lunes, 26 de noviembre de 2007

Dueños del mundo

Hasta hace ahora 32 años, incluso algunos más posteriores, aquí mandaban los curas y los militares. Nadie se atrevía a dudar de los 'ordeno y mando' de los ministros del clero, empeñados toda su vida en decirnos qué es lo que tenemos que hacer y sobre todo qué es lo que no. De los coleccionistas de soldaditos de plomo en las estanterías y en la calle a tamaño natural, para qué vamos a hablar, aunque hay que reconocer que supieron adaptarse paulatinamente a los nuevos tiempos mucho mejor que los que me condenan por usar preservativo, por admitir las parejas de hecho, por incomodarles inquiriéndoles a que defiendan a los humildes, los necesitados de pan y justicia, por rogarles que dejen de una vez de pensar que tienen el monopolio de la educación,...
El asunto es que ya no nos vigilan los curas y los castrenses. Ahora existe otra especie igual que la de aquellos tiempos: los empresarios. Obviamente, no estoy generalizando en ninguno de los casos que expongo. Lo aclaro para que no me vengan los puristas a liármela con demagogias. El empresario es hoy día el dueño del mundo como aseguraba que lo era Leonardo di Caprio en Titanic, con la diferencia de que este se fue a hacer puñetas por culpa de la carajera y la miopía del oficial de turno que no vio a tiempo un iceberg del que se podían extraer todos los cubitos de hielo de los cubatas que me he bedido en mi vida, y los empresarios son los reyes gracias a la permisividad de los gobiernos. Ahí los tienen, haciendo contratos basura cuando contratan; comprando sindicatos; pagando tarde y mal cuando pagan; haciendo indefinidos porque les subvencionan por ello, pero largando a quienes les da la gana gracias a un abaratamiento brutal del despido. Muchos hacen empresas para ganar dinero sin importarles la calidad de lo que ofrecen. Eso en el periodismo está a la orden del día, o en la alimentación, o en la enseñanza,... No respetan días libres, horarios, y están por encima de cualquier ideología política. El soniquete de "estamos creando puestos de trabajo" lo comparten empresarios y gobiernos, los primeros sin que se les pueda preguntar a qué precio y los segundos para venderlo como logro de gestión o promesa electoral, sin importarles tampoco cuál es la calidad y la firmeza del empleo que están auspiciando...

Hoy la empresa te despide aunque seas fijo. Hoy la empresa te traslada aunque te desarraiguen de tu lugar. Hoy la empresa te da patadas aunque la hayas servido durante años. Hoy el empresario no te telefonea si estás enfermo o te han operado, sólo piensa en lo que le va a costar tu baja; se buscan las maneras de despedirte si eres una mujer embarazada o meten topos en los comités de empresa. Sólo hay un especimen peor que ese tipo de empresarios tan abundantes: los trabajadores vendidos al poder, los lacayos hechos sicarios por migajas,... Son impunes. No les mandan las inspecciones de trabajo. Y si llegan, hacen la vista gorda o las sanciones son ridículas. Así están las cosas y os las cuento precisamente el día en el que renuevo, tras tres meses, mi carné de desempleado. Dos horas en la oficina del Inem, entre gente oliéndole el sobaco, marujas bigotudas con niños en los brazos horrorosamente vestidos preguntándose unas a otras si te come bien o hace la caca suelta o amarrada y angangos tratando de vivir del cuento. Y carteles que dicen "Hay que coger número para todo", pero cuando en la pantalla digital aparece mi turno me dice la de la mesa que "para esto no necesitaba usted número". Pues ¿en qué quedamos, alma de cántaro? Como soy parado, ¿le agrada tenerme en su oficina contemplando el bello panorama anteriormente descrito? ¿Me paga usted la zona azul donde tengo el coche?
Bueno, los que compartan conmigo el 'arroz amargo' del desempleo, que tengáis un buen día reivindicando el derecho al trabajo o el puesto que os quitaron por la puta cara como me sucedió. Ya no sé si los que ejecutaron esa decisión fueron peores que los que me están dando largas ahora con una ingratitud pasmosa. Y a los que trabajáis, también os deseo una buena jornada. Estad alertas, que cuando menos os lo esperéis os despiden, os quitan días de la semana, os pagan más tarde del día cuando pasan las deudas mensuales por el banco, no os suben en la nómina el IPC a principios de año,... cualquier putada de esas que hay gente que se la merece porque son unos mantas trabajando (yo he sido gerente y director de grupos humanos y sé que en todos los lados cuecen habas) y otros muchos no.

jueves, 22 de noviembre de 2007

In memoriam

En memoria del más grande de las artes escénicas de España. Interpretó magistralmente; dirigió cine y teatro de manera excepcional; recitó textos y poemas en discos grabados y eventos como pocos lo hacen; escribió libros asombrosos;... No conozco nada mal hecho por don Fernando en vida.
Ha muerto el mejor. Descanse en paz.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

3.600 horas

Ayer por la tarde volvía a mantener esa pelea 'catódica-casi matrimonial' con el mando de Canal Satélite desde mi sofá, con el objetivo de conocer en un par de minutos la programación de los canales que ofrece la televisión digital. Digo pelea porque no he visto una cosa más incómoda que el Plus. Lento, a la hora que a ellos les da la gana y canales que no he visto en mi vida y ustedes tampoco, a no ser que salga un pedante diciendo que ve la cosa esa de caza y pesca. Ese va en el lote, claro, pero el Playboy hay que pagarlo. No te jode...

En TCM Clásico me encontré con Ben Hur, la película que dirigió William Wyler en 1959 y que se llevó once Oscar. Yo dirijo un filme y me dan ese lote de estatuillas, y acto seguido me retiro a mi casa. Claro que si después llegan unos mastuerzos y le dan otros once a Titanic, cambio de profesión. En definitiva, que me hice el firme propósito de ver tan sólo varios minutos de esa bellísima historia del príncipe judío de la casa Hur, que tiene de todo: amores, rencores, odios, acción, religión, actores buenos y menos buenos, música de Miklós Rozsa absolutamente obra maestra,... Me propuse quedarme ante el canal apenas un rato para continuar con otras ocupaciones. Pero fue imposible. No hay manera de que pueda quitar la vista o darle al Off en el televisor. Hay películas que me enganchan a pesar de haberlas visto repetidas veces, analizado en cursos cinematográficos, presentado en proyecciones o escudriñado en críticas. Me pasa con Ben Hur, Memorias de África, ET, La Lista de Schindler, Casablanca, Metrópolis, Moulin Rouge o Las Horas. Como las pille, tengo que quedarme. Y con la epopeya africana de Meryl Streep y Robert Redford (por cierto, vaya muermo Leones por Corderos...) comienzo a llorar como una Magdalena a los tres minutos. Con la ocasión de ayer, que me quedé obviamente hasta el final de la película, en esa secuencia final maravillosa en la que un pastor con su rebaño de ovejas pasa por delante de las cruces ya sin los cuerpos de Jesús y los ladrones mientras suenan los coros de la banda sonora del tema de la resurrección del compositor de origen húngaro, son ya 18 las ocasiones en las que he visto Ben Hur. Hace ahora seis años la pillé en el SAT 1 en alemán... y me la vi entera nuevamente sin quererlo ni beberlo. Y eso que escuchar a Charlton Heston en el idioma teutón manda cojones... Y en su lengua original, en el DVD que adquirí en su momento, imagínense. Y el estuche con el libro de 80 páginas y dos cds con su banda sonora que editó Turner para qué voy a contar, una joya que tenemos en España tan sólo dos mil personas.

Son unas 3.600 horas de mi vida las que habré empleado viendo Ben Hur. Con las emociones a flor de piel, sollozando cuando él recoge a su madre y a su hermana del valle de los leprosos y vuelve a sonar el tema de amor de Miklós Rozsa, emocionado cuando Judá le da de beber a Jesús y suena el órgano de fondo que también escuchamos en la secuencia que, dos horas antes, nos mostraba a ambos protagonistas a la inversa y el galileo ofreciendo agua al príncipe judío; obnubilado con la manificencia del rodaje en la llegada de Quinto Arrio en su carro ante el César; espantado con el carcelero cuando tras cuatro años baja a las mazmorras para descubrir lo que sabemos; con sed de venganza cuando vemos a Mesala recibir el puñal de regalo del joven Arrio-Hur, que le pone su sello en la pizarra...

Qué forma de hacer cine. Este pasado julio estuve en la III edición del Congreso Internacional de Música de Cine de Úbeda, y allí pude asistir a una interesantísima exposición de carátulas de discos de vinilo de chalados coleccionistas como yo. Descubrí en sus paredes un ejemplar de la edición en japonés de Ben Hur, algo inaudito que tiene un enorme valor. En la foto lo podéis ver. Dichoso el que tiene ese ejemplar, porque es una joya (Eriberto, eres un jodido crack...Y mi envidia no es nada sana).

martes, 20 de noviembre de 2007

Hoy salen de las madrigueras

Hoy es 20-N, día ideal para que los ultras salgan de sus madrigueras y den rienda suelta a sus consignas retrógradas. Aprovechan el recordatorio de la muerte del dictador Francisco Franco para reivindicar lo que ya sabemos de una manera aparentemente inofensiva, tan teóricamente estéril como se aprecia en las imágenes que observamos en las televisiones o las fotografías de los periódicos en las que apenas unos grupos de momias instrumentalizan la bandera española o le colocan el escudo preconstitucional, mostrándonos un panorama lastimosamente pintoresco...
Pero conviene estar alerta, porque el ceporro extremista de hoy día no lleva camisa azul tergiversada por la boina roja o cara de ario como en los carteles de la propaganda nazi. Ahí los tienen, infiltrados en la sociedad actual, en los medios, en los partidos, y muchos apenas tienen una veintena de años. Cuando Franco aún rubricaba sentencias de muerte expirando en su lecho no eran ni un proyecto de sus progenitores, pero ahora les pone cachondos los aires marciales y esa pompa y boato que tanto les gusta aparentar a las dictaduras de todos los signos. Es algo semejante a lo que nos atrae Darth Vader, con su brillante y extraordinario traje negro, pero el padre de Luke Skywalker fue un invento de George Lucas y Franco fue totalmente real. Así que nada de espejismos y seamos conscientes de lo que supusieron 40 años de ostracismo y manipulación.

Hablando de tergiversación, hoy es un día también triste porque esta gentuza volverá a manipular la historia. Y muchos no tendrán reparos en mostrar cuadros, fotografías o cualquier signo identificativo de José Antonio Primo de Rivera, el joven abogado que fue parlamentario por Cádiz y que fundó Falange Española. El dictador no entendió nunca de política, pero fue sumamente inteligente para percatarse de que jamás podía perpetuarse en el Gobierno de España sólo con un poder militar de pacotilla como el suyo y sin base política. Y se cargó de un plumazo la organización creada por José Antonio, encarceló a su jefe Manuel Hedilla después de que no moviera un dedo para evitar el fusilamiento del joven y entusiasta político y diluyó el sentimiento revolucionario y progresista de los falangistas al mezclar esta organización con los carlistas y tradicionalistas.

Atrás quedaron discursos de José Antonio en el Parlamento como el de la reforma agraria. O bien oculto han permanecido sus escritos horas antes de morir, titulados bajo el epígrafe Guión de un manifesto político inconcluso, con la finalidad de poner fin de manera inmediata a la Guerra Civil. En él escribe algo que todos suscribiríamos hoy día...:
"-¿Qué va a ocurrir si ganan los sublevados? Un grupo de generales de honrada intención; pero de desoladora mediocridad política. Puros tópicos elementales (orden, pacificación de los espíritus ...).
Detrás:
1º) El viejo carlismo intransigente, cerril, antipático.
2º) Las clases conservadoras, interesadas, cortas de vista, perezosas.
3º) El capitalismo agrario y financiero, es decir: la clausura en unos años de toda posibilidad de edificación de la España moderna. La falta de todo sentido nacional de largo alcance.
Y, a la vuelta de unos años, como reacción, otra vez la revolución negativa.
Salida única:
La deposición de las hostilidades y el arranque de una época de reconstrucción política y económica nacional sin persecuciones, sin ánimo de represalia, que haga de España un país tranquilo, libre y atareado".

En su testamento dejó constancia de su deseo. "Que sea la mía la última sangre española vertida en discordias civiles (...) Que todos los pueblos de España, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino".

En wikipedia, popular enciclopedia a disposición del internauta, se puede leer de José Antonio lo siguiente: "Mantenía una relación de amistad con varios diputados socialistas, entre ellos Indalecio Prieto, y se entrevistó con militantes anarcosindicalistas como Ángel Pestaña. Dos hermanos del líder de la FAI, Buenaventura Durruti, estaban afiliados a Falange, así como varios cuadros de la CNT, el propio ex-secretario general del PCE madrileño, Manuel Mateo". En la actualidad, se suele ver a comunistas de diversas localidades españolas mantener mesas redondas, debates y almuerzos u horas de copas nocturnas con falangistas, debatiendo animada y amistosamente sobre política, o pactos de gobierno entre ambas fuerzas en varias poblaciones españolas.
Era mejor para el régimen franquista utilizarlo como mártir que salvarlo. Un líder joven con sus ideas ensombrecía al naciente caudillo. Un líder que obviamente, en aquellos años, se dejó llevar en algunos aspectos por la apabullante apariencia del estadio italiano. Como hoy nos hemos dejado llevar por el norteamericano creado por Bush. Pero lejos de muchas de las consideraciones que se le imputan.
Amigo de Federico García Lorca, José Antonio se escapaba de Madrid en secreto para comer con el poeta granadino en numerosas ocasiones como atestiguó posteriormente Luis Rosales. Cuentan que a la cárcel, aguardando su fusilamiento, le llegó la noticia del asesinato del genial escritor granadino, y se mostró impresionado y desolado.

Julio Anguita, Fernando Sánchez Dragó, Manuel Barrios, el profesor Jiménez del Oso y un largo etcétera han tratado de reivindicar o pedir respeto a una apasionante figura de la historia que ya en 1933 llevaba escrita en su frente la palabra "incómodo perdedor".

De todo esto hace muchos años, ahora desconozco si a alguien le interesa, aunque se siguen escribiendo libros e investigando sobre la figura de José Antonio para, con la perspectiva que da el tiempo, colocarla en su justo lugar. Mientras, ahí tiene a los fachas utilizándola, manifestándose vomitivamente por las ciudades, a Falange dividida en tres, cuatro facciones: FE de las Jons, FE Auténtica, La Falange, MFE,...

Si José Antonio volviera ahora mismo, se moría otra vez. Para tranquilidad de muchos.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Escrita por los vencedores

Veo Elizabeth, la edad de oro, y mi primera impresión no es escudriñar el pulcro trabajo visual realizado por el equipo del director Shekhar Kapur, ni las interpretaciones de un elenco actoral de gran valía. Ni siquiera, y a pesar de los logros del filme -ejercicio visual con la justa medida entre el estilo cinematográfico tradicional y la impersonal digitalización, dinamismo en la narración, música de Craig Armstrong,...- me planteo preguntas obvias durante su visionado, entre ellas cómo es posible que para acercarse a un mayor número de espectadores que los obtenidos en la primera parte se sacrifiquen hechos reales para narrar de manera absurda, más acordes con el Titanic de Cameron, las relaciones entre una reina altanera como era Elizabeth con un pirata que llega a la corte como un chulo de putas y terminan montando a caballo juntos o paseando por la Corte como si él fuera un noble consejero real. ¿Por qué esa barata concesión a la relación entre ambos y la cortesana, para enganchar al espectador menos interesado en el ámbito histórico y más en las novelas de Corín Tellado?

Como les decía, no me centro en estos aspectos porque lo primero es la reflexión histórica sobre algo que nos toca de primera mano. Los que me conocen saben que no lanzo exabruptos ultras defendiendo nuestro país ni tampoco soy nacionalista centrífugo. Pero me molesta enormemente ver el maniqueísmo de los ingleses al rodar este filme y más aún me inquieta que los propios españoles caigamos en el error de creer en la gran cantidad de tópicos contra el monarca Felipe II que aglutina la película.

Así que me van a permitir que no entre profundamente en la factura cinematográfica de Elizabeth -sustancialmente inferior que la primera rodada por el mismo director-, sino que les invite a investigar, aunque sea someramente, sobre la realidad de una época histórica apasionante que los ingleses siempre se han encargado de manipular, con el velado apoyo de otros colegas en su momento como los holandeses.
Felipe II era un hombre recto, de apariencia efectivamente lúgubre y distante con su ropa negra, color que decidió no abandonar jamás no por ser un Darth Vader de la época, sino por una firme promesa de guardar luto hacia su esposa, Ana de Austria, una vez fallecida en 1580. Su gota le relegó en los últimos años casi a estar postrado en el lecho, pero no a andar como Chiquito de la Calzada durante los años anteriores. Era católico ferviente, sí, y se cegó con la cruz como tantos otros monarcas lo hicieron en otros tantos países llevados por los condicionantes religiosos del momento. Auspició la labor de la Inquisición, pero las mayores muertes por motivos religiosos derivadas de las persecuciones para defender la ortodoxia católica no se dieron en España. Y a ello cabe añadir que, a pesar de su subyugación al poder religioso, creó un impuesto sobre las parroquias que hizo recaudar hasta el 20% del dinero total que poseía el reinado, lo que provocó la ira de los altos dirigentes eclesiásticos.

Es cierto, fue orgulloso y prepotente en numerosas ocasiones en un imperio "en el que no se ponía el sol", pero amaba la literatura, el arte y especialmente la arquitectura. Gracias a él se construyó El Escorial y Madrid es capital de España y, a diferencia de su padre, Carlos I, se sintió plenamente español. Su ataque a Inglaterra fue una temeridad, aunque de haber logrado su objetivo, ¿qué mapa hubiera tenido hoy día el mundo? ¿Lo hizo motivado realmente por la religión o estaba cansado de las provocaciones de Elizabeth, la reina inglesa, que protegía a los piratas que robaban a los navíos españoles y no precisamente para que el oro y las riquezas fueran devueltas a los indígenas americanos, sino para entregarles a la monarca el resultado de sus saqueos? Si Felipe II no toma partido en Lepanto, probablemente Europa hubiera estado bajo dominio turco durante siglos...

Elizabeth era una reina a imagen y semejanza de Felipe II. La imagen maniquea sobre el rey español que refleja el filme es injusta. Tanto se asemejaban en virtudes y sombras que en realidad 'el Prudente' lo que quiso era casarse con ella, pero la soberbia de la reina, que no conoció varón hasta la muerte, hizo que le diera calabazas. Otro motivo más para el enfrentamiento...

Señala un último texto de la cinta de Kapur antes de los créditos que "Inglaterra vivió una época de prosperidad" tras la victoria sobre los navíos invencibles españoles, pero no cuenta nada de que precisamente los amiguetes holandeses de Elizabeth resquebrajaron ese efímero florecimiento con las revueltas de finales del siglo XVI, ni habla de las graves tramas políticas de la Corte y su corrupción. Por cierto, el puerto de Cádiz fue arrasado por los ingleses en 1596...

Durante la época de Elizabeth escribió William Shakespeare sus obras, protegido por los tentáculos culturales de la monarca; en España, mientras Felipe II gobernaba un imperio 20 veces más grande que el Romano, se hicieron los primeros censos de habitantes, se centralizó la administración en Madrid, se unificó pacíficamente la Península, se fomentó la pintura gracias al interés personal del rey en las obras italianas y holandesas y ordenó emplear en el país la tecnología aprendida de los alemanes para desarrollar la agricultura.

La historia la escriben los vencedores. En aquella ocasión, la "furia de los elementos" se decantó por lo ingleses, que aún siguen manteniendo vestigios de su imperio en pleno siglo XXI. Paradójico resulta que Elizabeth la haya dirigido, precisamente, un director indio, cuyo país ha sufrido la bota opresora del imperialismo británico hasta hace muy poco.

Para otra ocasión les prometo escribir sólo de cine. Pero estoy hasta los cojones de la prepotencia inglesa.

martes, 13 de noviembre de 2007

Los Encuentros de Sevilla

Hasta hace apenas tres años, estas fechas de inicios de noviembre se convertían en todo un acontecimiento para los amantes de la música de cine. Sevilla acogía los denominados Encuentros de Música Escénica y Cinematográfica, que durante una veintena de años trató de mantener el catedrático Carlos Colón como principal auspiciador de un evento de rotundo éxito de público pero dañado de muerte en sus últimas ediciones por la mezcla letal del recorte presupuestario de las administraciones y el hastío del profesor que cada año explicaba en mi programa Último Estreno las razones para ofrecer conciertos de maestros de las bandas sonoras de los que disfrutamos en el Teatro de la Maestranza como Ennio Morricone (en la foto de hoy junto a mí), Jerry Goldsmith, Gabriel Yared, Elmer Bernstein, Howard Shore y otros sin la presencia de sus compositores aunque dedicados a ellos como John Williams o Patrick Doyle.

Los amantes de la música cinematográfica nos hemos quedado huérfanos de esa gran cita en Sevilla en la que se podía intercambiar impresiones con aficionados procedentes de numerosas localidades de España. El Congreso de Música de Cine de Úbeda parece haber recogido el testigo de esos seguidores, inasequibles al desaliento, que vagan por España buscando alguna administración sensible y algún loco que sea capaz de organizar espectáculos relacionados con el mundo de las bandas sonoras, tal maltratado pero paradójicamente presente en nuestras vidas diariamente cada vez que vemos una película, un anuncio o un programa de televisión.

Yo echo mucho de menos en estos días esos viajes a Sevilla de varios días con mis amigos Paco Belizón o José Dopico. Con Paco he pasado momentos inolvidables, de ilusión, de brillarnos los ojos emocionados con el concierto de Jerry Goldsmith en 1998 dedicado a Bernard Herrmann y escuchar en directo Psicosis, Marnie la ladrona o Simbad gracias a la virtuosa Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Hemos partido el libreto en la misma puerta en el descanso del concierto de Michael Nyman indignados con su limitada música mientras nos contemplaban como a dos locos, hemos tapeado en Casablanca (que hoy tampoco existe ya, desgraciadamente) y tomado copas hasta el amanecer mientras discutíamos a gritos sobre Morricone a las cinco de la mañana con dos jóvenes recién conocidos a escasos metros del Ayuntamiento sevillano sobre la capacidad compositiva del maestro italiano... Hemos buscado pensiones a última hora con el WC sin funcionar (eso para vosotros, yo no que desde meses antes me reservaba mi hotel Montecarlo o el Derby) y hemos saboreado los manjares de las chacinas de la taberna justo en la esquina del teatro de la Maestranza, el coliseo donde conocí a Roque Baños o a Howard Shore cuando en 1997 aún sólo lo seguían unos pocos y casi nadie se acercaba a él, antes de componer El Señor de los Anillos, partitura con la que regresó a Sevilla precisamente en los últimos alientos de estos encuentros.

En estos días, Teatro de la Maestranza, te añoro mucho. Cuando la orquesta afinaba cuerdas ante nuestra atenta mirada instantes antes de que el director apareciera en el escenario, mis vellos ya estaban erizados para oir las notas de Georges Delerue, John Barry, Claude Bolling,...y composiciones inolvidables en directo como La lista de Schindler, El planeta de los simios, El primer caballero (qué obra maestra de partitura), Vértigo, Frankenstein, Bram Stoker Drácula y un sinfín de scores que se quedarán grabadas para siempre en el corazón de buenos aficionados e incomprendidos en muchas ocasiones como Paco o yo.

viernes, 2 de noviembre de 2007

La chapuza del tranvía

Padua es una mediana localidad italiana, centro neurálgico del Veneto, similar en extensión a San Fernando, con una población algo superior. Este pasado verano la visité en un viaje a un país de numerosas similitudes con España en cuanto al comportamiento ciudadano. Los italianos son aspaventosos, vivarachos, les gusta vivir la noche y son un auténtico desastre en cuanto al orden en las colas de los taxis, trenes, autobuses,... En definitiva, son latinos, venden frutas en plazas públicas, gritan mucho y la picaresca les puede. Mucho más divertidos, por tanto, que los británicos o daneses...

Padua tiene la plaza más grande del mundo. Ellos al menos así lo aseguran y rechazan de plano que sea San Pedro de Roma la mayor del planeta. Un río y un rosario de estatuas de grandes hombres italianos circunda el Patro della Valle. Como también la rodea un tren tranvía como el que os muestro en la fotografía.

La imagen la capté a sabiendas de la polémica existente en San Fernando y Sevilla con respecto a la puesta en funcionamiento del tren tranvía. Y lo hice para que, una vez más, y a pesar de que Italia se parezca a España y entre sus ciudadanos también podamos establecer esa similitud, aprendamos de las cosas bien hechas. Sobre el turismo y sobre el tranvía tenemos mucho que aprender del país romano.

Los sevillanos ya viven entre una maraña de cables y postes enormes y enlutados de los que se alimentan las máquinas que recorren el casco histórico de la capital hispalense. Hace varios días, uno de los tranvías descarriló. La polémica ha vuelto a la calle, si es que alguna vez desapareció. El faraónico proyecto para cercenar el celaje del cielo sevillano y la vista de su maravillosa catedral lleva ya "comidos" más de 80 millones de euros. Su penoso paisaje de aceros y catenarias ha destrozado la belleza de la luz de la ciudad.

En San Fernando se prevé contar con algo parecido. Demasiado similar. Siempre he conocido por mi profesión periodística, que la intención de los gobernantes municipales en La Isla ha sido peatonalizar la calle Real. Ahora le incluyen un tranvía. De acuerdo. No pertenezco al grupo de los que rechazan la idea porque me gustaría ver el centro neurálgico de La Isla con establecimientos hosteleros y terrazas, paseantes que disfrutan plácidamente de los escaparates, bicicletistas en armonía con los viandantes y el agradable sonido del bullicio humano mezclado con el del piar de los gorriones. Pero de eso a meter un monstruo que enmarañe el cielo isleño como si el mismísimo Spiderman hubiera lanzado su tejido sobre la ciudad hay un abismo.

En Padua tienen la oportunidad para comprobar que es posible un tranvía sin catenarias. Si les pilla lejos, les muestro la fotografía. No es un montaje ni se ha borrado nada con Photoshop. Lo vieron mis propios ojos y así lo plasmo. ¿Cómo es posible que una ciudad universal como Sevilla habilite una red tranviaria sin energía propia en las máquinas y destroce su entorno? ¿Acaso es un pueblo de mala muerte sin dinero ni existen administraciones para que no se produzca este esperpento? El propio alcalde socialista, Alfredo Sánchez Monteseirín, es consciente de lo que sucede. Pinchen en este enlace y verán lo que ha prometido ante la evidencia del error consumado: http://www.20minutos.es/noticia/284321/0/recorrido/utilizar/catenarias/

Y en San Fernando....¡Ay, esta Isla de mis culpas! Algunos cegatos protestan contra el tranvía porque molesta a las procesiones de Semana Santa. Como si eso fuera lo más grave. Se pregunta el porqué de tanto cable previsto y se nos dice que los tranvías con energía propia o a través del raíl "son muy caros". ¿Acaso un proyecto de esta envergadura no bien merece echar el resto y llevarlo a cabo con la perfección que merece la ciudad? ¿Creen que ese impacto visual desaparecerá en un futuro como en Sevilla parece que ocurrirá? Si dudamos de que en la capital hispalense se cumpla lo dicho por su primer edil, ¿vamos a confiar en los políticos de andar por casa del PA y del PP en San Fernando?

jueves, 25 de octubre de 2007

Odiosa comparativa

Aborrezco el debate sobre las similitudes entre El Orfanato y Los Otros. Admito que, tras visionar la película e inconscientemente, la comparativa se produce, pero tenemos todo el tiempo del mundo posterior para reflexionar sobre el regusto que pueda dejarnos la obra de JA Bayona sin recurrir al recuerdo de la (loable) cinta de Amenábar.
Creo además que no es de justicia hacerlo porque si realmente existe algo interesante en El Orfanato es la constante presencia de la mano de Guillermo del Toro, que se ha tomado la producción del filme con la suficiente convicción como para poder haberla firmado como director, aun rodando Bayona secuencias con un estilismo direccional de pocas connotaciones comunes con el realizador mexicano. A fin de cuentas, ¿qué importa eso cuando la presencia de los famosos "monstruos" que siempre acompañan a Del Toro están también presentes en El Orfanato, sazonados con los brillantes ingredientes de su cine?

Se cometió una injusticia cuando aun muchos no lo consideraban un cineasta de altura y, tras presentar El espinazo del diablo, se le acusó de copiar a Amenábar. Como si éste fuera capaz de hacer Cronos o El laberinto del fauno. Ahora se vuelve al fantasma, pero al de la comparativa. Me niego tajantemente, porque en El Orfanato no hay cine deudor nada más que del propio Guillermo del Toro. ¿Quién es Tomás con su rostro oculto tras la capucha, sino aquél púber espectro de El espinazo del diablo? Esos pequeños atrapados en el tiempo, en un espacio que obsesiona al mexicano desde siempre como ya lo dejó claro en Cronos... Si alguien tiene dudas, atiendan a un diálogo en una secuencia de la película de Bayona, convertido en un guiño al filme de Del Toro de 2001, y que forma parte de aquella extraordinaria reflexión de Federico Luppi en voz alta al inicio de aquella joya de cinta: "¿Qué es un fantasma? Un evento terrible, condenado a repetirse una y otra vez, un instante de dolor, quizá algo muerto, por momentos vivo aún. Un sentimiento suspendido en el tiempo, una fotografía borrosa, un insecto atrapado en ámbar. Un fantasma. Eso soy yo".

Aclarados los puntos comunes de Del Toro consigo mismo y no con terceros, El Orfanato se convierte en un cúmulo de elementos costumbristas del cine psicológico y de terror hábilmente engarzados para cautivar al espectador en el que destaca su notable envoltorio, hecho con los mimbres de una brillante interpretación o la notable banda sonora de Fernando Velázquez que, tras una veintena de scores intrascendentes, seguramente ocupará un lugar preferencial entre los autores españoles a partir de las notas escritas para este filme. La sucesión de hechos bien trenzados y la atmósfera creada en la última media hora de la cinta, pulcramente encaminada a resolver y aclarar al espectador lo que está sucediendo, es suficiente para estimar la obra de Bayona, pero no para encumbrar una producción demasiado recurrente a los golpes de efecto vulgares tan (mal) utilizados en el cine de terror (toda la secuencia del atropello es lo peor de la película) o la prolongada carrera de la madre por la playa al creer ver a su hijo en la lejanía entre las rocas, por citar sólo dos de los numerosos ejemplos que afloran al pensar en que quizás hay un convencionalismo demasiado barato hacia el espectador poco exigente con vistas a recaudar en taquilla, antes que reflejarse en el espero de un buen cine algo más psicológico pero que el público rechaza en favor de lo fácil. Corren tiempos de poco pensar. E incluso en el cine de terror se piensa. Más de lo que muchos creen.

martes, 23 de octubre de 2007

Carta maldita

Así es una carta de despido enviada al juzgado. Miradla bien. El documento que contempláis con apenas una veintena de lacónicas y frías líneas es el fin de una vida laboral. Es tan temible como un folio membreteado por el servicio de diagnóstico de un hospital, un oncólogo,... al fin y al cabo, esta carta sirve para acabar con tu estabilidad, tu economía, tu modo de vida, la forma de pagar tus deudas o poder comprar al tendero de la esquina o en el hiper.

Una carta que destruye ilusiones y humilla a las personas, millones... El papel del que con su corbata de seda firma una sentencia de muerte sin temblarle el pulso dejando a su suerte a quien nada le queda; la hoja de un cuchillo que cualquier padre de familia con un chiquillo lleva una noche a su hogar, apretada entre dedos que sangran sin saber cómo contarlo a su mujer, a la que tendrá que despertar.

Contempladla bien para que jamás os entreguen una. Yo no soy padre de familia, pero al sujeto que firmó mi despido no le interesaba eso lo más mínimo. Podía haberlo sido y también hubiera huido de darme explicaciones. El sinverguenza que el 6 de agosto me mandó a mi casa con una indemnización de apenas un millón de pesetas tras varios años de arduo trabajo se va del club del que me expulsó en los próximos días, tras la nefasta gestión de su presidente y él como su sicario. Me pregunto si antes de marcharse a Madrid para continuar nadando entre sus millones de euros va a devolverme el empleo que me quitó. Si tras hacer el ridículo en estos tres meses y haberse ahogado en su prepotencia va a subsanar tanto daño hecho a mí, a mi familia, a la gente que me quiere, a mi departamento y a mi club.

Buen viaje de regreso, Moisés Israel. Compra un billete sólo de ida. No vuelvas por aquí o te juro que te encontraré para lanzarte a la cara esa misma carta que me diste, hecha pedazos, mientras aún trato de recuperar el trabajo que me quitaste.

domingo, 14 de octubre de 2007

Todos clones

Para Mariano Rajoy, líder del Partido Popular, la defensa de España debe llevarse a cabo con la misma filosofía que defiende a la hora de apostar por otros conceptos sociales y que convierten a la derecha española y sus adeptos en algo que no es nuevo pero preocupante para una sociedad española fácil de desestabilizar en los tiempos actuales gracias a la instrumentalización de los elementos políticos de discordia como el estado de las autonomías, el sentido de nación, el problema del mileurismo y otros que ustedes tienen en mente en este momento.
El PP y otras corrientes ideológicas españolas se empeñan en hacernos clones a todos los españoles en dos temas de crucial importancia. Primero, en la familia; segundo, en el concepto de defensa de la patria. Y como los digo, haciendo todos los esfuerzos por conseguir que lo hagamos de la misma manera, es decir, aborregados y clonados.

Defendamos la familia frente a las ordas decadentes y escandalosas del PSOE que promulga la destrucción de este concepto permitiendo los matrimonios homosexuales, las parejas de hecho,... Con esta idea tan maniquea, los conservadores vuelven a instrumentalizar la familia. ¿De qué familia habla, señor Rajoy? ¿De la única que usted considera verdadera y que todos tenemos que formar? El líder popular se empeña, con la interesada anuencia de la Iglesia católica, en hacer ver que sólo existe un tipo de familia, utilizando un término además procedente del Derecho Romano y anterior a cualquier concepto religioso perteneciente a la fe cristiana para denostar cualquier unión social que no pase por una vicaría entre un hombre, una mujer y el resultado de uno buen lote de hijos que recen el "Cuatro esquinitas tiene mi cama...".
¿Se atreve alguien a expulsar de la sociedad a una pareja de otra religión o a una unión de hecho con hijos o sin ellos porque "no son familia"? ¿Una madre soltera con su pequeño "no es familia"? Realmente, ¿usted "no es familia" en su domicilio, donde vive convivencialmente con su pareja de manera estable?

Ese concepto interesado de pareja lo ha trasladado el conservadurismo español a la idea de patria. Parece que todos somos más patriotas si sacamos al balcón la bandera roja y gualda. Si no lo hacemos, si no llevamos cinturones en los pantalones con esos colores, tirantes o no estamos de acuerdo en que la futura letra del himno español incluya la palabra "Monarquía", no practicamos el adecuado patriotismo a la carta que nos dicta Rajoy. Y es que si la vida nos enseña algo es que en conceptos tan íntimos como familia y patria, cada uno debe practicarlo como le dicta su conciencia. Así que no trate de decirme cómo debo amar a mi país y mucho menos exigirme que lo exteriorice. Deje a los españoles que lo hagan con su naturalidad, viaje a cualquier lugar del mundo y encuentre a un grupo de paisanos, escúcheles hablar durante un par de minutos y aprenda cómo somos capaces de morder una yugular si alguien insulta a nuestro país. Pero no trate de hacernos comulgar con artificialidades de cara a una galería ya trasnochada, tan caduca y ajena al ciudadano como celebrar el día de nuestra nación al paso de la oca, cuando para eso ya existe la jornada especial de las Fuerzas Armadas.
Qué grato y plácido sería acabar para siempre con tantos artilugios bélicos en las calles de Madrid paseando el 12 de octubre y cambiarlos por concentraciones populares con suelta de palomas blancas de la paz, grupos de música alegrándonos el día y otras opciones que, no me vayan a calificar de iluso, nos unirían alrededor de nuestra España sin sentir el ruido de las cadenas de los tanques ocupar alevosamente el asfalto de la capital de nuestro amada patria...

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Premio escandaloso para Richard Gere

En unos tiempos en los que el cine se ha convertido en un actor secundario para el arte y el buen hacer, aún quedan resquicios que hacen confiar en que tanta vulgaridad es sólo pasajera. Los festivales de cine de relevancia por su calidad en la programación y dedicados durante todo el año a completar una cartelera de siete días en la que se pueda disfrutar de lo más granado del celuloide anual, se convierten en asideros para los que aún tenemos algo de fe en el cine de verdad.
En este sentido, siempre confié en el Festival de San Sebastián. Conocí a Diego Galán, el que fuera su director y alma durante muchos años y le entrevisté en varias ocasiones en mi programa, lo que me hizo conocer algunos aspectos de este evento cinematográfico no desvelados al gran público y, por su trayectoria y galardones, consideré siempre que el festival de Donosti era bastión del buen gusto cinematográfico y uno de los guardianes del glamour con mayúsculas en perfecta conjunción con la calidad. Pero jamás pude imaginarme que terminaría sucumbiendo al comercialismo barato que no creo que San Sebastián necesite, por mucho que sus actuales rectores no parezcan estar de acuerdo con mi reflexión.

Me resulta escandaloso que este año haya sido concedido el premio Donosti a Richard Gere. Desde mediados de la década de los ochenta, el festival entrega esta ilustre distinción a personalidades del mundo del celuloide -directores, actores, técnicos, etc.- considerados como merecedores del galardón por su carrera y su buen hacer. En 1986 se le entregó a Gregory Peck. Desde entonces, la lista es para quitar el hipo. En 2006 se le otorgó al gran Max Von Sydow, en un ejemplo de gran delicadeza por parte de los gestores del festival. En el transcurso de los años, el premio Donosti ha sido recogido por grandes como Bette Davis, Ben Gazzara, Paco Rabal,...

Pero en una clara concesión a la galería y al comercialismo que parece que les ha dado resultado -sesiones fotográficas multitudinarias, chicas despendoladas pidiendo autógrafos y hechos más propios de festivales de segunda fila ansiosos de notoriedad en lugar de consolidados-, el Donosti ha ido a recaer en 2007 en Richard Gere. Craso error y golpe bajo al cine de verdad.

¿Quién puñetas es Richard Gere para recibir uno de los premios de mayor prestigio del mundo del Séptimo Arte? ¿Acaso su registro interpretativo alcanza los niveles de los anteriormente premiados y, como mayor injusticia, supera los que son menospreciados al no recibir este premio? ¿Cómo se puede conceder el premio Donosti a Gere cuando aún no lo tiene Paul Newman, por poner un ejemplo de muchos?

Gere se hizo famoso por su papel hierático en Oficial y caballero. La misma cara, pero con canas ya prodigando en su testa, puso en el éxito fácil de Pretty Woman. Protagonizó aquel espanto de El primer caballero, en el que sólo se salvaba el score de Jerry Goldsmith. En Infiel podíamos haberlo sustituido por cualquier otro actor, y en Asuntos sucios volvió a poner la cara de pintura egipcia, a pesar de ser uno de sus mejores papeles en este semitelefilme en su estética. De Mr. Jones más vale no hablar, y el remake de El Doctor T lo dejaremos para un año de estos. Su número musical con los periodistas como marionetas en Chicago es lo mejor de su carrera, pero el mérito es de Rob Marshall, no de él que no canta una mierda aunque lo intente. Y podemos continuar repasando someramente su filmografía para llegar a la conclusión de que es un actor extremadamente limitado e inmerecedor de este prestigioso galardón. Ni siquiera ha sido capaz de hacer otra cosa por el cine como producir y aún menos dirigir, a diferencia de otros galardonados como De Niro, Al Pacino,...

San Sebastián le debe una disculpa a los amantes del buen cine y los que considerábamos que festivales como este aún sirven para confiar en las cosas bien hechas en el maltrecho mundo del celuloide. Si a ello le añadimos el Premio Nacional de Cinematografía para Alberto Iglesias, creo que debo pensar seriamente en dedicarme a los videojuegos en lugar de algo que era tan maravilloso y que paulatinamente agoniza como es el ¿Séptimo Arte?

domingo, 12 de agosto de 2007

¿Hacia dónde va el Cádiz CF?


La lógica les invitará a ustedes a pensar, al menos en primer término, que las reflexiones que expongo a continuación son fruto del despecho que puedo sentir después de que la nueva directiva del Cádiz Club de Fútbol decidiera prescindir de mis servicios la pasada semana. Con vistas a que reconsideren esa opinión, trataré de ser lo más objetivo posible y evitar así que piensen que mis palabras están sesgadas por la indignación que puede haberme producido dejarme en la mismísima calle laboralmente hablando, tras dos años de desvelos dedicados a construir el departamento de Medios y Comunicación de este conocido club.

No les voy a llorar, descuiden. Pero nadie me va a callar sobre determinadas actuaciones que se están llevando a cabo en estas semanas desde que Antonio Muñoz Vera decidiera vender su paquete mayoritario de acciones del Cádiz CF al grupo liderado por Arturo Baldasano.

En apenas un mes, Moisés Israel Garzón, sicario del que fuera candidato a la Presidencia del Real Madrid para amoldar el club amarillo y azul a las pretensiones del citado grupo, ha sido el ejecutor de una serie de determinaciones conocidas y otras no. En una operación de marketing con sorprendentes decisiones, el altanero pretoriano de Baldasano, como cabeza visible de este grupo acusado en su día de haber comprado votos en las pasadas elecciones del club merengue, ha dado a conocer actuaciones de un sonrojante populismo, encaminadas a meterse en el bolsillo a una afición que ha demonizado a Antonio Muñoz, fruto de una actitud desesperada por la mediocre campaña realizada por su equipo en la pasada temporada, a pesar de finalizar quintos en la tabla clasificatoria. De esta manera, ha nombrado socios de honor del club a varios periodistas amiguetes que en su vida han mantenido relación alguna con el Cádiz o la propia ciudad, cuando ni siquiera grandes aficionados cadistas han recibido jamás tal distinción, algo que en cualquier entidad debe reservarse para personas de especial prestigio y dedicación hacia ella. ¿De honor? ¿Por qué no son socios de honor del Cádiz CF Macarty a título póstumo, exjugadores que lo dieron todo por su equipo, exdirectivos y empleados de otras épocas que sufrieron las amarguras de muchas decisiones disparatadas de directivos de otras épocas? A ello se unen los socios de honor del basket. O la expectación, propia de paletos en los que parecen que nos están convirtiendo, con las camisetas de la equipación para la próxima temporada. O el 'Star System' inventado en el futuro Consejo de Administración con la presencia de Pepe Oneto. Por cierto, me entra un escalofrío al recordar que el periodista era candidato a ocupar el puesto de presidente marioneta de cierto grupo de Madrid que tanto daño le hizo al Cádiz en su día...¿Lo sabían?

Todas estas decisiones y tantas pijadas están haciendo que los aficionados desvíen su mirada más hacia el palco presidencial del club que hacia el césped, donde los fichajes estrella brillan por su ausencia. De nada va a servir que traten de convencerme de que Cristian, Gastón Casas o Dani, por poner tres ejemplos, son mejores a priori que en su día lo eran teóricamente Benjamín, De Paula, César Caneda,... O que García Remón es mejor entrenador que Víctor Espárrago. Así que, por el bien de los altaneros madrileños, espero que tengan la suerte que faltó en temporadas anteriores porque de lo contrario, en el caso de que el Cádiz se sitúe octavo a finales de octubre por ponerles una fecha como ejemplo, veremos cómo reacciona la afición y si Moisés Israel también dice que ascender "está chupado", como se atrevió a decir sin pestañear respecto a contabilizar 18.000 abonados para la nueva temporada. Si tal pretenciosidad la hubiera dicho Muñoz o su directiva hubiera contratado los servicios de García Remón, el escándalo hubiera sido mayúsculo...

Pero todo esto pueden ser nimiedades ante lo verdaderamente preocupante de las decisiones que está tomando el grupo madrileño, ejecutadas personalmente por el personaje de Moisés Israel, redicho, soberbio, de mirada por encima del hombro, sabedor de todo, bajado de la gran capital con infinita preparación para venir a poner orden entre los provincianos borregos como les aseguro que nos considera. Sólo así se explica el trato sufrido por profesionales que hemos caído tratándosenos con el mayor de los desprecios.

José Mata, hasta ahora director general del club durante más de cinco años en los que luchó sin descanso por relanzar al Cádiz económicamente y en la provincia, atrayendo a los empresarios al proyecto amarillo, sufrió durante semanas las mayores humillaciones no contempladas por los aficionados. Reuniones en las que recibió gritos, desprecio a su trabajo, comentarios despectivos,... actitudes impropias hacia una persona que, con virtudes y defectos, se ha desvelado por este club.

Un trato aún peor recibió el responsable de Protocolo del Cádiz, Rafael Rivas, algo que no ha trascendido. Se le rescindió su contrato en una tarde sin apenas poder exponer sus cometidos y sin estudiar su posible recolocación -y la de varios de sus empleados, que ahora irán a la calle- para evitar la pérdida de un puesto que no sólo se dedicaba hasta ahora a atender estupendamente a los invitados al Carranza, sino casi a coordinar las decisiones ya adoptadas para el Centenario del club, entre otras intervenciones. Rivas es un hombre de docta preparación, de exquisita educación, y fue tratado de manera humillante. Algún día se conocerán las palabras que recibió.

Alberto Benito, director deportivo del club hasta junio, se decantó por marcharse al Almería tras ser "invitado", y Olverio Álvarez 'Oli', figura del cadismo, ha sido el último en salir... hasta el momento. Los propios nuevos directivos esgrimen una frase repugnante en un medio de comunicación, relativa a la rescisión del contrato con el que fuera el delantero ovetense que nos llevó a Primera División en Jerez...: "Estuvimos buscando una cláusula de su contrato para poder prescindir de él...". Las formas fueron las mismas: apenas varios minutos y adiós.

De mí qué les digo... Tras ser ignorado durante una semana al regresar de mi operación de un tumor benigno en una parótida, y durante dos semanas de junio redactar alrededor de quinientos folios detallando todo lo que se había realizado en mi departamento en dos años, el sicario madrileño me mostró una carta de despido -naturalmente improcedente, como ellos mismos reconocen- y un cheque a modo de indemnización sin mediar palabra. "Intuyo que no han leído nada de lo que les entregué", les dije a Moisés Israel y al oscuro de Iván Baldasano. Su silencio corroboraba mi afirmación.

Horas después, informaban a los profesionales de mi departamento de que no volvería a funcionar la radio oficial del club por internet, tras más de dos mil pinchazos en cada partido y como nexo de unión con muchos países iberoamericanos, ni El Periódico del Cádiz, producto pionero en el fútbol español en el que tanta ilusión y mimo pusimos cuando lo creamos hace un año, tras seis meses de estudio de su viabilidad, perfectamente saneado y vehículo de llegada a la afición. De la misma manera defenestraron la campaña de abonados por la provincia, determinadas actividades, relaciones con los trabajadores,...

Cuando llegué al Cádiz, dos chavales escribían alguna nota de prensa y hacían una revista obsoleta bajo el hueco de una escalera bajo la que de vez en cuando pasaba fugazmente una rata. Dos años después, el departamento de Medios del Cádiz CF contaba hasta hace un mes con seis periodistas, dos fotógrafos, ocho ordenadores, una redacción, una emisora de radio con un proyecto para una estación por ondas, una web situada en el décimo puesto entre las más vistas de los clubes de la LFP y con nuevo diseño preparado para inicios de esta liga, atención personalizada a la prensa en los viajes del equipo, envío de fotografías con información, y otras actuaciones que, teóricamente no guardan relación con medios propios y prensa, pero que se emprendieron con ilusión desde mi departamento mientras el club crecía: decoración de puertas del estadio Carranza, toda la campaña de abonados para la temporada 2006/2007 "Ahora más que nunca", con 18.000 abonados de verdad e ideada con modestia en mi despacho en una reunión con Antonio Muñoz Tapia -algún día se le reconocerá a él lo mucho que evolucionó el club- y otras tantas cosas previstas con ilusión ahora truncada: el proyecto de TV, esos viajes a Toledo para ver alternativas, esos trabajos de espionaje en otros estadios, esos momentos de distensión celebrando los cumpleaños de cada empleado del club con el Consejo de Administración,...

Mi temor radica en cuántos puestos de trabajo pueden caer por las decisiones de la nueva directiva. Mi tristeza, en cuánto poco han tenido en cuenta lo realizado y mi pregunta, el por qué se destruye, sin respeto, lo edificado en cinco años con resultados positivos en todos los aspectos. Y sobre todo, mi duda es hacia dónde camina este club. Qué van a hacer con el resto de empleados y qué relación van a mantener con aquellos que siempre han permanecido al lado del club. Han destruido el Club de Empresas y aseguran que no quieren saber nada de los propietarios de negocios de Cádiz y provincia que durante estos años han aportado su publicidad al estadio, a cualquier proyecto cadista. Son apartados porque, con sus ínfulas, aseguran que quieren ver, tanto en Carranza como en la revista Nuestro Cádiz (lo único que han dejado vivo en mi departamento y realizado por otras personas), empresas a nivel internacional y que no 'desprestigien'. Como si Millán, Polanco, Autoescuela Las Marismas, etc. fueran nombres para echar por tierra. ¿Provincianos también, señor Israel?

Sólo les pido a los aficionados que se mantengan ojo avizor, y que comprendan que los cambios son necesarios cuando de nuevos proyectos se trata. Pero todo esto huele muy mal. Algún día les contaré los incumplimientos del grupo madrileño con los anteriores gestores y el por qué del bochornoso numerito de julio entre ambos grupos. Mientras, los oropeles no dejan ver realmente las intenciones de esta gente, sobre los que conviene investigar. Y sé de hecho que varios medios están ya comenzando a hacerlo.

jueves, 14 de junio de 2007

Estafadores


Me siento estafado. Y no me digan que debe ser porque voté al PSOE, no prejuzguen porque yo no les he preguntado cuál fue la opción por la que ustedes se decantaron el 27-M. Pero se me ha quedado cara de imbécil. A la de pocos amigos que ya presentaba se ha unido la de otro nuevo rictus.

Se alteró el orden en La Isla. Hemos pasado de las listas más votadas a los listos menos votados. Y de un plumazo. La perversión de la democracia es pactar (Pedemonte dixit), pero cuando se llega el último en la carrera de fondo electoral, nadie ha dicho nada de que Maquiavelo fuera perverso. Aquél que afirmó que el fin justifica los medios terminará siendo representado en una imagen que los populares sacarán en procesión, que para eso está de moda esta práctica, y pasearán por las calles de La Isla como los naranjitos católicos por los boulevares de Belfast, pavoneándose, provocadores, delante de las narices de los timados. Mis narices. Las de usted.

O se pacta o se va el partido a tomar viento, y vayamos de penitencia también delante de Maquiavelo, con túnicas blancas y verdes y cánticos que hablan de libertad para Andalucía, de esperanza, de la necesidad de acabar con las ataduras. Antes muertos que sencillos en los bancos de la oposición, y antes los pactos supramunicipales que lo que realmente necesita San Fernando. Si vamos a morir, más vale hacerlo tarde y no soltar la poltrona. La maté porque era mía. Deben ser cosas de no estar acostumbrados a perder. ¿O sí? ¿Será que toda la vida han sido unos perdedores? Qué apasionante enigma…

Andalucistas y populares gobernarán La Isla durante cuatro años. El mundo al revés, segundos y terceros ven pasar el cadáver de los primeros en cuyos bolsillos asoman 11.091 papeletas de votantes pisoteadas por traidores y manchadas por salteadores. Tu quoque, filii mei! Yo también, sí, por gobernar me da igual tragarme el tranvía, olvidar los numeritos plenarios, los ataques frontales... Sálvame, que soy un náufrago en la política de esta ciudad, antes de que inexorablemente me vaya a pique del todo por mor de las listas que me da por presentar en las elecciones. Pero dénle tiempo, que ya oiremos el SOS y los glú glús...

No sé lo que decidiré dentro de cuatro años. Podemos inventar otra procesión el día de las elecciones para arreglarlo, pero créanme, en La Isla hacen falta menos pasacalles y más calles arregladas para pasar. Puedo también crear un partido abstencionista para darles en las narices a toda esta banda de irrespetuosos, vencería sin duda con los 40.602 isleños que decidieron quedarse en el sofá de su casa, pero no tiene sentido, porque si voto entonces no practicaría la abstención. O me fijo en Jerez, en donde los ciudadanos han castigado tantos pactos y devaneos con una abrumadora mayoría para dejar las cosas claras. Qué cruel dilema se me plantea…

Por lo pronto, se me ocurre mostrar mi más absoluta repugnancia por la monstruosidad firmada por andalucistas y populares. Y más vale que no procesionen con Maquiavelo. O mejor, ni siquiera salgan a la calle, porque en la propia toma de posesión se pueden encontrar a todo un pueblo ejerciendo, frente al búnker en el que se van a refugiar de la Casa de la Cultura, su legítimo derecho a denunciar tamaño mercadeo que está dilapidando tanto esfuerzo y años de consolidación democrática.

miércoles, 14 de marzo de 2007

La vida de los otros


Los alemanes son unos señores muy serios que cuesta trabajo pedirles fuego porque te imponen respeto hasta en el ascensor. Eso lo sabemos todos. A mí ese carácter me gusta, a pesar de que me parecen sumamente aburridos cuando en julio -antes de viajar al Congreso de Música de Cine de Úbeda- los tengo en un chalet anexo al que veraneo durante unos días y a las ocho de la tarde ya están levantando la sábana de la cama para dormir. No es que me dedique a husmear entre los setos que dividen ambas parcelas como si fuera el hermano de Emma Penella en Aquí no hay quien viva, sino que resulta evidente. No oyes nada y están dentro porque el coche lo tienen aparcado en la puerta, las luces están encendidas, uno de ellos decide despendolarse y lee una revista en una mecedora en el porche, que ya es para ellos a esa hora como ir a la Punta de San Felipe en Cádiz pasadas las cinco de la madrugada...

Lo que les venía a decir es que esa seriedad aplicada en determinados ámbitos me parece extraordinaria. Por ejemplo, en el cine. No sé si han visto ya La vida de los otros. Háganme caso y vayan. De paso que comprueban el cine serio, sólido, compacto, primitivo quizá en sus maneras pero por ello en estado puro y cómo manejan el tempo narrativo los germanos, también pueden dejar de mirarse el ombligo a la hora de demostrar el desconocimiento cinematográfico existente en España.

Con el filme de Florian Henckel Donnersmarck -que así se llama el director de este filme y no me pregunten qué es lo que ha hecho antes de esta gran película- sucede lo mismo que hace ahora veinte años. Recuerdo que por aquel tiempo se estrenó Mujeres al borde de un ataque de nervios, la ocurrente cinta de Pedro Almodóvar que vino a aportar una necesaria frescura al manido panorama del cine patrio. Claro que eso le importaba tres puñetas al resto de países, pero no lo entendimos y creímos que ya teníamos el Oscar en el bolsillo porque el guión tenía chispa -ríase usted de Billy Wilder y IAL Diamond-, Banderas despuntaba y Rossy de Palma se pegaba casi toda la película dormida, lo cual era de agredecer. Cuando todos pensábamos que el sobre iba a contener el nombre de la cinta del director manchego, apareció en su lugar Pelle el conquistador, que en España no la había visto ni el acomodador de los cines del Palacio de la Prensa de Madrid. Bille August la presentó por Dinamarca antes de venderse a comercialidades como Smilla o La casa de los Espíritus. Aquella obra maestra con Max von Shydow se llevó la estatuilla y los españoles nos quedamos con la cara partida. Eso lo sabía yo, y no me sumo ahora a la fuerza del viento que viene de hechos ya acontencidos. Es que el filme de August era un gran película y lo de Almodóvar una gracia con momentos de cierta brillantez.

La historia se ha repetido dos décadas después, aunque Volver ni siquiera llegó a ser nominada, lo que no dice mucho en favor de esta alabada cinta de Almodóvar, a años luz de la frescura direccional que el cineasta español demostró en obras suyas de verdadera valía como ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, Matador (su filme más obsesivamente atrayente) o incluso Hable con ella. Hemos trasladado al cine la paleta euforia que mostramos con la selección española de fútbol cada vez que se juega un Mundial, creyéndonos que vamos a ganarlo o al menos situarnos entre los cuatro primeros, y hemos ensalzado tanto Volver que hemos creído que era la repanocha y Penélope Cruz toda una gran actriz. Pe, sí, ella subiendo la cuesta con cesta en mano rodeada de lugareños que le ofrecen en su caminar productos de la tierra para su restaurante en un ambiente festivo y feliz... Como Bella en The Beauty and the Beast de Disney en la presentación de motivos, con aquel maravilloso tema zarzuelero del comienzo de la película escrito por Alan Menken y ella rodeada de gente del pueblo, visitando la librería, contemplando las ovejitas... Por favor, Pé,...please, señor Almodóvar. Quién le ha visto y quién le ve.

Pues eso, cara partida de nuevo. Pero es que no hay punto de comparación. Y miren que hace tres meses lo comenté en mi círculo de contertulios cinéfilos (palabro odioso), que el cine alemán es mucho cine y que competir con él, igual que con el danés, es sumamente difícil. Aún recuerdo aquellos pies desnudos infantiles desabrigados por una madre desquiciada en aquel búnker antes de asesinar a sus propios hijos; aquellas últimas condecoraciones de un führer con su infinita demencia provocada por su indefectible derrota. ¿A alguien se le han olvidado las secuencias magistrales de El hundimiento? ¿Recuerdan cuando en 1981 irrumpió en el todopoderoso Hollywood Wolfgang Petersen con Das Boot (El submarino)?

Releguen durante unos minutos la estremecedora secuencia de la muerte de los púberes de Goebbels para situar en sus cabezas otras que no deben olvidar jamás y que demuestran a las claras ante qué clase de obra estamos cuando visionamos La vida de los otros: Las lágrimas de Ulrich Müe en un momento de inflexión del filme al oír por sus cascos determinada conversación, la secuencia del comedor con los chistes hacia Honecker, el atropello, el corazón encogido del espectador cuando Dreyman no se baja del automóvil para acercarse al ex capitán de la Stasi rebajado a repartir... No me hagan contarles nada más. Vayan a verla. Y a oírla. Gabriel Yared ya demostró su sensibilidad al hacer scores como El paciente inglés, Mensaje en una botella o Cold Mountain, pero preparen el vello de sus brazos para oír la Sonata de un hombre bueno escrita por el compositor de origen libanés. Nunca me perdonaré que no pudiera asistir a su concierto en Sevilla hace más de una quincena de años. Aún hay tiempo en otra ciudad, en otro lugar, estoy convencido...

martes, 13 de marzo de 2007

Utilizados


Vaya por delante mi profundo respeto a las personas que, de buena fe, manifestaron este pasado sábado su oposición a la medida adoptada por el Gobierno socialista relativa al régimen penitenciario del etarra De Juana Chaos. Cada español tiene la suficiente madurez como para realizar una profunda reflexión al respecto y extraer sus conclusiones. Para algunos, la decisión del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero ha servido para evitar convertir al asesino independentista en un mártir de la causa abertzale. Todo Gobierno medianamente inteligente sabe que un preso de estas características fallecido entre barrotes se suma más en el debe que en el haber de su gestión, por mucho que una buena parte de la ciudadanía prefiera ver muerto a De Juana Chaos antes que vivo y coleando. Para otros, se trata de una concesión a ETA, de un signo de debilidad o de un gesto inútil. Escarmentados por lo sucedido en Barajas recientemente, se preguntan para qué puede servir este signo de flexibilidad si después regresan las bombas. Entre los opositores a la decisión de ZP y su ministro Rubalcaba también están los que argumentan constantemente que la labor policial terminará por exterminar al terrorismo.Aparece entonces la retórica, la manida frase de que "el estado de Derecho acabará con ETA". La misma que se viene empleando desde hace nada menos que treinta años. "Ser fuerte y combatir el terrorismo con los mecanismos....las fuerzas de seguridad del Estado...", frases hechas para cada rueda de prensa posterior a los atentados que vienen a asaltarme de dudas. ¿Los etarras matan menos por la presión "al estilo PP" y su retoricismo o quizás es que los acercamientos negociadores de los últimos años dan sus frutos tan lentamente como resulta obvio en un proceso tan delicado?Soy consciente al hablar de conversaciones a lo largo de estos ejercicios porque de haber entablado un proceso con ETA nadie se ha escapado. El Gobierno de Aznar así lo hizo y en los tiempos de Mayor Oreja como ministro del Interior se acercaron más de setenta presos a las cárceles del País Vasco, por mucho que ahora no deseen recordarlo Rajoy y sus chicos.Se me va la cabeza de una manera espectacular. Yo no quería solucionar "el problema vasco", otra frase hecha y manida. Lo único que deseaba era mostrar mi rechazo a que la bandera de este país se utilice como a cada uno le venga en gana. Durante 40 años de dictadura, Franco hizo suyos los colores de nuestra insignia y los dictadores acostumbran a adulterar la bandera del país en cuestión haciéndola suya. Por eso me da pavor ver cómo existen partidos políticos que se apoderan de nuestra bandera para esgrimir sus argumentos.Exijo al PP, como ciudadano español, que deje de enarbolar nuestra bandera como elemento manipulado para sus reivindicaciones. Que las viera el pasado sábado no es algo que me agrade, pero al menos la manifestación se convocaba bajo el lema "Por España y su unidad" o algo similar muy propio de la derecha, lo que dicho sea de paso me produce grima. Pero no sé porqué las banderas españolas están presentes en la calle Génova la noche de las elecciones, ni en las manifestaciones contra la ley de homosexuales, ni el himno nacional se escucha en las concentraciones de determinada asociación de víctimas del terrorismo. No quiero ver utilizados elementos que están por encima de Zapatero y, afortunadamente, aún más alejados de Rajoy y los reaccionarios de los que se ha rodeado.

lunes, 26 de febrero de 2007

Los indiferentes Oscars 2006


Finalmente tenía que ocurrir. Al menos era de justicia, por mucho que nos duela en nuestro chovinismo más interior. Hasta a mí me causa desazón, pero no podemos mirar hacia otro lado cuando de justicia se trata. Lo digo sobre todo por El laberinto del fauno. Debo ser una de las pocas personas a las que no les estusiasma nada este filme y, aunque conozco a Guillermo del Toro desde hace más de doce años y lo he telefoneado hoy (os pondré una foto en Sitges en 1993 en la que estamos ambos que más vale no mirarla mucho), no era normal considerar que nos encontramos ante una película que mereciera tantos galardones. Como tampoco que Penélope Cruz se llevara una estatuilla a su casa. Y lo que más me satisfizo de la aburridísima ceremonia de anoche, fue ver cómo Babel por fin se queda en el sitio que le corresponde. Y aún así me parece demasiado premio el concedido a Gustavo Santaolalla, que ni por asomo se lo merece, con esa banda sonora tan horrenda para una película que ya escribí hace tiempo resulta ser previsible y de escasa aportación al cine actual. Que Thomas Newman se quede sin premio me parece del todo incomprensible. Disfruten en cuando tengan opción del score de The Good German. Vaya 'revival' de aquellas composiciones de su progenitor Alfred Newman, qué momentos de temas oscuros con deudores pero admirables recordatorios a Bernard Herrmann,... incluso Javier Navarrete debería haber ganado, que ya dio muestras de su talento progresivo en El espinazo del diablo... Pero Santaolalla...Manda narices, ya tiene dos Oscar por dos bazofias. Posee más estatuillas de Hollywood que el mismo Herrmann o Morricone, del que por cierto tengo que reseñar que se le quedó la misma cara que a mí cuando sufrimos la aberración que hizo Celine Dion de su música.

A Ennio Morricone lo conocí en Sevilla en los Encuentros de Música de Cine de 1999. También os pongo una foto para que lo veáis. Seré franco, hablé con él cinco minutos, le entrevisté y desde entonces no he vuelto a verle, no es lo mismo que me ha ocurrido con muchos profesionales del cine con los que sigo teniendo contacto como Del Toro, Imanol Arias o Roque Baños. De aquel encuentro y de algunas reflexiones más bastante fidedignas concluí que Morricone es un malas pulgas. Eso me alegra, ya somos dos. Y hay cosas que le molestan demasiado. Quizá en alguna declaración le ha perdido ciertas dosis de egocentrismo, y eso me gusta menos. Pero después de años criticando que no le hayan dado ya el Oscar -y llevaba razón, viendo los premios concedidos a personajes como Stephen Warbeck o el mismo Santaolalla-, al final tiene uno honorífico y aprovechó en su discurso para dejar bien claro que se cometen muchas injusticias en esto de los Oscar, dedicando el galardón a los que jamás lo obtienen. Que se lo cuenten también a Hitchcock, a Billy Wilder o a Paul Newman, que recibió un Oscar honorífico por El Color del dinero pero le habían negado el pan y la sal incluso en El Buscavidas de Robert Rossen, en la que tiene unos últimos cinco minutos que jamás he visto un nivel interpretativo de ese calibre en mi vida...

Al fin y al cabo, y regresando a este año insustancial, se hizo justicia. Lo mejor era el remake (porque es una copia de un filme oriental, que conste) Infiltrados, a mucha distancia de lo de La Reina y no digamos de cosas como Babel. Quizá se le acercaba a su calidad Diamantes de sangre, pero estaba claro que había que premiar ya al maestro Scorsese que, dejando a un lado aquel tropiezo de Gangsters de Nueva York, ha hecho mucho cine de kilates. Y en actores no sé qué estaban esperando para premiar a Forest Whitaker, ese eterno secundario que ya es grande a pesar de su juventud.
Por cierto: Estoy harto de Jack Nicholson en los Oscar. La culpa no es de él, claro está, sino de quienes les ríen las gracias al mayor histriónico de la historia del cine, con permiso de Klaus Kinski o Gustav Fröhlich. Bueno, este último no sabía lo que iba a evolucionar esto del cine y la interpretación, el pobre...

jueves, 22 de febrero de 2007

Frustración y miedo en TVE


Me quedé sorprendido anoche cuando, aguardando pacientemente frente al televisor, visioné el comunicado que TVE emitió en lugar de la entrevista que Jesús Quintero hizo a José María García. Aquél fondo negro con las letras apareciendo de la zona inferior de la pantalla tenía mala pinta. Tanto que parecía otros tiempos, daba la sensación de que se había cortado la emisión por algún grave motivo y repentinamente iba a aparecer una carta de ajuste con algo de Beethoven o Wagner de fondo. Parece tremendista, pero qué quieren que les diga... Yo sentí ese escalofrío.

Posteriormente reflexioné al respecto. Es obvio que lo primero, tras la sensación de sorpresa, es digerir la frustración del vacío con el que te topas al no saciar el interés que tenía por conocer lo que el periodista deportivo era capaz de soltar por la boca. Después me puse a pensar en algo que me inquietó aún más. Porque me gustaría saber qué piensa Quintero de lo sucedido. Al 'comunicador' (vocablo de moda para evitar la palabra periodista por diversas razones) lo sigo desde hace muchos años, y me resultó chocante verlo proclamando justicia y la necesidad de ser invendible al poder para, en cuestión de segundos, admitir en su programa el mensaje que nos advertía de que lo que había dicho García era de tal calibre que no podía emitirse.

Quizás a Quintero le ha sentado como una patada esta censura que para TVE eufemísticamente será un "ejercicio responsable". De acuerdo, lo habrá sido, aunque es algo que no podemos calibrar porque no se nos ha dado la oportunidad de medir las reflexiones del entrevistado. Pero al fin y al cabo censura. E insisto, me choca. En un programa habitual de entrevistas quizá me hubiera llamado menos la atención semejante decisión con una entrevista, pero en un programa de la filosofía de Quintero... Algo debe estar ahora moviéndose en los despachos de TVE y debe haber un buen pollo montado. Al menos si yo fuera Quintero formaría el expolio, a menos que el 'comunicador' no sea tan consecuente como ha parecido serlo desde siempre.

Ustedes y yo no nos sentamos a ver un programa de Quintero como podemos hacerlo con otros espacios. Sus emisiones están destinadas para los que queremos ver a personas a las que se les desnuda su mente con el permiso correspondiente, a gente incapaz de zafarse de las preguntas de su presentador y, al verse arrinconadas por él y la parafernalia del programa, salir por donde jamás serían capaces de hacerlo en otros programas. Por eso, la entrevista a José María García hubiera sido sumamente interesante, y no lo digo como opinador político, social o ciudadano al que formar en ideologías, sino como simple y mero espectador.

Es probable que TVE haya sido cobarde y piense que las querellas les va a llover con las declaraciones de García. Pero la emisora que se pavonea de tener un programa como el de la naturaleza de Quintero debe admitir esos riesgos. Además, seguramente las demandas hubieran ido contra el entrevistado. Eso me es indiferente. Lo que no es de recibo, y discúlpame Jesús, es entrevistar supuestamente a Tita Cervera haciendo ver que no acude al programa porque no le viene en gana, e instantes después decir que el que viene no sale porque ha dicho de todo por su boca. Y en un gesto papista, ofrecer un minuto de García despotricando del director general de TVE.

Por cierto... ¿Qué medio va a telefonear a José María García para que diga su opinión? Si es una radio, ¿me dicen cuál para oírla? Porque esa es la segunda parte de esta agria polémica...

miércoles, 21 de febrero de 2007

Málaga (1)

Pues sí, es cierto... Me quedé dormido en el cine viendo lo de Kubrick aquél día, como especifica una lectora de este blog a la que le agradezco su participación.

Desconozco cómo lo sabes, quizá me escuchaste en la radio lanzando improperios sobre aquellos 140 minutos de grandes lagunas de un Kubrick crepuscular en el sentido más peyorativo de la palabra. La sufrí en Málaga, varias horas después de asistir al estreno de Locos en Alabama en el primer pase que se llevó a cabo para la prensa. El director de aquella cosa que es El Resplandor casi me fastidia el día.

Viajé a Málaga invitado por la productora de la cinta de Antonio Banderas y a las nueve de la mañana, como en un festival de cine de esos que te engulles seis películas diarias, estaba sentado en una butaca en el Teatro Cervantes con el buen fotógrafo y mejor amigo Paco Martín esperando con escepticismo la película de Banderas. Me llevé una gratísima impresión. Por cierto, inconmensurable el trabajo de Mark Snow en la música en determinados momentos como el del chico en la piscina boca arriba...

Después de disfrutar de la ópera primera de Banderas compartí con él unos minutos de preguntas y alguna copa de cava con aires de grupo de amigos, éramos apenas ocho periodistas y al final cuatro... Los más jartibles, para variar... Fue cuando el actor malagueño sacó una caja de bombones de no sé dónde y comenzó a repartirlos entre el reducido grupo de personas que nos quedamos y podíamos admirar la belleza de la hija de Tippi Hedren, a la que les aseguro que no le beneficia para nada la pantalla en muchas ocasiones, así que fíjense si merece la pena contemplarla... En fin, buen tipo Banderas, tanto como mal actor. Son dos cosas compatibles...

No creo que lo de Kubrick me provocara sonnoliencia porque me fuera al cine después de comer en uno de esos extraordinarios restaurantes malagueños. Por si existía alguna duda, volví a visionarla una vez regresé a Cádiz y me volvió a parecer un peñazo. Sólo a base de practicar "la letra con sangre entra" y verla varias veces más en dvd (sí, el que trae el estuche dedicado a Kubrick que se comercializó hace ya algunos años) pude concederle ciertos méritos, pero ninguno de peso como para retractarme de mi primigenia opinión.

Eyes Wide Shout casi me fastidia aquel día que había comenzado de manera tan positiva. Banderas haciendo una peli buena en su estreno como director, cercano como pocos y su mujer al lado, varias copas de cava (con lo que me gusta y la que pillé en el festival de Sitges en 1993 con Xavier Catalfall de director del certamen), un opíparo almuerzo y de repente... Ladrillazo de Kubrick. En fin, ya lo dijo Osgood en Con faldas y a lo loco: "Nadie es perfecto".

Ah...¿Por qué el título de este artículo con el de esa maravillosa ciudad y un uno? Sencilla razón: porque me toca hablar de Málaga en varios capítulos, de su festival, de su gente, de su mar, de su belleza.. y dejo para mi intimidad algunos capítulos de mi vida directamente relacionados con la ciudad en la que, de no vivir en Cádiz, me gustaría estar...

jueves, 15 de febrero de 2007

Qué pesado


Mi buen amigo José Luis Porquicho escribió hace varios días un artículo en el periódico Información Cádiz que, independientemente de la satisfacción que me produce, es un paso más para decirle las cosas claras a alguno acostumbrado a pontificar con sus planteamientos para así llamar la atención o simplemente distraer al personal y evitar así que alguien le exija que brame menos y trabaje más por el gremio al que representa.

Porquicho mostraba su enojo por una de las petulancias que escribe Fernando Santiago -presidente de la Asociación de la Prensa gaditana- en Diario de Cádiz, en este caso indicaba que le resultaba francamente injusto que un "periodista de despacho y de viajes VIP" criticara a un chaval que se ha ganado un puesto en Onda Cádiz TV retransmitiendo el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) de Cádiz. Para Santiago, el trabajo de Germán es malo porque, entre otras cosas, no es periodista, no tiene la licenciatura de esta profesión que avale su trabajo, está ocupando un lugar que no le corresponde,...


Miren que es pesado Fernando Santiago, y resulta reconfortante que gente de su gremio le diga ya las cosas a la cara de una vez por todas después de años en los que sólo algunos le hemos dejado claro que su soberbia es tan molesta como su desprecio hacia muchos periodistas que durante años no hemos encontrado quien nos defienda cuando se han producido situaciones de claro abuso empresarial sobre los profesionales de la información, algo muy habitual desde que tuvo lugar, hace ya más de una década, la eclosión de medios de comunicación en la provincia gaditana.


Germán es un chaval que, cuando yo desempeñaba las labores de redactor jefe en Información Cádiz, comenzó a ganarse su pan colaborando con el suplemento carnavalero 'El Gallinero'. Trabajó muy bien y le dieron dos patadas cuando terminó la fiesta, sin que le pagaran un duro. Por entonces no vi a Fernando Santiago interesándose por su situación o si alguien más de la profesión, ya fuera un becario o un periodista consagrado, padecía un trato similar por parte de la empresa que edita ese medio o cualquier otra. El chico ha sido en dos años el ejemplo del tesón hecho persona para hacer lo que le gusta, y ahora ha conseguido ese hueco en la nueva televisión municipal que le reporta algún dinero y le sirve para continuar mejorando. Puede gustarte o desagradarte su modo de presentar tanto como otros, ya sean anónimos o considerados clásicos de la comunicación como Joaquín Prat, que me resultaba insoportable empleando la fórmula machista de preguntar en 'El precio justo' a una participante "¿Y su marido a qué se dedica?". Pero echar por tierra la pertinaz pugna de un chaval por llegar arriba de la manera tan despótica a la que nos tiene acostumbrados Fernando Santiago es algo que sólo hacen las malas personas.


Sí, es pesado el tipo este, con el debate sobre los licenciados en ciencias de la información, a los que tengo muchísimo respeto. Yo no lo soy y me he llevado 18 años en el periodismo, he sido redactor jefe de dos periódicos y posteriormente director de ambos, entre otras cosas. Siempre he dicho que tener esa licenciatura es un logro y que me frustró ver cómo delante de los libros y en edad de aprender muchos fueron capaces de lo que yo no hice. Pero de igual manera o más me congratula ver que los que me superaron en la Universidad no han sido capaces de hacer lo que yo he hecho en los puestos de trabajo que tuve hasta hace año y medio. Si un licenciado es capaz de hacer mejor lo que yo hacía, pues adelante, que me cambien. Pero curiosamente, yo enseñé a muchos titulados a redactar, a tratar las maquetas, a distinguir estilos, me llevé hasta la madrugada corrigiendo muchos disparates, incentivé a licenciados que me aseguraban "estar agobiados" por tener que trabajar los sábados, depuré sus noticias, reportajes, textos en definitiva,... y cuando me marché de mi periódico entre una atronadora ovación que jamás olvidaré, los licenciados aplaudieron más aún si cabe que el resto. Así que el asunto es cuestión, como todo en la vida, de hacer las cosas bien o mal, que son las dos únicas maneras de actuar en todos los ámbitos, no de poseer un título o estar a falto de él.


Qué chocante resulta que Fernando Santiago esté siempre negando el pan y la sal a periodistas no licenciados cuando sorprendentemente tiene en su directiva a un vicepresidente que tampoco tiene título y que suele escribir de cofradías y una serie de miembros con cargos rimbombantes entre los que a alguno/a tuve que rehacer páginas enteras de noche porque los sufrí en mi etapa de director. Otros, obviamente, son brillantes periodistas y también trabajé con ellos. No digo nombres por respetarlos, aunque todos sabemos en Cádiz quién vale y quién no para esto...


Qué desorientador es ver a Fernando Santiago permitiendo que algún periodista no licenciado pero intocable -porque para eso es de Diario de Cádiz- presente sus libros en la sede social de la APC. Hay que tener jeta para criticar a un chico de Onda Cádiz y llevarse años mirando para otro lado cuando las sangrías en los medios de comunicación han sido constantes con los periodistas -licenciados o no-, porque el número de periódicos, radios y televisiones ha crecido, pero en calidad de empleo mejor no hablar. Y eso lo sabemos todos. El problema en el periodismo durante ya más de quince años no ha sido quién tiene título, sino el desamparo sufrido por muchos jóvenes a los que han quemado espectacularmente, a los que se les obliga a escribir pagándoles cuatro horas pero trabajando doce diarias, sin contrato, sin días de libranza regulados, no renovados para no hacerlos fijos, utlizándolos en las emisoras de radio tanto para hacer un magazine en el mercado de abastos como en un programa deportivo provocando precariedades tanto en el empleo como en la calidad informativa ante la falta de especialización de los profesionales...


Yo me quedé esperando a Fernando Santiago y a su patulea durante años. A lo mejor es que no me consideró periodista porque no soy licenciado y, aunque trabajaba con mi equipo catorce horas al día en una redacción y necesitábamos que alguien corporativamente detuviera tanta explotación generada en muchos medios, jamás se dignó a mostrar un mínimo de preocupación. Que ya fuera nombrado director de dos medios y jamás me enviara ni siquiera una fría carta de felicitación era algo que me lo suponía, pero me costaba trabajo comprender que alguien que debía defender los derechos de los periodistas no hubiera en su vida mostrado interés por conocer en qué situación se encontraban redacciones enteras de nuevas generaciones de periodistas, entre los que había algunos que cobraban setenta mil pesetas y sin contrato. Aún hoy hay periodistas brillantísimos y en sus nóminas, arriba a la derecha, en la casilla de categoría laboral, los empresarios les han puesto "auxiliar de redacción", y semejante humillación nadie la denuncia. Y menos el tipo este de la Asociación de la Prensa, que debe estar muy satisfecho organizando pamplinas como viajes a Nueva York en verano (también curioso, con lo izquierdista que dice ser y se va al corazón del capitalismo...), regalando jamones en Navidad a sus colegas o colaborando con eventos culturales como la agónica Muestra Cinematográfica del Atlántico y otras zarandajas que de ninguna de las maneras deben constituirse en prioridades para la APC.


Hace tres años apareció por la redacción del que era mi periódico un enviado de la asociación que preside Santiago tratando de hacer un sondeo entre los redactores para conocer las situaciones profesionales de cada periodista. Ingenuo de mí, creí ver un cambio de actitud, e incluso uno de los profesionales del rotativo le dijo al recién llegado que a él ni le preguntara porque aquello no serviría de nada. Tuve una acalorada discusión con mi redactor porque consideré que quizás la APC estaba progresando en algo. "Tiempo al tiempo, José Carlos", me dijo ese redactor. Pues sí que tenía razón...


Yo, particularmente, estoy harto de este tipo. Que los periodistas decidan lo que quieran, pero tenemos la obligación moral de hacer un llamamiento a los colegas para, entre todos, decirle a Fernando Santiago que "ya está bueno lo bueno", como tuvieron agallas los fotógrafos de prensa de decirle públicamente cuando en una de sus meteduras de pata, los menospreció públicamente y los redactores gráficos -que es lo que son realmente los fotógrafos de periódicos, porque nos cuentan la noticia a través de sus imágenes- le pusieron la cara colorada en una convocatoria de prensa con la presidenta del Parlamento Andaluz.


Así que ya sabes, Fernando: arregla la precariedad laboral, trata a todos por igual, échale una mano a muchos periodistas a los que queman los explotadores, déjate de viajecitos caros, respeta a Germán como lo haces con Ismael Beiro (¿será que a éste no lo critica porque es de Canal Sur, que la gobiernan los socialistas y no quiere morder la mano que le da de comer?) y déjate de falso progresismo. Y "no te meta en ná" cuando hables del Cádiz CF, que en eso me atañe como trabajador del club, que en mi puñetera vida te he visto en el Carranza, porque quizá sea algo demasiado vulgar para tu status. Cuando arregles todo esto, hablamos de títulos colgados en la pared. ¿Hace o no hace?

domingo, 11 de febrero de 2007

No lo entiendo

Debe ser que me he vuelto demasiado escéptico, o quizás cascarrabias. Me resisto a pensar en que la insensibilidad se ha apoderado de mí, pero no encuentro explicación: me aburro soberanamente con el cine que veo desde hace varios años para acá. Y ya lo de los últimos meses, de cara a los próximos Oscar, me provoca la peor sensación que puede mostrar un ser humano hacia algo: la indiferencia. "Nunca subestimes el poder de la indiferencia", se decía en American Beauty...

Yo he sufrido por elegir realmente la mejor película hace años ante la dificultad por escoger, ya que era como hacer la manida pregunta de si quieres más a tu padre o a tu madre. Qué regusto daba ver una y otra vez joyas como La Lista de Schindler, En el nombre del padre o Lo que queda del día hace trece años para decantarte finalmente por una a la hora de concederle tu anónima estatuilla particular. Recuerdo las nominaciones de mediados de los ochenta en las que si no te convencía aquella obra maestra de Sidney Pollack que era Memorias de África tenías detrás El color púrpura de Spielberg; o John Williams competía por el premio con Jerry Goldsmith, James Horner trataba de ganar haciendo doblete en las nominaciones con Apollo XIII Y Braveheart o era difícil decidirse entre JFK, La bella y la bestia, El príncipe de las mareas... Les pongo estos ejemplos para que no me digan que me retrotraigo al cine clásico, que es lo más fácil, y así puedan rememorar lo que sucedió apenas hace unos años, en aquellas sesiones maratonianas que yo radiaba en mi programa Último Estreno y en la que ofrecí entrevistas de lujo para una fiel audiencia, con la participación telefónica de Ivonne Blake, Fernando Trueba, Carlos Pumares,...

Pero ahora el hastío ya es alarmante. Fíjense el panorama: Ahí está Babel, que dicen que es la mejor película del año y seguramente ganará la estatuilla al mejor filme. Qué previsible el disparo de los chicos, que innecesaria la historia de la mexicana, qué aburrida la lentitud con la que están narrados los devaneos de la adolescente oriental,... Qué filme más curioso para verlo un jueves en los multicines El Palillero de Cádiz dentro de Alcances rodeado de progres de izquierda con coches caros y despacharla como si fuera una producción de esas venidas de la gran puñeta con cierto y limitado interés. Pero de eso a ser lo mejor del año... Y Gustavo Santaolalla nominado a mejor banda sonora. ¿Qué banda sonora? Qué cosa más repetitiva y fea, joder...

Tampoco me explico esa euforia desmedida por El laberinto del fauno. Es la peor película de Guillermo del Toro con diferencia. Qué lejos de aquella Cronos, con un impresionante Federico Luppi en busca de la inmortalidad, el mismo que nos impresionaba con..."¿Qué es un fantasma..?" de la brillante El espinazo del diablo. Ahora, con lo del fauno, hace una cinta en la que curiosamente nadie echa en falta al bicho y sus historias cuando desaparece castigando a la pequeña y la película se convierte en un ejercicio pulcro pero nada original de una historia de malos malísimos durante la guerra civil española (¿les suena?). Justamente cuando vuelve a aparecer el fauno ("Te voy a dar otra oportunidad"... manda cojones, el guión) la película tiende nuevamente a aburrir, tanto como aquella historia de la niña entrando en la sala donde se encuentra el ser desojado que mira con las palmas de sus manos y cuya historia más parece un juego de consola (el bicho es clavado a una enfermera del Silent Hill) que a un solvente guión. Y ese militar tan hijoputa, que en el colmo de la ida de olla de Del Toro, lo coloca bajo la lluvia con gabardina y gafas andando como si del mismo Alfred Molina en Spiderman 2 se tratara... Definitivamente, al cineasta mexicano le perdió su amor por el comic. En fin... nada de nada.

Ni siquiera Dreamgirls. Miren que el musical pareció vivir un revival con Moulin Rouge y Chicago. Ambas tenían su talón de Aquiles en el guión, pero eran enormemente resolutivas y visuales. Y varios años después terminamos con esta cosa insustancial... El musical ha muerto. Viva el musical.

Y si ya nominan a Penélope Cruz a mejor actriz, pues apaguemos y démosle a la bebida. Su subida por el pueblo comprando comestibles para su restaurante feliz y admirada por los lugareños es más propia de los minutos iniciales de La Bella y la Bestia que de una película de Almodóvar, que no parece recobrar la senda de las estupendas ¿Qué hecho yo para merecer esto?, Laberinto de pasiones o Matador.

Estoy absolutamente divorciado del cine. Con lo que duele renegar de lo que amas...