lunes, 15 de febrero de 2016

Marcelino Pan y Vino. Mayores con reparos.


'Marcelino Pan y Vino' ahora mismo en La 2.
Todo un clásico hispánico de complicada disección. A mí siempre me ha parecido un Blancanieves y los siete enanitos pero con frailes y un niño que, por ignotas razones, sufre el castigo más tremendo que puede recibir, como es convertirse en fiambre simplemente por subir una escalera. Como en otros ejemplos de nuestra extraña religión, encima nos alegramos.
También lo vemos como un mocoso porculero que, al picarle un bicho en el pie, se tira al suelo como Matías Pavoni en sus tiempos, que era muy proclive a ello.
Al fin y al cabo, no deja de ser una entrañable historia kitsch de dudoso gusto, eso sí, con una banda sonora de Pablo Sozorábal con muchos violines nerviosos y una canción ("Tilín-Tolón") insufrible. Los italianos, capaces de lo mejor y de lo peor, como es el caso, hicieron un remake en los noventa. Se libraron de que les cerraran las fronteras culturales, en la confianza de que no habría una segunda vez. O tercera si contamos el engendro original.
Obsérvese, por cierto, la calificación de La 2 encima de la mosca: TP, todos los públicos, algo perfectamente denunciable al Defensor del Menor. Ya puestos a ser casposos, 'Marcelino...' debería ser para mayores con reparos. Además, todos sabemos cómo han ido acabando estos niños visionarios.

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