sábado, 19 de septiembre de 2009

'Callejeros', Cuatro y Conil



Movida y malestar por el reportaje de Cuatro anoche en Callejeros. En los comentarios en internet, posiblemente en la prensa escrita en próximos días, en emisoras de radio,...

El programa se dedica a contarnos la idiosincracia callejera -como su nombre indica- de las poblaciones que seleccionan por el interés que les genera para enganchar al espectador gracias al amarillismo que provocan las juergas nocturnas, las extravagancias del lugar, los personajes anónimos,... Ideal para hincarle el diente a Conil, el pueblo de moda de la provincia gaditana en verano desde unos años acá.

Callejeros ha vendido la carnaza que sus curritos -con la lección aprendida por sus superiores- ni siquiera han tenido que afanarse en buscar. Y así, en el ratito de la noche que pasamos viendo el programa observamos a un tipo saludando a un colega encarcelado en Puerto III, pandillas de angangos campando a sus anchas, drogas por doquier, locales insoportables,... el lugar decadente, degenerado que sirve para enganchar por morbo al espectador de hoy día.

Como Cuatro apenas ha mostrado las excelencias conileñas, que son muchas y variadas, la polémica está servida y muchos aseguran que se ha sesgado la imagen de Conil al enseñar las miserias casi de manera exclusiva. No existen imágenes de los hoteles, de la maravillosa cocina marinera, los barecitos de tapas, la óptima imagen que hubiera dado acercarse a Roche -que también es Conil- para reflejar a los jóvenes en armonía con las familias en las extraordinarias calas, los preciosos chalés, el bar El Tergal entre pinares bajando la cuestecita del faro,...

Es cierto, la imagen que ofreció anoche Callejeros de Conil es sesgada. Pero para el programa no lo es. Me explico. Estamos ante un espacio televisivo con una serie de características entre las que no se encuentran las documentalísticas y promocionales del turismo de cada localidad que visitan. Se trata de un programa amarillista, parcial, que jamás he querido entender que se haya vendido como muestra al más puro estilo de Andalucía es de cine, por ejemplificar el asunto, con el objetivo de promocionar los pueblos. Ver Callejeros -su nombre ya lo indica todo- y querer ver el restaurante de Francisco Ruiz Brenes 'Superpaco' en Roche es tan absurdo como ver Sálvame y esperar que medio programa se dedique a un debate con Urbaneja y Punset.

Lo que me toca las narices es que tenga que venir Cuatro por vez primera a Conil para mostrar algo que, por otra parte, no podemos negar que existe. Lo justo es que esta cadena, como todas las demás, también envíen a sus reporteros a hacer programas donde pueda salir 'Superpaco', el gerente del Confortel Calas de Conil y mi colega Fernando, que se ha pasado el verano currando como un loco en el chiringuito de la piscina de Roche, después de que se le ocurriera resucitarlo y el éxito ha sido total. No, esas cosas no salen en Callejeros. No tienen porqué salir ahí precisamente, pero me temo que nos vamos a quedar esperando otra iniciativa de programa, de igual formato y por supuesto con otro nombre menos repugnante, donde se muestre las bondades de Conil, lo mucho que han trabajado para adaptarse al turismo y la cantidad de jóvenes que no llevan colgados al cuello cadenas enormes de oro con Camarón o algún familiar, politonos reggaetoneros en los móviles coñazos, camisetas con sobacos al aire y cuarto y mitad de coca entre los calzoncillos. Eso es lo que falta y no lo hacen. Es la antítesis de la democracia, porque nos tenemos que joder con ver sólo una parte de lo existente en un programa que por su naturaleza, es lo que incluso debe de mostrar. Pero no se pone en marcha otro espacio que, seguramente al estar bien estructurado y realizado, también tendría el millón y pico de espectadores que Cuatro asegura está cosechando Callejeros cada viernes.

Las cadenas televisivas con estas cosas son como otras muchas en distintos ámbitos. Y si no, a ver qué explicación le buscamos a que en ochenta pantallas de cine en la provincia de Cádiz nos pongan hoy Malditos bastardos hasta en la sopa... pero ninguna de ellas la ofrezca en original con subtítulos. O en determinadas franjas horarias sólo existan programas basura en todas las cadenas. O espacios mostrando las bajezas de cada población de este país, que haberlas haylas y cada día más. Porque nadie puede negar la realidad de lo que nos pusieron anoche ante las narices, algo que va más allá de unos mindundis drogándose y de Conil. Lo que vimos es el claro exponente de una sociedad con gente grotesca, fea de cojones, mal hecha, mal hablada, sin preparación alguna ni interés, que visten como el culo y llenos de aditamentos espantosos, con pésimo gusto para la música, para la vida en general. Y es lo que hay. Pero ese es otro tema.

jueves, 17 de septiembre de 2009

'Gordos': un crisol de experiencias extremas

Gordos es como Sexo en Nueva York pero a la española. Partiendo de situaciones teóricamente reales, de filias y fobias, se manierizan los acontecimientos hasta hacerlos escasamente creíbles. Divierten y enganchan como una serie televisiva disparatada, pero no trasciende de ese nimio logro. Quizá ese pueda ser su éxito a la hora de competir con la película de Trueba para aspirar a ser la representante de España en los Oscar 2010 o con la cosa esa de Isabel Coixet, que está rodada el 60% en japonés y el 40% en inglés y algunos quieren que vaya a Hollywood como exponente del cine patrio. Manda cojones. Además, con lo pedantísimo que es todo lo que hace la Coixet...

Al filme de Sánchez Arévalo le cuesta arrancar y cuando lo hace es coincidentemente al comenzar a exagerar las situaciones. ¿Es una seria reflexión sobre los efectos de las curvas en el ser humano? ¿Es una comedia casposa y con el sexo como indefectible y cansino patente de corso del cine español? Quizá sea ambas cosas, con lo que ello provoca de irregularidad en su metraje. Con un atractivo crisol de situaciones, su autor tiende al frikismo más divertido pero de gran lastre para la dignidad de la película -la historia de la estudiante obesa con su hermano y sus padres con una ridícula investigación de ADN es un ejemplo de ello- hasta momentos brillantes con Verónica Sánchez y Roberto Enríquez -no exentos de la exageración que rodea al filme-, que le sirven al espectador para sentir una lograda incomodidad sobre sus secretos de pareja cuando se intenta vivir tras esfumarse la atracción física. Temazo para tratarlo seriamente un Ingmar Bergman de nuestros tiempos (¿existe?) o el gran Eric Rohmer.

martes, 15 de septiembre de 2009

Patrick Swayze (1952-2009)



Nunca fue un gran actor. ¿Acaso Charlton Heston sí? Mediatizado por estos tiempos alejados de los que realmente nos proporcionaban grandes películas, fue dirigido por cineastas que no tienen el renombre de William Wyler u Orson Welles si continuamos teniendo a Heston como referencia. Pero Patrick Zwayze, nacido en 1952 y fallecido ayer lunes tras año y medio de intensa lucha contra el cáncer, le ha dado al Séptimo Arte escenas que quedarán en la retina de los espectadores para toda la vida. Y eso tiene mérito. Una de ellas la que acompaña a estas letras, aquel filme que batió récords de taquilla merecidamente y se ha convertido en un clásico, en el que Zwayze fastidia a Demi Moore su figura de arcilla en una secuencia de elevado contenido no sólo romántico, sino erótico con ínfulas gracias al barro. Qué bien llora la Moore en Ghost...

Francis Ford Coppola lo convirtió en un rebelde junto con actores de una generación que después, con mayor o menor fortuna, han sido reconocidos en el cine. Steven Spielberg se sorprendió por sus actitudes cuando lo vió en A Wong Foo, gracias por todo vestido de travesti. Y Roland Joffe confió en él para La ciudad de la alegría tras venir de rodar La misión.

No fue nunca un grande. Pero millones de adolescentes tuvieron posters suyos en sus habitaciones. Se ha ido alguien que forma parte del mundo emotivo más que del que generan las alfombras rojas y los halógenos.

lunes, 14 de septiembre de 2009

La cara y la cruz del Festival Aéreo

El año pasado y en este mismo blog ya hice mi reflexión sobre la celebración del II Festival Aéreo en Cádiz. Ya saben, el espectáculo ese en el que unos cuantos aviones del Ejército del Aire se ponen a hacer piruetas sobre la playa gaditana ante miles de bañistas y curiosos, para algunos gastando queroseno de manera innecesaria en tiempos de crisis y para otros un acicate más para la capital gaditana y su oferta ociocultural. Yo es que sigo igual que hace doce meses, de verdad, no sé qué opinar al respecto. Quien lo tiene claro es el periodista y buen amigo José Luis Porquicho, que la ha liado en el facebook, donde anoche su comentario ya llevaba camino del centenar de respuestas. Porquicho (¿quién no lo conoce en Cádiz?) critica duramente este evento por el gasto que supone no sólo el combustible de los aviones, sino la movilización necesaria en la ciudad para adoptar medidas de seguridad, los cien mil euros que aseguran cuesta la gracia, y define el festival como 'catetada', censurando a los gaditanos que puedan considerar que esta exhibición viene a beneficiar a la ciudad.

Hombre, Porqui, francamente, a mí no me agrada para nada un avión haciendo carajotadas en el aire, en eso te doy la razón, ni expulsando colorines para formar la bandera española. Yo estuve ayer allí porque Cádiz me gusta los domingos al mediodía y para ver el ambiente del asunto y su morbo, de ahí el vídeo que ofrezco en mi comentario. Pero también es comprensible que muchos consideren que sería necesario no opinar hasta que de una puñetera vez seamos capaces de valorar, con la exactitud que hoy día permiten los medios modernos para hacer las estadísticas, cuánto dinero ha dejado ayer en Cádiz el festival aéreo en los bares y restaurantes del paseo marítimo y barrios anexos, en las gasolineras, aparcamientos, a los 'lateros' con sus neveras vendiendo como locos por el propio paseo (observa a uno al más puro estilo gaditano en el vídeo que grabé), en los locales de copas,... Francamente no sé en cuánto se estipula esta cantidad, pero ayer no se podía andar por media ciudad de la gente que había, venida de muchas otras poblaciones. Al festival le unimos el campeonato de natación y Alcances,...Todo es objetable, claro, porque dices en el facebook que te largas a ver una peli del festival para que se te pase el cabreo de lo de los avioncitos. A mí particularmente el cabreo donde me entra es en el cine, no en el paseo marítimo, al ver la pena que da lo que en su día inventó Fernando Quiñones para revolucionar el verano gaditano y ahora es un ente desorientado y agónico cuyas cabezas pensantes le dan por homenajear a Carlos Saura en estos días. Creo que Alcances es el único festival del mundo que no ha tenido a Saura como protagonista, porque por muy prestigioso que sea el cineasta español, a estas alturas ya ha dicho todo lo que tenía que decir y en la provincia hemos contado con él para otros acontecimientos. De originalidad, cero patatero. Absolutamente innecesario. Yo mismo presenté a Carlos Saura en Jerez en octubre de 2002 en una mesa redonda del congreso de la Fundación Caballero Bonald, compartida con Hans Neuschafer, prestigioso estudioso del cine de Saura. Si alguien tiene dudas... http://www.fcbonald.com/index.php?id=90#6.

Me hablas de 'catetada'. Es posible, amigo mío, que lo de los avioncitos sea un poco cateto. Pero me extraña sobremanera que muchos consideren 'cateto' ver volar a la Patrulla Águila cuando en Cádiz somos cuna del catetismo más cutre con tanto barrigón emporrado hablando todo el día de fútbol y del 'Cádiz de su alma', tanta gente fea y anganga celebrando ascensos -y descensos (!)-, tanto pesado que sólo ve la existencia en amarillo y azul y parece no tener otra vida porque creen que son únicos en el mundo, en un mundo más allá que no existe para ellos porque les da urticaria pasar de Cortadura. De catetismo y fútbol en Cádiz podemos escribir una tesis doctoral. Y si ya mezclamos las cosas, como esas apasionantes mesas redondas previstas cinematográficas-futboleras con originalísimos invitados, para qué seguir comentando,... Aquí somos mucho de tener siempre a los mismos hasta en la sopa y hacerles creer que son el culmen de la sabiduría.

Y no digamos nada de Carnaval. Mira que nos gusta, a ti especialmente porque además eres un profesional del asunto gracias a tus excelentes crónicas analizando a las agrupaciones. He compartido foso contigo en el Teatro Falla echándote un cable durante una década, y un pasodoble de una buena comparsa me encanta hasta emocionarme. Pero si el Eurofighter sólo vuela una vez al año en el cielo de Cádiz, los/as canis horrendamente vestidos, con pésimo gusto en sus pintas, y los coñazos que están todo el día berreando letras carnavalescas y no hablan de otra cosa, se constituyen durante los 365 días del año en una de las lacras de una ciudad que necesita que su gente se abra de miras, tenga un poco de visión exterior, ¡vista bien coño! y su juventud se deje de tanta pelotita, tanto pasodoble, tanto golpe de pecho por la Caleta, que de lo vista y quemada que la tienen le coge uno hasta manía, y se ponga de una puta vez a pensar en que el futuro pasa por generar riqueza, obtener preparación y cultura con mayúsculas y arrimar el hombro en todo lo posible en una capital que, desgraciadamente, se encuentra en una isla y ni siquiera es territorio de paso, ya que a ella hay que venir expresamente, con el hándicap que ello supone para su desarrollo en todos los sentidos. Ese mismo que deberían exigir los veinteañeros que sólo se preocupan de esperar sentados lo que 'sacará' Juan Carlos Aragón para el próximo año, cuando el propio Juan Carlos Aragón piensa lo mismito que yo estoy escribiendo y se cachondea de ellos por lo bajinis. Así que catetadas hay por donde mires en una tierra que de eso entiende mucho,... por desgracia para los que la amamos.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Anacronismos cofrades en 'Cuéntame'



Debo ser un carca, porque permanezco enganchado al televisor sólo para ver las series Amar en tiempos revueltos y Cuéntame, que la esperaba esta noche con la ilusión que aporta una nueva temporada y a la vez con cierto resquemor al saber que, entre las imágenes del capítulo, iban a incluirse las de Semana Santa en Sagrillas, el pueblo originario de la familia Alcántara.

Me lo temía. No vamos a entrar en los detalles de la ropa de los costaleros, disposición de trabajaderas del paso y otros elementos propios relacionados con la estética cofradiera. Se supone que series de esta categoría -y con millones de seguidores- deben tener asesores que conozcan el paño tratado en cada capítulo, y cuando se trata de introducir elementos relacionados con la Semana Mayor, hay que tener cuidadín porque es un mundo complicado.

Lo dicho, dejemos pasar algunos detalles. Pero lo que toca las narices, y ahí sí que la han fastidiado, es en algo inadmisible. Mira que hay marchas procesionales escritas por compositores para cientos de titulares de cofradías andaluzas, y desde el siglo XIX en el caso de las bandas de música tal y como las conocemos hoy. Pero los asesores de Cuéntame no seleccionaron ninguna de ellas para cada vez que aparecía el paso o la procesión que en la serie sale a la calle en 1977. Les da por ponernos al cura con un cassette ensayando con los costaleros -al inicio del capítulo- en el que se escucha la marcha La madrugá, de Abel Moreno. Lástima, porque esta célebre composición la escribió el comandante militar... en 1987. Es decir, diez años después de la situación temporal de la serie. Anacronismo puro y duro con una marcha ya casi tan universal como Amarguras, de don Manuel Font de Anta, que si la hubieran utilizado no habría chirriado estrepitosamente.

No contento con ello, y en el vídeo que grabé podéis oírla, sale la procesión a las calles de Sagrillas... y la segunda marcha que toca la banda es Hermanos Costaleros, otra de Abel Moreno. Pero existe un problema: que esa composición se estrenó el 30 de marzo de 1985, dirigida por su mismo autor. Ocho años después de la supuesta secuencia del capítulo de esta noche. Y me queda por descubrir la pieza interpretada tras el himno nacional, que no la pillo. Seguro que alguien lo sabe y nos aporta el año de su composición...

Que desconozcan el ritual de la 'molía' vale. Que se escuchen marchas compuestas muchos años después... Eso es una absoluta metedura de pata.

lunes, 7 de septiembre de 2009

¿La ciudad más antigua de Europa?

¿Generará una cruda polémica entre Cádiz y Jaén la decisión del Ayuntamiento de la capital jiennense de promocionar la ciudad bajo el lema de ser "la más antigua de Occidente"? Los medios de comunicación ya se han hecho eco, en estas últimas horas, de la decisión del Consistorio de la provincia de los olivos -gobernado por una alcaldesa del PSOE- de dar a conocer la ciudad a todos los niveles bajo un lema que el edil de Turismo, José Montané, ha defendido con frases en román paladino. Tan claras como esta, por poner un ejemplo: “Debemos valorar todo lo nuestro, de una vez por todas, y demostrar que somos la ciudad más antigua de Europa”.

Suscitar discusiones absurdas en estos momentos no conduce a nada, pero joder, el equipo de Gobierno de Jaén debería reflexionar sobre si es necesario demostrar tan escasa delicadeza con una capital también andaluza que por antonomasia es considerada como realmente la más antigua de Occidente. Como el debate no está claro, el lema, lo utilice la capital que lo utilice, será demagógico e inexacto, además de falto de verdad.

Este tipo de leyendas deberían usarse cuando los historiadores y expertos se pongan de acuerdo sobre una materia en la que queda mucho por decir, pero mientras conviene no tocarle las narices a nadie, y menos a Cádiz y a su historia. Y no es tarea fácil saber a ciencia cierta de qué núcleo poblacional estamos hablando cuando decimos tan ligeramente cuál es la ciudad más antigua, porque...¿Los asentamientos y colonias existentes en Cádiz en la época fenicia pueden considerarse como 'ciudad'? Y en el caso de Jaén, ¿podemos hacernos la misma pregunta con la estructura a base de anillos concéntricos, allá por la zona de Marroquíes Bajos, descubiertos ya hace años?

El diario ABC publicaba, el 14 de julio de 2006, un curioso hallazgo. La noticia se desarrollaba en el siguiente texto: "(La cerámica encontrada) presenta un símbolo similar al de la ciudad concéntrica de la Atlántida, afirma un investigador hispanocubano estudioso de la Atlantida de Platón. El hallazgo de esta cerámica se produjo en el pasado siglo, sin embargo, al igual que ha pasado con otras cerámicas de finales de la Edad del Bronce y principios de la Edad del Hierro halladas en otros puntos de España como el Carambolo, Sevilla, y Luzaga, Guadalajara, estos enigmáticos motivos habían pasado practicamente inadvertidos hasta que el escriptólogo y epigrafista hispano-cubano Georgeos Díaz-Montexano se percató de su asombroso parecido con el diseño del esquema arquitectónico de Atlantis, la ciudad principal o acrópolis de la Atlántida, de acuerdo a la descripción que ofrece el mismo Platón en el diálogo del Critias.

El símbolo generalmente está compuesto por un círculo o punto central que aparece rodeado por varios anillos concéntricos (entre tres y cinco en su mayoría), y desde el mismo centro parte un trazo recto o ligeramente ondulado -como un canal- que se extiende hacia el exterior de los anillos como puede apreciarse en la ilustración que acompaña esta noticia.Esta cerámica jiense fue hallada justamente en una ciudad donde también se ha podido constatar la existencia de una primitiva ciudad circular concéntrica debajo de la actual. Una ciudad que, al igual que la acrópolis de la Atlántida, alternaba varios fosos circulares para contener o conducir agua con otros anillos de tierra que eran comunicados entre si mediante puentes.Esta ciudad circular concéntrica al parecer fue habitada desde la Edad del Cobre y durante toda la Edad del Bronce hasta principios de la Edad del Hierro, según los resultados obtenidos hasta la fecha mediante las excavaciones arqueológicas. El asentamiento de Marroquíes Bajos, de cuyo núcleo central hay restos en la zona norte de la ciudad moderna, se organizaba en cinco círculos concéntricos. Éstos estaban delimitados por fosos excavados que canalizaban el agua que llegaba desde las faldas del monte para luego distribuirse en el interior de los anillos hasta las viviendas. Lo mismo podemos ver en las descripciones que hace Platón sobre la funcionalidad de los canales en torno a la ciudad principal de la Atlántida".

jueves, 3 de septiembre de 2009

Debió ver que no había agua...

No sé si con lo que te topas en la calle es un fiel reflejo de que el ser humano tiene un martillazo dado en la cabeza. Si no del todo, un par de golpes con la parte más fina y alguna puntilla torcida que le toca la sustancia gris. Lo mejor es tomárselo a risa o incluir las cosas que uno ve en el catálogo de imágenes surrealistas.

Sales de cenar de un establecimiento una noche de verano, andas camino de casa -el coche hay que usarlo lo justo para así ahorrar, entre otros factores negativos 'circulatorios'- y junto a un contenedor de basura te das casi de bruces con un bidé. El de la foto que capté con el móvil, para ser más exactos. Arrumbados en los contenedores te encuentras de todo hoy día, puedes montarte un salón si no eres remilgado con la calidad de la madera o has caído en desgracia. O sueldas varios cables y algún que otro televisor abandonado fijo que logras que se vea, de manera que encontrarte al paso con un bidé es algo que, aunque no debiera serlo, parece hasta normal. Pero este invento baronístico utilizado por las féminas para su higiene íntima y por nosotros para poco más que lavarnos los pies, digamos lo que digamos, no sólo había sido abandonado en la calle, sino que sobre su porcelana se hallaba un bolso de señora. En la foto se ve.

Debe ser que alguien necesitaba un flete vaginal rápido, tomó asiento, vio que no aparecía el agua por el grifo y salío apresurada al bar de enfrente, dejándose el bolso en el sitio. Porque otra explicación no le encuentro.

Entre el pollo fiambre del Mercadona sobre las botellas de suavizante, la pintada 'Esta es la pared de mi salón' en la calle de al lado y ahora el bidé con bolso abandonado, ya no sé qué pensar...

jueves, 27 de agosto de 2009

La rosa y el contrato

¿Qué puede suponer una rosa como dádiva a los pies de una imagen sacra en una iglesia, cualquier ofrecimiento hacia un icono concreto de una religión?

Una persona acude por vez primera a un templo, contempla su hermosura y se detiene ante una imagen que le llama poderosamente la atención. ¿Hasta dónde puede llegar esa atracción para hacerle regresar con un presente? Es improbable que eso suceda aunque con esta afirmación cercenemos una parte de la fe, la verdaderamente naciente del 'no-motivo'. La rosa a los pies de una escultura es más probable que sea fruto de la relación existente entre el fiel y la imagen, causada en numerosas ocasiones por una tradición familiar o costumbre, compatibles eso sí con la fe tal como la conocemos, aunque no siempre al derivar en ocasiones en el costumbrismo, el mismo que sirve para correr anualmente en los sanfermines, ir de vacaciones al mismo lugar o salir en una agrupación de carnaval. ¿Qué tipo de fe existe en esas actuaciones?

La rosa es, probablemente, producto de un quid pro quo. El ofreciente rezó y se cumplió lo que pidió, o espera respuesta y ofrece. ¿Por temor a que su petición no llegue a buen puerto o motu propio sin 'contrato' en el acto de fe? Si el ofreciente no hubiera salido beneficiado de su petición a la divinidad, ¿hubiese puesto la flor a los pies de la imagen? Si no lo hace, se confirma el 'contrato' de intereses. Si lo hace, podría ser acusado de borreguismo o de conformismo, de ignorancia o de tribalismo. Pero en realidad es muy poco probable que ello suceda.

¿Y si el ofreciente pide y para que su plegaria se cumpla sufren terceros? Una mujer pide a Dios su intercesión para que regrese el hombre al que ama, perdido por una grave disputa. Pero la mujer desconoce que el hombre mantiene una relación con otra mujer comenzada poco después de olvidar la anterior. Ella ruega con todas sus fuerzas y deja en manos de su intermediario en la fe -es decir, la advocación a la que le reza- la solución a su conflicto, que jamás llegará porque se ha hecho 'justicia' con el hombre, que vive feliz con su nueva pareja. La peticionaria tampoco sabe que su ex pareja vive en estado de gracia. De manera que ella terminará por no comprender los hechos que pasan necesariamente por enterrar para siempre aquella relación. ¿La incomprensión de lo que sucede alrededor provocará un duro golpe a la fe....o al 'contrato'? ¿O en realidad conforman para ella la misma cosa, el mismo concepto?

Un hombre deposita una rosa a los pies de una imagen tras 'serle concedida' la recuperación de un hijo extremadamente enfermo. A los escasos días de la ofrenda, su pequeño empeora y pocas horas después fallece. La explicación a lo sucedido la buscará el afectado desde la frialdad si pregunta en qué ordenamiento armónico de acontecimientos cabe la muerte de su hijo, es decir, qué ha sucedido en varios días que marquen el futuro para que realmente sea mejor que muera esa persona en lugar de recuperarlo desde la deidad. Porque tampoco se explica para qué el tiempo perdido y cruel durante el que se dio pie a la esperanza incluso consolidada. ¿Ese padre es masoquista si piensa que la muerte de su hijo tiene sentido en un puzzle que desconoce? Si se rebela contra lo sucedido y reniega de su dádiva, ¿puede temer otro castigo futuro por 'incumplimiento de contrato'? Y en el caso de que se olvide de que alguna vez había firmado con la fe, ¿se sucederán los hechos para que obtenga su justo castigo al ignorar a Dios? Si no lo recibe, ¿para qué sirvieron los terceros contratos, los del resto de creyentes?

Un escritor concursa en un certamen literario premiado con 5.000 euros. Cristiano confeso, le promete a 'su' imagen que, en el caso de ganar el premio, la mitad lo empleará en obras de caridad para los necesitados de la feligresía de la parroquia. Cree firmar el 'contrato' y se va confiado -que no convencido, porque ello sería vanidad- a aguardar el veredicto. Su trabajo es tan bueno que es probable que gane. Finalmente, gana otro participante, un escritor conocido del pueblo con tres amigos en el jurado. ¿Se ha cometido injusticia no sólo con el trabajo del perdedor, sino con las decenas de pobres que podían haberse beneficiado durante un tiempo con 2.500 euros? Obviamente, la situación no sostendría el debate si el concursante relegado en el certamen no mostrara excelentes actitudes literarias. ¿Es entonces motivo suficiente como para pensar que la ofrenda no sirvió de nada, o el perdedor espera a otro concurso cinco veces más sustancioso en premios y será entonces el ganador para repartir más dinero entre los necesitados? Si jamás gana un concurso, ¿qué se le pasó por la cabeza a la deidad para no beneficiar al escritor y con él a la comunidad?

miércoles, 26 de agosto de 2009

El Mercado Andalusí


Recuerdo aquél barrio de El Pópulo gaditano hace década y media. Era lúgubre, daba pavor andar por sus calles si es que a alguien se le ocurría hacerlo más allá de las ocho de la tarde, incluido el verano. Sus calles rezumaban suciedad y escasa concienciación vecinal. La tenacidad del equipo de Gobierno de entonces de Teófila Martínez y de los propios vecinos -entre ellos un Antonio Gallardo sobrado de inciativas para su barrio- hizo posible la transformación integral de uno de los enclaves más genuinos de la capital gaditana. Sus calles trazadas a cordel, sus cuidados zócalos y las macetas primorosamente dispuestas en sus centenarias paredes no sólo eran reflejo de un resurgimiento estético, sino de mentalidad y de inversión económica en el barrio. Me alegró mucho. Con los años me encantó el rescate de La taberna del almirante, donde mi buen amigo Antonio Labajo me pone regularmente sus buenas copas, (pagando, que conste) y no me pierdo las cruces de mayo y sus procesiones. Allí no hay figurones porque la mujer gaditana de El Pópulo jamás ha tenido tiempo para figurar. El hombre de El Pópulo ayuda a decorar las fachadas sin protagonismo alguno porque nunca pudo pavonear de fachada cuando se le caía a pedazos. No hay falsos defensores del barrio porque no nacen en falsos grupos beatos del barrio, ni hay verbenas para conspirar porque no hubo alegrías para bailar ni poder para medrar...
El Mercado Andalusí es una iniciativa de la Diputación Provincial de Cádiz que este fin de semana se puso nuevamente en práctica, consistente en la disposición de casi una treintena de puestos de artesanía por las calles de este barrio gaditano. Enfilas el arco y te encuentras con ricos dulces alemanes. A escasos metros unas preciosas pinturas artesanas de rincones de la ciudad, mientras que cerca de la Tetería se da rienda suelta a las bebidas reivindicativas entre banderas cubanas,... A escasos metros, una pequeña de trenzas hace pulseras de cuero y las mesas de todos los bares del barrio están repletas de gaditanos y foráneos.
El Mercado Andalusí no es una gran feria, a decir verdad no es gran cosa. Encajado en la gracia gaditana, te venden miel para la gripe A con un cartel a rotulador que sólo en Cádiz puedes encontrarte. Pero no es el acabose, que conste. No le hace falta. Tres días completos de público, alrededor de cien mil visitantes según ha publicado posteriormente Diario de Cádiz y los bares no han parado de servir bebidas y tapas. Como la que me tomé el domingo al mediodía en un agradabilísimo ambiente. Nada como una cerveza en jarra de latón, todo muy frío, y una tapita de choricitos a la sidra para chuparse los dedos. Las cosas pequeñas, y variadas del día a día, sirven para disfrutar.

lunes, 24 de agosto de 2009

'Anticristo'

"Una mujer que llora es una mujer que conspira". Eso al menos dice Lars von Trier en Anticristo, su última película estrenada el viernes.

Es una de las frases interesantes de este producto inclasificable pero sí calificable. Esta reflexión sobre la naturaleza femenina, la caída de las bellotas sobre el Edén como asfixiante hilo conductor y la sobrecogedora actuación de Willem Defoe y Charlotte Gainsbourg conforman algunos de los escasos elementos de interés de la obra del controvertido director. Qué puñetas, para qué empleo epítetos al hablar de esto... Como si a estas alturas no conociéramos a von Trier. Me toca las narices que se le califique como autor del cine puro y defensor de las normas del Dogma, yendo de ello además a lo largo del metraje de Anticristo -provocador y absurdo título-, cuando el prólogo del filme donde se expone el motivo de lo que sucede posteriormente es lo más parecido a un anuncio navideño. Música clásica pomposa, cámara lenta y lentes especiales que cantan a legua, cuidada iluminación y cuando aparece el desplome del oso -paralelismo con el niño rodado al más puro estilo del cine tradicional- comienza un plúmbeo filme donde el único objetivo es desagradar para provocar.

A mí me importa tres puñetas ver una pierna atravesada por un berbiquí, un pene manando sangre o un zorro sangrante que habla (!) pontificando y afirmando que "aquello" es el caos. Y tanto que lo es, y no precisamente por lo repugnante de sus imágenes. Si soportamos despiertos la primera hora, aparece una sucesión de provocaciones turbadoras, de onirismos propios de un tipo que asegura escribió el filme en plena depresión personal y que suscita el debate tan sólo a la hora de comprobar hasta qué punto lo que muestra comunica con quien lo visiona. ¿Para quién ya le es suficiente alcanzar su fibra como espectador con tan sólo los elementos que he destacado? A von Trier le alabo la capacidad de turbarme con ocasionales pero brillantes enfrentamientos orales entre los dos protagonistas de Anticristo, determinadas escenas -las del árbol seco o el paso por el puente son más propias de un juego de Capcom como Silent Hill que de un filme Dogma- y una cierto recuerdo que me provoca del cine de Buñuel. Pero entre la producción del cineasta aragonés y el director de Dogville hay un abismo que no es necesario especificar.

Desde el recuerdo pictórico de El jardín de las delicias hasta Un perro andaluz, sin olvidar una inesperada dulcificación escénica al más puro estilo de Greenaway (los simbólicos animales junto al cuerpo mutilado de la Gainsbourg), Anticristo es un filme con el que no es necesario caer en lo que busca su director. No hay suficientes elementos para provocar un gran debate universal, por mucho que von Trier lo haya intentado. Y esa es la penuria, la carencia real de la película.

sábado, 22 de agosto de 2009

Mirando hacia atrás, sin ira...


Entre estas dos fotografías existen diez años de diferencia. En ellas se ve a algunos periodistas de Cádiz y (buena) gente que desde sus inicios laborales están relacionados con los medios de comunicación. La captada hace apenas varias noches es una emotiva cita a la que trato siempre de no faltar y que coordina Luisa, experta en aglutinar a quienes quiere. Ella era la 'chica Almodóvar' de la redacción de hace una década, así la llamaba yo. Esa manera de decir las cosas, de pintarse las uñas, de mostrar los abalorios más retorcidos y soltarte cuatro frescas ingeniosas, esa amabilidad,... Un personaje, que decimos por aquí. Luisa tiró del carro cuando aquél grupo que conformábamos el mejor San Fernando Información hecho en la historia de ese periódico desaparecido el 1 de agosto de 2008 quedó disuelto profesionalmente por una nefasta política empresarial. Lo de siempre, vamos, para qué insistir, que todos -absolutamente todos, de aquí y de allá, de un extremo a otro- ya sabemos. Ni corta ni perezosa, valoró tanto el grupo humano que propuso mantener encuentros periódicos en los que cenar, beber algo, conversar y continuar el contacto propio de un equipo de gente que había sufrido mucho en los últimos meses de aquellos tiempos. Una década después, seguimos reuniéndonos. Ella es la culpable porque sabe cuándo tiene que llamarnos a filas, nosotros acudimos sin rechistar y eso siempre habrá que agradecérselo.
En la foto de hace escasas noches, en la que cenamos en un restaurante asiático de Chiclana y terminamos a base de mojitos, barcelós y jotabés en la incomparable arena -y aguas- de Camposoto, no están todos los de la imagen de hace diez años. Casi siempre es difícil cuadrar fechas para que podamos concitar al grupo entero. Alguno que otro olvidó en estos años que hubo una vez una foto que lo delata en el grupo de los valientes, aunque lo más importante se cumple: la esencia sigue unida. Alejandro, que odia más que yo Up, pero es como ese anciano refunfuñón, lacónico, conciso, protestón, pero con un corazón enorme; Patete, luchador incansable, aún lo recuerdo en el laboratorio revelando antes de la eclosión digital y cierta noche que le dio por escanear las fotos a máxima calidad y cerré edición a las cinco de la madrugada debido al peso de las fotos al enviarlas por modem (te la guardaré siempre, mamonazo); la delicadeza y el detalle en persona que es Nuria, que nos ha regalado a cada uno un álbum con fotos de estos diez años; Paco Martín, que estuve con él horas antes de este encuentro al que no pudo asistir y en sus jereles no deja su cabeza quieta ideando iniciativas,...David, al que eché de menos el otro día a la hora de declamar pomposamente en voz alta gloriosos títulos de editoriales de aquella época, o Chano en su Ayuntamiento de Cádiz,...Y mención especial para Porqui en unos momentos en los que la dignidad se rebela contra la opresión (como debió ser siempre, amigo), consolado por ese prestigioso premio deportivo concedido por el Ayuntamiento de Cádiz. Fíjate si los hay torpes, cortos de vista o deseosos de pegar el cerrojazo (queda poco) que cada vez es más grande la lista de puteados e inmediatamente premiados por su labor.
En estas citas hasta altas horas cada vez se habla menos de periodismo, de puñaladas que nos jugaron, de sueños en los que creímos hace años como unos ingenuos,...No nos une la necesidad de lamernos heridas de antaño. Contemplo la foto actual y, a pesar de lo que nos cuesta salir adelante diariamente, veo felicidad. La otra noche la hallé en cada rostro. Que nos quiten lo bailao en tiempos de crisis, pero no de guerra. Estamos viejos para quemar las naves en batallas perdidas y jamás para beber un buen vino. Salud, compañeros.

lunes, 17 de agosto de 2009

Quince minutos sublimes ante setenta pueriles

Fui a ver Up en su estreno. La respuesta del público en aquella sesión y las críticas posteriores en un buen número de medios de comunicación, así como entre conocidos del ámbito cinematográfico, me hizo pensar si realmente el que debía ingresar en un centro para la tercera edad era yo en lugar del clon de Spencer Tracy. Por cierto, que si Carl Fredricksen tiene sus trazos basados en el protagonista de Furia o Capitanes intrépidos, el explorador Charles F. Munz es idéntico a Kirk Douglas. Homenajes para vender y que ayudan a sobrevalorar el filme.

Como pensé que yo tenía un problema, este fin de semana revisioné la nueva obra de Disney-Pixar para tratar de hacer las paces con un producto que no le llega a Wall-E ni a las cadenas de tracción que usa como piernas. Pero esta segunda ocasión me ha dejado el cuerpo aún peor. Así que me niego a que me encierren en un residencia para críticos gruñones (por cierto, Fredricksen me recuerda a veces más a Carlos Pumares que a Tracy) y, evitando sofismas y el más puro estilo crítico cinematográfico con ínfulas literarias, me reafirmo en que Up es un maravilloso cortometraje de quince minutos, concretamente hasta que visionamos al anciano protagonista cerrar el álbum de viajes e incluso su fundido en negro, donde la lágrima aflora ante la magnitud de lo visto y sentido, y por ello hubiera deseado que aparecieran los créditos para evitar tanto desatino guionístico posterior. Si acaso resulta brillante el inicio del vuelo de la casa de Fredricksen, pero no entiendo esa caída en picado de la historia, esos perros hablantes con collares (!) y el disparate del encuentro del anciano con su antaña admirada figura. Entre otras cosas porque me resulta guionísticamente lamentable que el viejo y Munz establezcan una batalla al más puro estilo Star Wars cuando se supone que éste debería estar ya fiambre...o tener más de cien años. Si con ocho, nueve, diez años, Fredricksen contemplaba absorto los documentales de su admirado y treintañero (como muy poco) explorador, ya me dirán qué edad tendría Munz en el accidentado encuentro cerca de las anheladas cataratas... Y lo siento, pero la concesión a lo fantástico y a la bondad guionística ya se me agota con una casa volando gracias a globos de helio, algo admisible tratándose de este tipo de productos. Pero provocar el encuentro de Fredricksen y Munz es una tropelía guionística impropia de una empresa capaz de hacer los primeros cincuenta minutos de Wall-E o, más atrás, las siniestralidades sexuales ocultas desde Blancanieves a El jorobado de Notre Dame.

Tampoco entiendo la pesadez del niño explorador. Ni su historia traumática al carecer de familia. Ni porqué Michael Giacchino no aprovecha la secuencia del anciano bajando en la silla mecánica por la escalera y en lugar de colocarle música original siendo como es -un resolutivo y brillante compositor-, utiliza Carmen de Bizet. Se lo preguntaré en el Facebook, a ver qué me contesta, porque en Úbeda finalmente no pude y el filme no se había estrenado aún en España.

No sé si me desespera más el gordito o el perro estúpido. O la pobreza guionística -una vez más- para acabar con los aviones de combate de los perros por un simple "¡ardilla!". Si alguien osa decir que todo esto es el culmen de Pixar y de Disney, vamos apañados.

Eso sí, recomiendo enfervorizadamente los créditos finales y sus dibujos en el álbum, relacionados con los técnicos que han hecho posible el filme. Yo los hubiera unido al primer cuarto de hora y hubiera quedado un precioso mediometraje de una veintena de minutos. Tal y como está la cosa, menos da una piedra. A no ser que esta tarde me reencuentre con Sam Reimi en Arrástrame al infierno. Mientras, voy a ponerme de nuevo el DVD con Wall-E y su Making Off...

domingo, 16 de agosto de 2009

Barbacoas en la playa Victoria



Ahí queda una imagen -de escasa calidad, aunque la tomé desde un lugar privilegiado- de las 'tradicionales' barbacoas que invaden la playa Victoria de Cádiz la noche en la que se celebra la final del Trofeo Carranza. Esta en concreto está captada hace apenas unas horas y corresponde, obviamente, a la celebración de este año. El debate está abierto, las valoraciones se suceden, incluida la municipal, los partidarios de esta multitudinaria aglomeración, -entre ellos un buen número de participantes que resulta muy divertido verlos con sus neveras en mano, piratas reventones por la cintura y camisetas con la palabra 'picha' entre otras monerías- y los que consideran que se trata de una gran catetada discutirán en estos días, la bronca se aplacará paulatinamente y el año que viene otra vez lo mismo. ¿Mi opinión? Pues ni idea, la verdad. Tengo que pensarlo. O a lo mejor no...

jueves, 13 de agosto de 2009

Innecesariedades

No entiendo la actitud de los políticos gobernantes a todos los niveles. Con la que está cayendo, y el ministro Caamaño le da por liarla con los crucifijos en las escuelas. Hay ministros (y ministras) que realmente no sé si tienen encomendada la misión de entretener al personal con disputas estériles lanzándole anzuelos -llámense simbología religiosa o aborto- para que a nadie le dé por pensar en lo que realmente está sucediendo, o es que simple y llanamente les gusta provocar. O denotan una inmadurez impropia del cargo.

El problema es que esta crispación innecesaria se traslada a otros ámbitos y localizaciones donde gobiernan los del lado contrario. Y en Cádiz le ha dado al Gobierno local de Teófila Martínez (PP) por establecer una cruzada moderna (es decir, con alegría moderada y sibilina, pero cruzada al fin y al cabo) contra el nudismo en las playas urbanas. Así que entre los crucifijos y los bañistas en pelotas...

Con tales temas tan tribales es fácil provocar debates que empequeñezcan lo que realmente nos preocupa como ciudadanos y españoles. No hay consenso en el diálogo social, los trabajadores caen como ametrallados, los autónomos cierran sus negocios por cientos al día, la economía parece dejada de la mano del "Dios proveerá" porque nadie (de un lado y otro) aporta soluciones suficientemente sólidas, las familias no tienen que comer, Cádiz es el culo del mundo en posiblidades de trabajo y en fomento de la cultura, donde el chovinismo carnavalero y futbolístico hace un daño mortal,... y estos se embroncan por quítame allá un bañador para tapar las tetas y los chochos.

Si yo gobernara en Cádiz no me preocuparía por prohibirle a los bañistas que se desprendan del bikini o del meyba de mi abuelo. Todo el mundo sabe cuál es la 'filosofía' que impera en una playa urbana como la de la capital, por cierto bastante deficiente en muchas cosas. Si yo gobernara me preocuparía mucho más esa ristra kilométrica de colillas pirieteando entre la espuma sucia que se queda en la orilla tras morir las olas, las latas de refrescos flotando, las mierdas (sí, sí, mojones) en el agua, lo sucísimo que se ve el mar en general, como estancado, en La Victoria, y el surrealismo de una franja longitudinal con todo el mundo pegado, sombrillas encima de otras y niños pisoteando las toallas ajenas, mientras el resto de la playa, la arena seca hasta el cemento del paseo, está totalmente vacía, en algo contranatura. Me preocuparía más porque La Victoria es una playa puerca, le moleste a quien le moleste, y existe una sustancial diferencia entre el agua y la arena de esa zona y la de Cortadura, y ya no digamos Camposoto por poner un ejemplo en San Fernando, cuyo mar fue calificado hace unos años por una revista especializada a nivel nacional como entre los cinco mejores de España. Y no vale hablar de que eso debe ser del manguito o de la trócola, es decir, de las mareas y coeficientes y otras nimiedades futesas. Es que no hay mierda porque no hay guarros contados por miles echando porquerías y otras playas son más 'naturales' en su concepción que La Victoria, observándose una adecuada distribución de disposición de los bañistas según sus criterios, a la hora de colocar sus bártulos.

El paseo marítimo de Cádiz es un lujo, nadie lo niega. Su playa es patética. Y la conozco desde que nací, que para eso mi madre me llevaba todas las tardes del verano desde donde vivíamos, en la calle General García Escámez, hasta cerca de El delfín azul, andandito y pasando por el lado de las ruinas de la plaza de toros gaditana tras ser demolida, donde ahora se sitúa la plaza Asdrúbal. Y almorcé buenos pescados en Casa Ramón, olí el zotal de las casetas y ya por entonces pillé una infección cutánea en mi torso por culpa de la porquería.

También me preocuparía por la imagen de Cádiz ofrecida 'gracias' a las barbacoas de pasado mañana. Algo que, hace unos años, alentó el propio Ayuntamiento para establecer un récord en el Guiness, se le escapó de las manos (sofás, tresillos, pailas calcinadas, alcohol desbocado, angangos por miles cantando sucedáneos de flamenco), casas enteras construidas sobre la arena... y al año siguiente comenzar el propio equipo de Gobierno a recortar los desmanes permitidos anteriormente. Cosas del surrealismo. O de no saber qué se quiere.

Y con respecto a los crucifijos... Como cristianos tenemos que estar pendientes de otras muchas historias realmente más relevantes que esta. Tenemos mucha tarea para prestigiar una religión que nos hemos encargado de desprestigiar durante siglos.

sábado, 8 de agosto de 2009

El silencio sonoro de los poemas en Santiago de la Espada y la Sierra de Segura

Santiago de la Espada tiene apenas 1.500 habitantes, en verano algunos más. A los hornilleros no les gusta promocionar en demasía el núcleo que conforman Santiago-Pontones y sus maravillosos parajes naturales. El turismo da dinero, sí, pero la masificación les amenaza y no la ven con buenos ojos. Andan felices con sus aldeas, con el ganado paciendo plácidamente; a pocos kilómetros y entre parajes sublimes, el lago en Las Anchuricas que no tiene nada que envidiar a un paisaje de Los Alpes, donde nos bañamos hace unos días sin indicios de seres humanos a mucha distancia,...

En la aldea de Las Nogueras, a apenas una decena de kilómetros de Santiago, tiene una casa Benito Mostaza. Buen escritor, profesor, iniciador de medios de comunicación, columnista, y sobre todo, padre de mi buen amigo Jorge Mostaza. Ambos nos han hecho vivir unos días de retiro en aquellas tierras tan distintas a Cádiz, que sirven a Benito y a su familia en verano para alejarse del febril trasiego de Sevilla donde viven.

Benito no es jiennense, pero como si lo fuera. Él y Virginia, su mujer, se trasladaron hace años allí cuando les enviaron como maestros, después hicieron su vida en Sevilla y las escapadas a Las Nogueras son frecuentes en fechas señaladas. Y me hicieron compartir una de ellas estos días, en los que necesité placidez y lugares para reflexionar, para darme fuerzas ante un invierno crudo en el que habrá que luchar mucho.

En Las Nogueras viven apenas un centenar de personas. Sus casas me llamaron la atención principalmente por dos cosas: muchas están recubiertas de placas metálicas para hacer resbalar las duras nevadas de una zona a 1.350 metros de altitud. Otras mantienen porches de entrada con parras, vides de un verde vivo con uvas que al sol dejan ver, tras su bella transparencia, el lejano paisaje. Nada que ver con los campos de Hernán Perea, a unas tres horas en todoterreno, donde el paisaje es rudo e inmenso, especialmente sobre el monte Cagasebo, donde se puede apreciar la esquilma humana de miles de árboles, llevada a cabo cuando fue declarada paradójicamente provincia marítima en el siglo XVI para utilizar la madera y construir los barcos de la Armada Invencible. Allá arriba capté la emotiva imagen de Nani y Mamen emocionadas mientras Jorge contempla el horizonte, a espaldas del sol,..

Camino de los campos te encuentras un bosque por el que las ardillas piruetean por los pinos, cervatillos se esconden o huyen despavoridos al paso del cuatro por cuatro por el carril y haces una parada para acercarte al pino Galapán, que se alza imponente y desafiante para que, al menos entre cuatro personas con los brazos extendidos y manos enlazadas, traten a duras penas de rodear su tronco.

Las Anchuricas, el pantano del Tranco, la belleza del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas,... El nacimiento del Segura se contempla como un lugar de fe, mana del suelo en una piscina natural de profundidad indeterminada y sus aguas heladas comienzan a buscar pronto los recovecos de las montañas no sin antes robarle un gélido chorro para beber en una alberquita. El río Borosa y sus entresijos de agua cristalina conforman un paisaje al que los encorsetados parques temáticos tratan de imitar en zonas vérdeas, con la diferencia de que lo que se vive recorriendo los caminos de la Sierra de Segura son reales.
Pero lo que jamás se olvida realmente es a la gente. Las mujeres de Las Nogueras salen a la calle a primera hora vestidas de negro una mayoría para comprar alimentos en una furgoneta que viene de Santiago, sobre todo lo que no se cultiva en las huertas de alrededor y falta para completar una buena y jugosa despensa. En el almuerzo del primer día que llegamos, Josico 'el de las migas', como su apodo indica, nos hizo una exquisita y gigante sartén de migas aderezadas en la mesa con uvas, pimiento, naranjas,... Josico tiene apelativo de niño, pero en realidad es el alma y sus ojos lo que tiene de pequeño travieso y feliz con lo que le rodea.

Mariano 'el de la Ía' disfruta al lado de Benito abriendo una botella de Marqués de Polavieja, un ribera del Duero de 2003, mientras un Marqués de Cáceres de 1997 aguarda sobre la mesa. Mariano tiene un supermercado en Santiago, durante años era quien traía el pescado a la zona y en realidad es fresador. Poco a poco se incorporan personas, amigos de Benito, hasta completar 'la cocinica', que es como el chalecito de la casa de los Mostaza, cruzando la calle del portón de la vivienda, donde sólo hay una explanada techada con una hamaca a la derecha, a la izquierda una barbacoa, varias mesas de plástico para comer y la vista del riachuelo enfrente que recorre la trasera entre árboles. Aparecen Carlos, Jesús y Antonio, hijos de Antonio Cózar, que es el 'potentado' de Santiago con su trabajo como dentista al que le han seguido sus hijos, que toman una cerveza, charlan con nosotros sin conocernos hasta ese momento,... La hija del policía municipal es preciosa y con 16 años se sienta callada a contemplar la escena. Su cabeza quizá esté en otros lugares, en otros mundos,... cosas de chiquillas.

Y tras el opíparo almuerzo, José Muñoz aparece con su guitarra. De piel curtida, semblante serio pero dicharachero al ratico, tiene predilección por las soleás, habla de sus discos grabados y la toca mientras Benito comienza a recitar algunos de sus poemas, varios de memoria, otros con uno de sus libros en las manos.
Juan, que es el cuñado de Mariano y Nicolasa casado con 'La Pía', se decide a recojer su guitarra y de ella y de nuestra garganta afloran las canciones de Sabina, Aute, La Mandrágora, Serrat y 'Aquellos duros antiguos..." en honor a nosotros. Olegaria, la mujer del 'Pieles', contempla una escena que se prolonga, con bebidas espirituosas y café, hasta casi la noche... Hay que correr y cambiarse, que toca verbena en Las Nogueras, preludio de las fiestas de Santiago de la próxima semana. El año que viene iremos de nuevo.

viernes, 31 de julio de 2009

Diario de Cádiz no se despeina en nueve años

El último barómetro del Estudio General de Medios (EGM), publicado hace varias semanas, revela que Diario de Cádiz cuenta con 153.000 lectores. Los datos corresponden al periodo comprendido entre octubre de 2008 y mayo de 2009.

Aunque existe un abanico de medios escritos de prensa en la provincia gaditana, el rotativo del Grupo Joly apenas se ha despeinado en estos años con respecto al número de seguidores del que disfruta. Cuando el monopolio informativo se acabó fruto de los avances del periodismo y la necesidad social de mayor información, apareciendo otros grupos mediáticos que compitieron con el buque insignia de los Joly, era de prever que se produjera un descenso de ventas o convulsos movimientos en el seno de su empresa editora. Pero ni la crisis actual, afortunadamente, puede con él. Hay despidos candentes, como en otros muchos grupos empresariales del país azotado por la crisis, pero los datos del cuadro que os aporto nos hace llegar a la conclusión de que el lastre que sufre el grupo editor del diario gaditano y que le obliga a apretar el cinturón no nace precisamente en la redacción ni en los despachos de los comerciales de este medio, sino en las cuentas con números rojos que emanan los resultados de ventas, publicidad y presencia social de los periódicos que el Grupo Joly ha ido creando paulatinamente en otras provincias como parte de una estrategia de expansión en la que además no todos los miembros de la familia estuvieron de acuerdo. Algunos diarios tuvieron que irrumpir necesariamente ante el desmadre de este sector empresarial de los últimos diez años y que ahora, cuando llegan la vacas flacas, ha obligado a sentarse a los editores que antaño se enfrentaban crispadamente para establecer una coexistencia pacífica, reducir gastos y romper la cuerda por el lado más débil: las plantillas, los empleados.

Cierto es que los clientes potenciales de periódicos también sufren la crisis, pero no nos quedemos en las frías estadísticas del último EGM. En un par de horas podemos extraer unos datos de los que podemos emanar conclusiones que nos darán que pensar, independientemente de la principal que ya la he citado anteriormente a la hora de reflexionar sobre el talón de Aquiles de este importante grupo periodístico.

Un análisis de las estadísticas del EGM en sus tres oleadas desde el año 2000 nos servirá para comenzar a pensar. De hecho, y como bien se puede ver en el cuadro, estamos extrayendo datos de 27 oleadas, suficientes como para hacernos una idea. Y una sucinta mirada nos lleva a una primera conclusión: Diario de Cádiz (insisto, excluyendo el resto de periódicos del grupo incluso los otros dos provinciales, Diario de Jerez y Europa Sur) contabilizaba 142.000 lectores entre febrero y noviembre de 2000. Si las estadísticas del EGM reflejan que actualmente cuenta con 153.000 lectores, nos indica un incremento de 11.000 lectores. Y ese guarismo, en plena crisis de carácter brutal. Pero veamos las evoluciones de estos años...

El diario por excelencia de Joly alcanzó su pico más elevado en cuanto a número de lectores entre abril de 2006 y marzo de 2007, con una cifra de 201.000. Desde febrero de 2005 habían venido experimentando un aumento paulatino de lectores cuyo máximo exponente se dio entre octubre de 2005 y mayo 2006, con nada menos que 34.000 lectores más. Superar en doscientos mil el número de seguidores diarios era algo obviamente temporal, de manera que esta inusual subida vino a moderarse conforme avanzaron los años, y de hecho sólo entre octubre de 2006 y mayo de 2008, Diario de Cádiz pierde nada menos que 47.000 lectores. Una buena cifra para utilizarla demagógicamente por sus competidores... si no fuera porque si así lo hacen, están obviando la suma de los paulatinos incrementos que le hicieron llegar al pico anteriormente mencionado, de manera que este periódico llega a sumar la cifra de 70.000 lectores nuevos entre febrero de 2005 y marzo de 2007. Tras el 'calentón', los guarismos volvieron a su cauce, y las diferencias de lectores en los dos últimos años apenas ha sido testimonial. En noviembre de 2008 suma 155.000 lectores, pierde varios miles después, ahora los vuelve a recuperar,... hasta situarse en los 153.000 lectores que le da el EGM. Y si hacemos la media de los 27 sondeos, nos percataremos -tal y como refleja el cuadro- que la media de lectores de Diario de Cádiz en nueve años se sitúa en 147.777 personas. Es decir, casi seis mil menos de los que disfruta ahora. No está nada mal... Si alguien quiere seguir con las elucubraciones, le recuerdo que fue en septiembre de 2004 cuando Vocento apareció en Cádiz con La Voz. 161.000 lectores contabilizaba Diario de Cádiz por entonces, durante los siguientes meses sufre un leve descenso en este aspecto, pero desde febrero de 2005 hasta marzo de 2007 no para de ganar lectores hasta alcanzar su culmen en toda una década.

¿Conclusiones? Las cuentas no cuadran porque el respaldo de lectores, y con él de ventas, se pierde por otro lado. ¿Es entonces justificable que se produzcan despidos en la 'Gallina de los huevos de oro' del grupo?

miércoles, 29 de julio de 2009

Muere el periodista Adolfo Álvaro

Me llega la noticia, por una llamada telefónica, de la muerte del periodista madrileño Adolfo Álvaro Martín. Son de esas cosas que te afectan porque trabajé con él durante su etapa como director del periódico Cádiz Información durante el año 2004 y parte de 2005. Yo era el redactor jefe de la sección de local, su amigo íntimo Nicolás García Becerra el de provincia y el 'tridente' lo completaba Adolfo. Modestia aparte, un trío bastante resolutivo para sacar adelante un periódico. Ninguno de los tres estamos ya en las oficinas que ocupábamos diariamente hace casi cinco años.

Adolfo era un bien tipo -no como otros- en una profesión en la que es difícil decir esto de algunos de sus integrantes y los que la rodean. Peculiar, seco en el primer trato, pero a poco que aparecía la sintonía afloraba paralelamente aquella risa peculiar que tenía. Emprendedor, justo y ecuánime, tuvimos muchas charlas sobre lo divino y humano, algunas muy personales y lógicamente conversábamos sobre el periodismo, la manera de hacer la cosas, quienes nos rodeaban,... Jamás faltó el respeto a nadie, a mí aún menos, y no me hubiera importado seguir trabajando a sus órdenes si no hubiera sido porque fue otra víctima de los 'profesionales' en quemar a buenos periodistas y gestores hasta donde los dejan gestionar, claro está.

No recuerdo una bronca con él, ni siquiera como las que todos tenemos, por un quítame allá esta noticia de la página de apertura de local que es mejor esta otra. Todo lo contrario, la sintonía era casi total. Le gustaba llamarme 'Jose', no José Carlos como hace todo el mundo, y cuando se marchó hastiado del cuchitril de despacho del que fuera el periódico donde trabajamos, los tres nos pegamos un homenaje en un restaurante del Paseo Marítimo gaditano. La foto lo refleja. Lo dice todo para evitar las dudas. Él comenzó una nueva etapa al frente de los informativos de Onda Jerez, yo tomé su relevo en la dirección del periódico en mayo de 2005 y a los pocos meses me marché al Cádiz CF, Nicolás al Ayuntamiento de Sanlúcar,... la vida misma.

Nico me mantenía informado de su estado cuando hace poco más de dos años le diagnosticaron un cáncer. También lo hacía mi buen amigo y fotógrafo Paco Martín, que no me daba buenas noticias al respecto últimamente. Casi esperábamos el fatal desenlace y esta mañana me lo dijeron.

A las tres y media es el entierro. No estoy hoy por aquí, no podré ir. Otros sí, incluso los que lo putearon en diversos frentes en Jerez, en Cádiz,... Mejor no estar. Adolfo ya se fue y la vida sigue...

viernes, 24 de julio de 2009

Camino de un estallido social



Un millón de hogares españoles tiene a todos sus miembros en paro. El 65 por ciento de los empleados del país temen perder su puesto de trabajo, y las previsiones que el Gobierno manejaba para final de año, ya de por sí espeluznantes, se han alcanzado al llegar a la mitad de 2009. Otros muchos datos dados hoy a conocer en la Encuesta de Población Activa (EPA) no los voy a repetir porque cualquiera de vosotros puede consultarlos en los periódicos digitales o ya lo han escuchado a lo largo del día.
Todos estos nefastos resultados aparecen además cuando el diálogo entre Gobierno, sindicatos y patronal está totalmente roto. Da la sensación de que alguien tiene prisa. Puede que el Ejecutivo de ZP para que las centrales sindicales no le planten una huelga general y la patronal para que, a tenor de la aún mayor sangría que se avecina, se reforme el mercado laboral lo más pronto posible, se despida con mayor flexibilidad y más barato. Las negociaciones de este tipo en épocas pasadas han durado semanas, meses, y repentinamente se convoca una reunión urgente una tarde de un viernes de julio... Todo suena muy raro.
A Fernando González Urbaneja le parece que "tenemos que estar de luto" por lo sucedido en estas últimas 24 horas, al coincidir los datos del desempleo y los desatinos del diálogo social. Fernando mantiene últimamente una visión demasiado apocalíptica de todo lo que concierne al Gobierno de ZP. Desde su sonada trifulca con el caso del asesoramiento en RTVE hace ahora cinco años cambiaron las tornas en muchos aspectos de sus argumentos político-periodísticos. Yo no voy a ser tremendista como Urbaneja, porque...¿Qué vamos a dejar para diciembre, cuando se den a conocer las cifras del último trimestre del año, tras los despidos que serán por miles cuando acabe el verano y se caiga el maquillaje del empleo-basura en el sector servicios?
Vamos a acabar el 2009 con datos que pueden provocar un estallido social. Todas las alarmas deberían estar ya encendidas, y Gobierno, sindicatos y patronal deberían tratar de apagarlas cuanto antes con medidas conjuntas. Pero cada cual arrima el ascua a su sardina, mientras da la sensación de que el Ejecutivo de ZP le tiene pillada la medida al populismo del más puro estilo peronista. Decisiones como los cheques bebé y los famosos 400 euros en 2008, los comunicados contra la patronal a las once de la noche, los tocapelotas cambios en la ley del aborto, las inyecciones económicas para el turismo anunciadas hace horas y los poco más de 400 euros para parados de larga duración (¿y después, dentro de un año, qué?) son medidas más propias de gobiernos bananeros que de ejecutivos preparados y con miras a un horizonte que necesita actuaciones de suficiente solidez como para acometer el ciclón devastador que empezó a gestarse hace ya varios años, a notarse en España hace doce meses sin que se reconociera que existía una crisis y aún va a azotar más hasta que acabe 2009.

jueves, 23 de julio de 2009

La playa de Torregorda


¿Qué queda de la esencia castrense, la herencia militar, en San Fernando? No se sabe bien cuándo ni cómo; lo podemos enmarcar en los últimos 20-25 años, pero la localidad gaditana comenzó a perder la influencia de las FAS y dirigió sus pasos hacia el sector servicios con demasiados titubeos en unos tiempos en los que se requieren decisiones diáfanas e inflexibles para hacer progresar una ciudad, y las media tintas se han apoderado de la vida social de los isleños.
Estamos en julio y ayer para despejarme quise recordar mis veranos de hace más de dos décadas, paseando por la playa de Torregorda. El polígono militar se encuentra realmente en el término municipal de la capital, pero fue siempre la playa a la que iban los isleños. El bellísimo litoral de Camposoto estaba restringido como zona de pruebas de tiro y hasta hace apenas esa veintena de años, el acceso a esta costa virgen lo impedía una oprobiosa empalizada de madera dispuesta por el Ministerio de Defensa. De manera que los isleños tenían que tener su playa y Cádiz les pillaba demasiado ajena. Junto con ellos, en una indisoluble comunión como siempre había sido, militares de cierto rango que disfrutaban también de la playa y en Torregorda disponían sus casetas como cortijos particulares, su paseo marítimo con balaustrada, consumiciones a precios irrisorios, marineros en las puertas de acceso pidiendo permisos que nos concedían en tarjetas hechas para la temporada estival,...
Yo no he tenido familia militar, pero sí amigos de este gremio. De manera que en mi juventud nos íbamos por la mañana temprano en el autobús que disponía la Marina, aquellos grises que en invierno se utilizaban para el transporte escolar, y nos llevaban gratis a Torregorda. Regresábamos por la tarde, tras jugar tres o cuatro horas al fútbol, comer con refrescos o cervezas que costaban 20 pesetas y las raciones y hamburguesas a precios casi simbólicos. Para entrar en Torregorda tenías que tener un pase, así que durante algunos años mis apellidos cambiaron en función de la familia de amigos que me sacaban la tarjeta de color verde, naranja,... Era una técnica habitual. Me llamé José Carlos Calle Corrales (amigo Migue, ¿cómo estás? Qué me alegra verte por la calle de vez en cuando y saludarnos, con esa sonrisa tuya de buen tío...) o José Carlos Mengíbar Vázquez. Por cierto, a mi amigo Quique Mengíbar sí que no lo veo. Está en Sevilla pero sería tal la alegría si alguna vez volviéramos a charlar de tantas y tantas cosas, compañero...
En Torregorda, en las mesas de su paseo, veía diariamente a personajes de La Isla. A gente conocida. Juan Meléndez, Pepe Macías, muchos cofrades de siempre, con sus cervezas en la barra o su café por las tardes en amable tertulia. Yo estudiaba mis materias pendientes de verano en aquellas mesas para examinarme en septiembre cuando había suspendido en junio (en más de una ocasión, no creáis), engullíamos dulces en esos veladores, buscábamos a las niñas guapas que por la noche veíamos pasear por la calle Real, cuando ver a una chica en San Fernando era algo que incluso atraía a otros amigos de Cádiz, El Puerto,... que venían a dar vueltas por la ciudad para comprobar la fama de elegantes y atractivas de las niñas isleñas. Ahora todo ha cambiado. Y tanto.
Pues he vuelto a visitar el balneario de Torregorda. Ahí está aún. En La Isla no existe ya la Capitanía General, los militares apenas se respiran en los actos sociales de la ciudad, pero Torregorda sigue funcionando. Y me alegré mucho. Su paseo marítimo con su barra y sus mesas sigue abierto, ahora gestionado por una empresa privada, una encomienda de la Armada, incluso la mayor parte de sus mesas metálicas son las mismas, sus vestuarios,... Y cientos de bañistas. En las fotos lo podéis ver. Ya no hay casetas, cotos privados de rangos con cocas en las mangas, los tiempos cambian, pero se ven rostros que bien pudiéramos trasladarlos a aquellos años inolvidables y dorados del balneario.
Los isleños ya tienen su playa de Camposoto, en tiempos del alcalde Antonio Moreno se logró liberar la playa y las mentalidades son otras. Pero me alegra que Torregorda esté ahí. Aún venden dulces. Y las pizarras reflejan raciones a precios módicos. Ya no hay pelones en la puerta pidiéndote tarjeta. No hay autocares por la cara para familias de militares. No existe aquella sensación de que ibas a una playa que te prestaban. Y todos hemos evolucionado, los militares los primeros. Otro día me sentaré en una mesa, voy a llevarme unos apuntes de lengua española aún guardados de mi primero de BUP, me pediré una cruzcampo de botellín y miraré de lejos, en el celaje, el inicio de la playa gaditana de Cortadura. Y a escasos metros del balneario, en el agua, cuando la marea baje, una pequeña isla a la que íbamos nadando, le llamaban 'La Leona'. Era nuestra particular Bahamas de lujo. Qué tiempos...

martes, 21 de julio de 2009

Ninguneo de Tenerife con Úbeda

Cuatro días intensos para mis compañeros del Festival Internacional de Música de Cine 'Ciudad de Úbeda'. Un sueño cumplido, alcanzar el quinto año con compositores en la localidad jiennense de la talla de Patrick Doyle (Mucho ruido y pocas nueces, Frankenstein, Atrapado por su pasado), Michael Giacchino (Los increíbles, Ratatouille, Star Trek 2009), Christopher Young (Homicidio en primer grado, Atando cabos, El exorcismo de Emily Rose) o los españoles Roque Baños (Carreteras secundarias, La Comunidad, Alatriste) y Fernando Velázquez (El orfanato). A ellos, con otros de igual relevancia, se han unido Colette Delerue, viuda de Georges Delerue, quizás el compositor europeo más importante de la historia de la música de cine junto con Ennio Morricone. Ya hace varios años estuvo en Úbeda Carol Goldsmith, la viuda del gran Jerry Golsmith,...

Un problema insalvable familiar me ha impedido estar estos días en Úbeda. Tras diez meses de denodado esfuerzo por participar en la estrategia para dar a conocer el festival más de lo que era, cambiar la imagen del departamento de Prensa y esperar ansiosamente estas jornadas como premio a tanto esfuerzo de una organización que ya alcanza el medio centenar de personas, he tenido una mala fortuna de narices. Afortunadamente, todo ha sido un susto. Grande, pero susto 'arreglado' con un retoque. Tras cuatro años acudiendo a Úbeda, estos días me ha faltado algo que necesitaba. Otra vez será.

Pero mis problemas no son los del festival, afortunadamente. Y aún no he tenido una conversación detallada con David Doncel, el director de todo este tinglado, porque debe estar arrastrándose de cansancio por los jardines y monumentos ubetenses. Seguro que todo ha salido a pedir de boca. Ya estos días lo comentaremos.

Hablábamos hoy de problemas y no míos, sino del festival. Y sí, tiene uno. Se llama ninguneo e ingratitud. El problema es más de otros, pero afecta. Miren que son dos conceptos que jamás perdono. Por eso dirijo hoy mis palabras a Diego Navarro. El director titular de la Orquesta de Tenerife y compositor de la banda sonora de La puerta del tiempo lo podéis ver en la foto de hoy conversando conmigo. Esa imagen la captó un congresista que fue a Úbeda hace cuatro años, allí nos pilló charlando de cine y música. Diego Navarro se quedó encantado del ambiente que se estaba gestando en este congreso -ahora ya festival-, se le trató maravillosamente y desde entonces han ocurrido cosas en estos dos últimos años. Navarro ha querido trasladar a Tenerife el festival de Úbeda y ha montado allí Fimucité, título que le ha dado a un congreso de varios días al estilo de la localidad jiennense con la asistencia de músicos de cine y conciertos. La pasta la pone primordialmente el Cabildo Insular.

No voy a dejarme llevar por ser miembro de la organización del Festival de Úbeda. Digamos que, como amante de la música de cine, me parece extraordinario que en España no sólo exista un evento de este tipo, sino dos, y si se pudiera (el festival de Úbeda cuenta con un presupuesto de más de 100.000 euros y los organizadores no cobran) tres, o cuatro. Pero siempre con la máxima del respeto y de la gratitud.

Me gustaría dejarle una cosa clarita a Diego Navarro, con el que además tuve conversaciones para traerme a Cádiz a la Orquesta de Tenerife que él dirige para ofrecer un concierto de música de cine. Y a Diego le digo que deje de meter la pata con las declaraciones que hace en los medios. Hoy martes, hace apenas una hora, lo he oído en el programa De Costa a costa de Punto Radio y ha dicho que Fimucité ya es el mejor evento de música de cine del mundo por ser único en estas características. Perdona, Diego, pero nada te da derecho a ningunear a Úbeda. Tú has estado en el festival ubetense conmigo (la foto lo demuestra) y sabes que este encuentro sigue siendo punto de referencia primordial en su ámbito. Y no lo digo yo, ni David Doncel, ni Marcelino Sánchez, alcalde ubetense. Lo dicen en Estados Unidos, en Inglaterra, en los medios nacionales e internacionales, en Francia donde se le ha premiado por su contribución mundial a la música cinematográfica,... y lo dicen los cinco años ya cumplidos con la presencia en vivo de John Debney, Basil Polidouris, Sean Callery, Don Davis, David Arnorld, Bruno Coulais, John Scott, los mensajes grabados de ánimo de James Newton Howard, de Emma Thompson,...son cinco años ya, Diego, y Fimucité tiene su mérito (comienza en las próximas horas, porque además lo han hecho casi coincidir en fechas con Úbeda) y te traes a gente curiosa como Mark Snow o Jan AP Kaczmarek, pero no quieras arrimar el ascua a tu sardina porque además no sé cuál es el objetivo. No lo necesitas, este tipo de eventos no se hacen con petulancia o dando codazos a otros colegas, sino con humildad y tenacidad. Así que deberías explicar porqué haces esas declaraciones, con la cantidad de cosas que puedes decir, y sabiendo que el ambiente está caldeado en Úbeda contigo.

Yo no soy un fanático de nada, ni soy David Doncel. Lo que te digo, colega, lo hago desde el cariño, te aseguro que objetivo, a la música de cine. Y a las actitudes caballerosas y gentiles. Así que recapacita, es mi consejo, y adopta otra filosofía. Ah, y felicidades. Deben estar muy bien los actos previstos por el aniversario de Alien. ¿Lo ves? No pasa nada por reconocer las cosas. Cuidate.

viernes, 10 de julio de 2009

Sanfermines: hasta dónde llega la incongruencia humana


¿Hasta dónde tendría opciones de prosperar una querella contra los Sanfermines? ¿Ni siquiera saldría de la mesa de un despacho porque interesa menos que señalar a China con el dedo y nadie le chista al país oriental ante su régimen totalitario pero machacamos a Honduras, uno de los países más pobres del mundo?
No tengo opinión formada sobre el rito que se celebra en Pamplona. Es decir, que sería un error considerar que mis argumentos se deben a mi desagrado hacia esta fiesta. Jamás la he vivido, me aseguran que es la leche. Será. Si ellos lo dicen... No lo dudo, pero objetivamente, sin los aderezos que podamos colocarle al evento por razones ancestrales, folclóricas o sentimentales, se trata de una cosa en la que una manada de bichos con cuernos -a veces del tamaño de los de Tim Curry en Legend- salen corriendo y durante unos minutos la gente los rodea practicando el sadomaso, es decir, huyendo despavorida pero a la vez gozosa por estar allí. Curioso fenómeno. Conozco otras fiestas como la Semana Santa o el Carnaval, que también llenan las calles de miles de personas (millones en el caso de la Semana Mayor al celebrarse a la vez en cientos de ciudades) que también consumen en los bares, compran globos de helio a los micurrios, patatas de paquete por miles y los vendedores ambulantes hacen su agosto en marzo o abril. Pero los nazarenos no tienen cuernos, al menos como los que se ven en Pamplona. De manera que la famosa fiesta pamplonica tiene un riesgo de gravedad en su celebración, extremo podríamos decir. Deja mucho dinero, pero es muy peligrosa.
Una organización de derechos humanos podría perfectamente querellarse contra los promotores de esta fiesta. Su base jurídica sería la misma que nos obliga a a utilizar el cinturón de seguridad en el coche o a no suicidarnos, donde además tenemos castigo divino, por si fuera poco, y nos quedamos en no se sabe dónde por ser unos acojonados y decir aquello de 'paren el mundo que me bajo'. Aquí se juega sí o sí.
Me resulta sumamente complicado saber porqué estoy obligado a usar el cinturón en el coche cuando es un elemento de seguridad privada, que no afecta a terceros, de manera que el 'estado' se convierte en órgano protector de mi integridad física por encima del criterio particular, pero no se prohíbe correr delante de un toro en plena calle como un hecho de alto riesgo. Es imposible encontrar una respuesta a la pregunta de porqué el ser humano puede hacer 'lo que le dé la gana' en los Sanfermines pero no puede conducir sin cinturón o beber catorce cubatas porque, aun pudiendo, está mal visto emborracharse y reservado el derecho de admisión. Fumar mata y somos tan hipócritas que para evitar que se fume más gravamos el tabaco con mayores impuestos. Podríamos cobrar en los encierros, 30 euros por cada uno que lo haga. Sería una medida disuasoria. Sólo morirían los ricos. ¿Ridículo, verdad? Tanto como que sólo se irán al boquete los que tengan dinero para comprar un paquete de Chester o Ducados.
Daniel Jimeno Romero era un joven al que el toro 'Capuchino' empitonó por su yugular. El astado se rezagó de grupo en el encierro de hoy y se fue para el desafortunado corredor, que fue operado y, a pesar de ello, murió desangrado una hora después. En la foto tenéis el rostro de Daniel, y en la otra imagen, un ejemplo del tamaño de los cuernos de un toro en Sanfermín.
Me quedo perplejo cuando se emplea la terminología 'sanfermínica'. Resulta vomitivo escuchar lo de 'encierro limpio' cuando los animales no tocan carne humana. Para mí que todo esto es sucio, muy sucio y muy cínico. Pero a ver quién le pone el cascabel al toro. Y todo eso sin hablar del respeto a los animales. Sólo hemos comentado algo sobre el que le debemos al ser humano. De lo otro aún espero que, por ejemplo, los ecologistas se opongan a ello. ¿O muchos beben y fuman porros en las calles adyacentes a las cornadas, pero siempre en el corazón de Pamplona en fiestas?

miércoles, 8 de julio de 2009

Joe Hisaishi: nos conformaremos con este vídeo...

Finalmente, el compositor japonés Joe Hisaishi no podrá estar en la V edición del Festival Internacional de Música de Cine 'Ciudad de Úbeda'. Le han colocado las sesiones de grabación de su última película precisamente en los días concretados para asistir a este evento en España.

No pasa nada, esperamos ansiosamente a Christopher Young, Michael Giacchino, Roque Baños con Santiago Segura cantando Torrente (!), Joel McNeely,... De ello hablaremos en estos días.

Mientras, os ofrezco un vídeo que espero sirva de bálsamo ante la ausencia de Joe Hisaishi. En él podéis ver un concierto en Japón dirigiendo su partitura para La princesa Mononoke. Y tocando el piano a la vez. Absolutamente impresionante. Entre la orquesta y el coro suman más de 400 personas. Ojo a los que además desprecian el cine de animación y con él su música... Pura delicia que no saben apreciar. Al menos, quizá, hasta que lo vean.

Y aún me preguntan algunos que porqué se me humedecen los ojos con la música de cine...


lunes, 6 de julio de 2009

'Se alquila', el nuevo corto de Labajo con música de Martínez Ares

El cineasta, autor y actor gaditano Antonio Labajo está terminando de rodar, en estas semanas, su nuevo cortometraje. Se alquila es su nombre y no quiero adelantar nada. El casco histórico de Cádiz ha sido el escenario del rodaje, entre portones de infraviviendas y alguna sorpresa más que, según me adelanta el propio director, podremos ver en agosto. Su intención es proyectarlo en un acto estival, una nochecita en la Alameda gaditana de intramuros o el Baluarte, y darlo así a conocer.

Lo importante del asunto no es sólo el nuevo trabajo del polifacético Antonio, en la más pura línea de una familia a la que le tengo mucho aprecio, sino los aspectos técnicos. El conocido autor musical Antonio Martínez Ares ya tiene compuesta la canción del cortometraje, y los acordes que sonarán en determinados momentos del filme también serán obra del gran cantautor que tanta gloria le diera al Carnaval y a sus coplas. Será su segunda incursión musical en el cine, tras escribir el 'score' de la película que hizo Ana Belén.

Si me pongo a escribir de mi amigo Antonio Labajo no termino. Lo conocí hace ya casi veinte años, la Muestra Cinematográfica del Atlántico (Alcances) se presentaba en el patio del Parador Hotel Atlántico en una rueda de prensa de pompa y boato y yo iba a cubrirla para el periódico y mi programa de radio Último Estreno. Entre invitados y chaquetas, aparecieron dos individuos ataviados con sendos bañadores floreados y chanclas que se sentaron en la primera fila. Aquel descaro bienintencionado me llamó la atención. En la cervecita posterior (cuando se presentaba Alcances y nos daban algo de picar), aquellos dos personajes se acercaron a mí. Eran Antonio y Luis Labajo. Comenzamos a hablar de cine y fueron tales las horas conversando sobre el Séptimo Arte y la música cinematográfica, que en pocos días estaban colaborando conmigo en mi programa. Fui a su casa y, en lugar de ropa, el armario del cuarto de los hermanos estaba repleto de discos de vinilo de bandas sonoras. Nos llevábamos horas seleccionando, Antonio fue el que más empeño puso y, sin medio de transporte que lo trasladara a San Fernando, pillaba varias veces a la semana el autobús. Como no tenía manera de regresar a Cádiz ya de madrugada y mi ciclomotor no era el medio adecuado para ello, volvía de las maneras más insospechadas posibles, o se gastaba una pasta en taxi, o haciendo autostop... Eso era amor a los micrófonos y la música de cine.

Lo pasábamos pipa. Y Rafael, otro de los hermanos, con pinta de juez cuando nos miraba en aquellos instantes, clamaba contra su propio hermano y contra mí porque sacábamos los discos de vinilo de su casa para colocarlos en los platos de la emisora. Eso, decía Rafa, los rayaba y los gastaba, y "ya no se escuchan igual". Arte puro. Nos obligó a grabar los temas en cintas cassette de cromo. Parte de aquella colección era de Rafael, que dibujaba unos cómics irreverentes gloriosos.

Fuimos a conciertos de cine, Antonio se tiñó su cabello de verde chillón durante un tiempo, Jerry Goldsmith en Sevilla se partió de risa al verlo tras su extraordinario espectáculo con la ROSS hispalense, y transcurrido el tiempo, los Labajo se dedicaron al Carnaval gaditano. Y aparecieron agrupaciones, chirigotas, como Ya están aquí o Paso de Cádiz, que fueron desternillantes. Aún recuerdo el romancero No me alcanza para Alcances pero, sobre todo, el primer cortometraje que rodó Antonio Labajo: Perros. Aquello fue tremendo. Se presentó una tarde en Alcances como sesión previa a una película. Más de medio teatro Falla de incondicionales que, en su mayoría, salieron del coliseo nada más terminar el corto. A hacer puñetas el largo que venía después que, francamente, no recuerdo cuál era. Aquel trabajo, cutre pero enorme de cojones, enseñaba como un grupo de policías dentro de un furgón rajaban tela contra inmigrantes, rojos, piojosos y demás. El espectador desconocía que eran polis, de manera que intuía que aquellos seres abyectos y retorcidos eran cuando menos un grupo nazi. Pero al finalizar el corto, la pandilla salía de un furgón policial para dar leña. Crítica directa al sistema y éxtasis de frikis. La reja de la furgoneta de la policía se hizo 'pidiendo prestado' un carro del Carrefour. Ejem. Grandes, los Labajo. Y yo de jefe de prensa del cortometraje. Hice una sola nota de prensa previa a la presentación del corto en Alcances. Nada más. Los encendidos aplausos del peculiar respetable acojonaron a los organizadores de la Muestra...

Ha llovido desde aquellos inicios de los noventa y Antonio sigue siendo mi amigo, se ha hecho un brillante actor, ha sido el coautor con Martínez Ares del espectáculo que recorre desde hace ya meses los teatros basándose en el mundo del Carnaval, con sus filias y sus fobias, y la madurez le hace mejorar por años. Me alegro de Se alquila y estoy deseando verlo. Un abrazo, amigo, y recuerdos a Antonio Martínez Ares. Trabajé con él en el periódico durante unos meses en los que almorzamos muchos días por los bares de alrededor de la redacción y nos hacíamos confesiones (sin hablar apenas de Carnaval) y hace un par de meses hablamos en la feria del mercado del Bicentenario en la plaza de San Antonio, en Cádiz. El tiempo pasa y cada uno está lugares diferentes, pero estamos, que no es poco.