetos, la sensibilidad de Bustelo, Valdivia empezando a mandar, los que incluso querían pegarle a Porquicho por algunos de sus comentarios, nuestras escapadas al gallinero para ver la reacción ante las agrupaciones malas y recoger las frases ingeniosas, los bocadillos en el ambigú, cuando Enrique Alcina escribía las críticas para el Diario de Cádiz sentado al lado nuestro y lo pasábamos de miedo con sus ocurrencias...
Todo un universo apasionante. Llegué a comprender el Carnaval y a embriagarme de ese mundo durante siete años. E insisto, no soy certero en mis palabras, porque en realidad soy amante del Carnaval de concurso. No me gusta la calle. Esta mañana terminó la final de este año y para mí ya ha acabado el Carnaval. Sé que no es así, que la verdadera fiesta se inicia ahora. Pero no tengo la culpa de que me atraiga la magia de ese maravilloso teatro gaditano con las letras de las agrupaciones, sus entrañas, tanta gente trabajando para hacerlo realidad, lo que no se puede contar que te cotillean determinados autores...
Han pasado muchos años y cosas. Después vino mi etapa en el Cádiz CF, mi empresa editora, mi actual labor en el Ayuntamiento de San Fernando... Pero siempre guardo con mucho cariño aquellos años de concurso. La vida da muchas vueltas, tantas que quién iba a decirnos a Porquicho y a mí que él iba a ser jefe de prensa del Ayuntamiento gaditano y yo desempeñar mi labor de asesor en el de La Isla. Aunque mantenemos el contacto, nuestro trabajo nos impide vernos con la frecuencia que desearíamos. El otro día coincidimos en el Falla cuando asistimos a una actuación de una agrupación de San Fernando, me dio mucha alegría. Y la pasión por el Carnaval me temo que jamás se me irá, especialmente cuando comparto mi vida con una mujer que desde la cuna es una aficionada recalcitrante. 
Estas últimas doce horas las hemos pasado frente al televisor, y como dicen que cada gaditano lleva dentro un jurado del Falla, además de un entrenador de fútbol o un capillita, yo no voy a ser menos y hemos disfrutado mucho puntuando a nuestro modo y manera. 
La primera foto corresponde a la final del COAC del año 2002 con mi buen amigo Mauricio García, corresponsal de Europa Press en Cádiz, con el que de Carnaval y Semana Santa me he llevado años cotilleando. Era compañero de redacción en Cádiz Información. La segunda foto es de 2005, la de un grupo de periodistas en el que, curiosamente, está mi compañera actual en Prensa en el Ayuntamiento de San Fernando, Menchu Barba, imitando por lo menos al jorobado de Notre Dame. Grandes juergas y charlas que nos corrimos en Cádiz durante aquellos años. La tercera imagen, parte de mis votos de esta noche. Por cierto, no he dado ni una. :-)


Guardar

viernes, 17 de febrero de 2017

Luz verde a los insultos


En esta semana se ha insultado y acusado. Y mucho.
Podemos tener diferentes opiniones. Es sano. Si las redes sociales sirven para exponerlas y extraer conclusiones con afán de aprender de lo que nos puedan aportar los demás, entonces cumplirán con una importante misión.
"Estupidez", "carajotura", "memez", "idiotez", "desfachatez", "gilipollez", "inútiles", "ladrones", "será porque hay que pagar a..."... y otras lindezas ajenas al rico debate que puede tenerse al respecto solo descalifican y dejan al descubierto la mentalidad de quienes utilizan términos incompatibles con el respeto.
No sé si el desmadre irremediablemente incontrolado en las redes de los radicales atacados en su interesada heterosexualidad es tan preocupante como que se dé el caso de profesionales del periodismo o de la administración pública que no han dudado en sacar también los pies del tiesto. En definitiva, sumarse al insulto. Me ha llamado la atención el artículo de José Joaquín León en Diario de Cádiz del 17 de febrero. Hablamos de un curtido periodista que ha sido director de este rotativo que, como es lógico y legítimo, tiene derecho a opinar sobre los semáforos de San Fernando y su simbología. Pero, francamente, me parece grosero y desafortunado llamar "boba" a la alcaldesa de una ciudad.
"Los semáforos anti homofobia que han instalado en San Fernando me parecen una bobada de Patricia Cavada, la alcaldesa", dice tan a gusto alguien que no solo debe ser ex sino parecerlo. Yo, como soy seguidor de la racionalidad lógica de Forrest Gump, también creo que tonto es el que dice tonterías, de manera que boba es quien hace bobadas. Además, me parece impropio comenzar su alegato justificando su respeto a los homosexuales. Muy "Excusatio non petita". Pero no voy a ser yo quien dé lecciones a todo un erudito en periodismo y en semáforos. Eso sí, en otro momento hablaremos de su interpretación sobre la iniciativa de los semáforos "con el único interés municipal de complacer al lobby gay", según afirma. Creo que a este 'lobby' como despectivamente lo denomina en el contexto del artículo lo tienen mucho más contento otros poderes fácticos que bien conoce el ex de Diario de Cádiz, como es el caso de sectores muy influyentes de la Iglesia, que una alcaldesa de una ciudad. Pero de eso no se habla, no se opina. No es que sea pecado, es simplemente resquemor a la valentía.
En definitiva, y hablando de lo importante, termino la semana preocupado. Tanta irascibilidad -y desconocimiento, porqué no decirlo- me hace pensar. Mi segunda preocupación ha venido de la lectura de una petición popular para boicotear una obra de teatro en San Fernando porque en su elenco aparece Willy Toledo. Presumiblemente estoy dando alas a algo que no merece ni mencionarlo, pero no puedo remediarlo: me preocupa el despropósito contra una manifestación artística y el incremento de censores.
En esta semana ha insultado y acusado. Y mucho.
Guardar

lunes, 13 de febrero de 2017

Día Mundial de la Radio


Asumo el cachondeo que va a suponer esta fotografía del año 1990 y los desmayos masivos al verla, pero no me resisto a celebrar que hoy, 13 de febrero, es el Día Mundial de la Radio.
La que me acompañó durante 16 años, en la que aprendí y en la que trasladé a tantos fieles oyentes mi pasión por el cine durante centenares de noches, las noticias de La Isla al mediodía, los titulares de la prensa al amanecer y algunas cosas más, junto con vivencias, que permanecen en mis recuerdos y son imborrables.
Hoy es el Día de la Radio, el medio de comunicación con más magia del mundo y en el que disfruté muchísimo también junto a compañeros del medio, de buenos amigos y contertulios que participaban con orgullo en 'Último Estreno'. La amistad y los conciertos de música de cine nos siguen uniendo muchos años después.
En la foto, nada de hoy. Ni los revox se utilizan, ni las mesas de mezclas 'de ruedas', ni los cartuchos de cintas y menos aun esas camisas de cachemira, los relojes casio con sintonías y ni siquiera la gente le pone perejil ya a San Pancracio, aunque ese momento no tenía pero les prometo que en muchas ocasiones había quienes le colocaban un vaso al lado con agua y un buen manojo.

domingo, 5 de febrero de 2017

Fernando Velázquez y Javier Coronilla

Anoche en los Goya triunfó gente que conozco y por eso me alegro mucho. Independientemente de cómo valoremos cada película, de nuestros gustos personales, es una alegría ver a Fernando Velazquez con la estatuilla en la mano o cómo se premia la labor técnica de 'Un monstruo viene a verme', en donde está presente el isleño Javier Coronilla. Sin su trabajo, no hubiera sido posible ver las facciones del monstruo en la peli de Jota Bayona. Ni tampoco algunas cosas sorprendentes de 'Rogue One', entre otras.
Talento a raudales de gente del cine que aprecio y de gente de San Fernando. En esta fotografía mía, la alcaldesa Patricia Cavada y el concejal de Desarrollo Económico, Conrado Rodríguez, observan una de las creaciones de Javier en una reunión celebrada el pasado verano.




La primera vez que charlé con Fernando Velázquez tranquilamente fue en un burguer de Málaga en febrero de 2011. Ya ha llovido. Salimos de un concierto dirigido por él y fuimos a cenar algo varios de los que estábamos en la organización del Festival Internacional de Música de Cine y amigos inseparables de correrías cinematográficas-musicales. Lo pasamos muy bien porque discutimos mucho sobre, por ejemplo, 'Poltergueist', ante mi insistencia de que la película es una media basura. Fernando se llevó las manos a la cabeza y los apasionados intercambios de impresiones lo recordamos muchas veces. Aunque no lo parezca, seis años son muchos, y si no, pues ya véis la fotografía que nos hicimos al salir de cenar. El segundo por la izquierda es Fernando y en el centro, atrás, estoy yo. Vaya caretos.


domingo, 29 de enero de 2017

La La Land, el nuevo icono del gafapastismo


Me temo que lo peor de La La Land no es la indefectible -y necesaria, para tener memoria histórica- comparativa con los clásicos musicales. Que Ryan Gosling se sujete a una farola guiñándole el ojo con el gesto a Gene Kelly, o que el grupo de féminas recuerde a la chicas de Grease, aun sin el magnetismo de una Stockard Channing nunca valorada, son 'homenajes' o 'copias descaradas' según el espectador se tienda más a la filia o a la fobia irracional hacia el filme.

Recurrir al pasado para desprestigiar el presente es una técnica peligrosa, porque de llevarla a cabo, tendremos que medir por el mismo rasero cualquiera de las obras cinematográficas de los últimos tiempos que no tienen porqué disfrutar de un cheque en blanco si no se lo concedemos también a Damien Chazelle y su película.

El musical tiene carácter, es un género identificable, aunque les parezca una perogrullada decirlo así, como definición teóricamente pleonásmica. El musical tiene canciones, las producciones bélicas no. El cine de guerra también lo identificamos, pero a nadie se le ha ocurrido masacrar lo último de Mel Gibson por sus 'guiños' a Kubrick, entre otros maestros tras la cámara. Ni su celebrada Brave Heart tuvo comparativas con imágenes cuando Wallace se transforma en Kirk Douglas a caballo y en Escocia. Al sobrevalorado Eastwood nadie le acusó de rodar 'Memorias de América' con un fotógrafo bohemio en lugar de un cazador aventurero. Y así sucesivamente hasta comprobar que en el cine no hay nada nuevo salvo una estética rompedora que pueda envolvernos lo que siempre nos cuenta. 
Es, precisamente y hablando de musicales, lo que sucedió con Moulin Rouge, al fin y al cabo una simple historia de amor en la que una pistola golpea la Torre Eiffel y un tango rasga un parqué con una áspera y buscada iluminación. Elementos suficientes, junto con el resto de similares y maravillosos aderezos, para convertise (esta sí) en el mejor musical del cine contemporáneo, una prolongación estética y una vuelta de tuerca perfeccionada del Luhrmann de Shakespeare.
Lo peor de La La Land no es la crítica fácil, ni siquiera que es el musical más endeble del cine comercial de los últimos 20 años. Tampoco que reduzcamos el producto a una historia de amor y poco más. ¿Qué es, al fin y al cabo, el cine en su máxima expresión, reflejo del sentimiento más encomiable del ser humano? ¿Qué hizo Curtiz con Bogart y Bergman sino un folletín histórico, aun cuando los excelsos diálogos puntuales ("Los alemanes iban de gris y tú llevabas un vestido azul...") aportaban lo tan difícilmente lograble e indefectiblemente necesario para obtener la vitola de una obra maestra?

Me temo que La La Land no sufrirá la rémora de la comparativa. Lo peor de ella es que se convertirá en el buque insignia de los espectadores más pedantes, los buenistas del flowerpower que se ensimisman en los primeros treinta minutos con una Emma Stone que parece Amelie dando vueltas por un mundo que no le corresponde (lo de Jean-Pierre Jeune fue todo un icono del gafapastismo) y, aunque paulatinamente la simple historia (el amor; "los tortolitos", Torrente dixit) toma vuelo de cierta altura cinematográfica, no deja de quedarse a medio camino para culminar con un rewind tan tramposo como la propia película y que deja al binomio director-guionista en el altar de los intocables porque hay desenlace para todos los gustos. Cobardía, se llama eso.

Una lástima, porque el filme además es de esos que apabullan en sus primeros instantes con una coreografía espectacular pero que, como el prólogo aquel del león de la Disney, fue lo mejor del filme. El resto nos sirve para desear comprar el cd, silbar en el coche las canciones y ver el oscar en la vitrina del compositor. Como La La Land.