domingo, 31 de agosto de 2014

La manipulación en las redes sociales


Aseguran que estamos manipulados por las redes sociales. Incluso los todopoderosos responsables de facebook han reconocido que las noticias, post o como quieran denominar a los textos o fotografías que aparecen en nuestros muros no han seguido, durante un tiempo, las lógicas secuencias en función de a quienes visitamos virtualmente más, personas cercanas mayormente, etc. No obstante, parecen ser experimentos en solo una parte de internautas con perfiles, utilizados como conejillos de india para ver por dónde respiramos. Un reciente experimento también se llevó a cabo para confirmar si el personal se crispa más de lo normal al hacerle leer mayormente desgracias o noticias negativas, así como casos de corrupción política, por ejemplo, que es la única que debe existir, porque a la gente le ha dado por crucificar a alcaldes, concejales y diputados pero no hace lo propio con presidentes de clubes de fútbol, empresarios que también reciben millones de euros procedentes del erario o mangones en asociaciones de pueblo, incluidas algunas muy pías.

Estas gracietas de los 'sociólogos' de facebook o twitter resultan muy complicadas comprobarlas en el día a día, cuando existen otras manipulaciones mucho más de andar por casa que desgraciadamente transforman la sustancia gris de los responsables de los perfiles en afrecho para bestias. Y así, nos encontramos con que  seudo medios de comunicación que jamás habíamos sabido de sus burdas existencias quieren hacernos creer que Hugo Chávez se ha transformado en una gorda de playa con bañador tras hacerse varias operaciones. El enlace no tiene desperdicio, y se ve que el director de este panfleto visita poco el litoral:

http://eldeforma.com/2014/08/27/fotografia-de-hugo-chavez-con-vida-causa-controversial-mundial/

Por ahora, y en esto de las pamplinas que la gente cree a pie juntillas y convierte en virales disparates a pares, la del presidente venezolano se lleva la palma a la mayor carajotada del facebook, por delante de la sirena encontrada con forma de chipirón, el padre que abre la puerta y de repente encuentra a su hija haciendo no sé qué o la estatua de la Virgen hallada en el mar "milagrosamente en el Océano Índico", cuando la realidad es que lleva décadas en Filipinas haciendo de espantapájaros para que el personal no pusiera dinamita y pescara ilegalmente.

Y es que facebook es maravilloso y su gente más, especialmente quienes escriben frases de Gandhi que él jamás pronunció o mantienen encendidas discusiones con sus parejas matrimoniales a base de lanzamiento de indirectas a la vista de todos, mientras ella escribe desde el dormitorio y él en el aseo.

sábado, 30 de agosto de 2014

Comunicación


Creo firmemente que la incomunicación es el principal problema que el ser humano encuentra a la hora de avanzar. Lo peor es que, en realidad, no la halla por el camino, sino que la practica ¿como algo innato en sus cromosomas?

Hay mucha gente que se mira de reojo, que termina acabando enfrentada, por evitar comunicarse. También es probable que exista quienes prefieren quedarse en su mentira, a sabiendas que al exponer sus cartas ante el otro, no podrá sustentar la defensa de sus planteamientos, que le son más útiles creyéndoselos que apartándolos si se comprueba la verdad. Pero son partidarios de seguir en sus trece e 'incomunicados'.

Es preferible sentarse, discutir si es necesario, extraer conclusiones gracias a la comunicación. Si la sacrificamos por la verdad amoldada a nuestras filias y fobias, no avanzaremos.

La fotografía es de una de las cabinas telefónicas que aun existen en San Fernando. Creo, porque es de 2013. Su título hace referencia a un conocido album de Dire Straits.

domingo, 24 de agosto de 2014

Pasó la Vuelta Ciclista. ¿Y ahora, qué?


Estoy convencido de que en La Isla nadie ha estado en contra de que San Fernando haya sido centro neurálgico de la Vuelta Ciclista a España durante un día. Sería de necios. Ni los más reivindicativos isleños de la Bazán ni mis vecinos de la Casería de Ossio han querido constituir una plataforma judeomasónica contra quienes han gestionado, o aprovechado, el paseíllo de Contador y compañía, que se les ha contemplado muy bien a vista de pájaro, tanto como la maravillosa geografía de La Isla, sinuosa, tejida entre caños y el inigualable envoltorio de la orilla de una playa cansada de esperar, desde hace dos décadas, aquel club hípico, el camping de la Leocadia e instalaciones hoteleras con encanto que anunció Andrés Ruiz Pizones, ¿lo recuerdan?

No quiero ni pensar que los vecinos de la Bazán están chinchando de rabia por una Avenida Pery Junquera de color escalextric y la bilis la hayan plasmado en las redes sociales. Los isleños de ese barrio, donde de entre los adoquines de sus calles crecen malas yerbas a sus anchas, los descampados de cristales de botellas muestran su cara más vergonzante a todo aquel que circula hacia el Puente de Hierro y la iluminación brilla pero por su ausencia, solo han querido preguntar, pero lo han hecho con otras palabras y fotografías para evitar que alguien piense que están mintiendo. Por su parte, los isleños de la Casería no han boicoteado la Vuelta llevándose los malos humos de los incendios que sufren en Fadricas II al inmaculado asfalto de juguete, ni han encargado pancartas con imágenes del tercermundismo en el que viven sus asociados de la calle Escritor Germán Caos, rotulada en memoria de aquel amigo amable y educado que conocí cuando visitaba la redacción del diario que La Isla tuvo hasta agosto de 2008 para dejar sus artículos de colaborador. Don Germán no se merece esta calle, como seguro estoy de que sus vecinos tampoco. Ni los bazaneros la asquerosidad de las aceras, de la calzada...

Lo que los isleños han querido decir cuando en clamor han alzado su mano para protestar por la Vuelta Ciclista antes de su celebración y han inundado las redes sociales de lamentos no es un grito de ingratitud ni de desconocimiento de los "grandes beneficios económicos que para esta ciudad supone tan gran acontecimiento". Lo que los ciudadanos se preguntan, desde la perspectiva poliédrica que otorga la situación de cada barrio, de cada familia isleña, de cada manera de ser y manifestar las cosas, es qué va a pasar a partir de este domingo. ¿Y ahora, qué?

Las bicicletas son para el verano en La Isla, transformada en Villar del Río por un día. Hasta los más escépticos -insisto- se habrán asomado a la ventana a ver a estos pedalear y dejar atrás los caños, los esteros, la belleza de verdad de La Isla, que para eso lo es, lo que no se ha sabido aprovechar hasta el momento y en todo casi ir cargándonos individualmente y con un urbanismo ciego y anárquico a nivel global practicado durante varias décadas por gobernantes alumnos de la frase más famosa de Manuel Fraga, aunque de distinto color político.

¿Y ahora, qué? Lo que los isleños creen y afirman es que San Fernando está mal, muy mal, y la lógica reacción de quienes están jodidos es que si no arreglas este desastre no vayas a venderme algo como si fuera el bálsamo de fierabrás. Si los pasos de peatones del barrio del Cristo o de la Bazán estuvieran pintados todo el año, la señalización vertical adecuada; si la Magdalena no fuera un paseo marítimo abandonado y maloliente y las curvas de Capitanía no estuvieran marcadas por orines enquistados de perros en las bases de la farolas desde hace meses; si nuestra playa de Camposoto no fuera un estercolero y un camino de matojos en una carretera tercermundista, y el barrio de la Pastora no estuviera infestado de cucarachas; si entrar en la ciudad no fuera creer que estamos ante un decorado de la Segunda Guerra Mundial al lado de un castillo milenario enfoscado y encerrado entre alambradas, entonces tus ciclistas dando vueltas por la ciudad serían bienvenidos por unanimidad. Pero va a ser que se maquilla el extrarradio como jamás se había hecho mientras el resto de La Isla se ahoga en mierda y porquería porque no se limpia, y lo poco que se hace queda inutilizado ante actitudes gamberras que provocan sonrojantes imágenes de colchones tirados por las calles, muebles destrozados al lado de contenedores, lavabos y wáteres abandonados en las esquinas y un puente de la Casería que desde hace mes y pico está protegido por vallas agarradas con presillas debido al peligro que entraña, oxidado y con herrumbre.

Cuando Teófila Martínez llegó al gobierno de la capital gaditana, el barrio de El Pópulo era intransitable, en el Teatro Falla se comían pipas y los puticlubs conformaban una sórdida ruta desde La Viña a la Catedral. Los excrementos de perros formaban parte del paisaje, la playa de Santa María del Mar solo existía para los quinquis y en la zona de Isecotel pillé una infección cutánea tras bañarme por el mal estado del agua. No me lo cuentan, lo viví todo en primera persona. Ni los gaditanos de hace veinte años eran más proclives a ser guarros que los de ahora, ni los isleños actuales no tienen remedio. Lo que resulta obvio porque así nos lo enseña la historia es que el dirigente de una comunidad humana es quien alienta, ilusiona, anima, pone los medios y después sanciona si es necesario a quienes dependen de él y hacen caso omiso al civismo. A Antonio Gallardo, de 'El malagueño', le pueden ustedes preguntar qué hizo el Ayuntamiento capitalino para apoyar a unos vecinos a los que logró ilusionar para recuperar la imagen -y la economía, que no se olvide- de su barrio, así como la Junta de Andalucía en materia de rehabilitación de inmuebles. En una entrevista publicada en el portal Youtube de 'andaluciainformación' el 14 de marzo de 2013, Gallardo explica: "El barrio se convirtió, como bien recordará la gente de la época, en una zona con una mancha oscura, mucho proxenetismo, prostitución...En los ochenta con el tema de la droga, hasta convertirse hoy día en un referente turístico, artesanal para la ciudad, premiados por la Junta, presentes en Ifeca y en los actos culturales de Cádiz...".

Ni los gaditanos eran más puercos que ahora ni los isleños más limpios entonces. Se trazó pues una línea de actuación destinada a trabajar por un modelo de ciudad, sin vacilaciones, en el que el ciudadano viviera a su alrededor las transformaciones encaminadas no solo a rehabilitar la imagen de Cádiz que provocara una simbiosis necesaria entre 'Ayuntamiento volcado-ciudadano que observa resultados' y una sinergia 'ciudadanos que observa resultados-ciudadano que participa'. De eso debe bien saber el actual alcalde isleño, José Loaiza, al que precisamente conocí siendo concejal de Urbanismo de Teófila Martínez, cuya batalla contra la infravivienda, en una relación amor/odio con la administración autonómica, hizo mucho y bien por Cádiz en pocos años. ¿Qué sucede con los inmuebles que en San Fernando se encuentran abandonados desde hace décadas?

En definitiva, que la gente está muy quemada y poco alentada, lo que por otra parte no le da derecho a dejar la arena de Camposoto anidada de tampax femeninos, según asegura en su facebook Milagros Pérez Estrada, denunciándolo en el grupo 'San Fernando Enfadado', un círculo de isleños -645 miembros hasta este domingo- dispuestos a subir fotos y textos de denuncia sobre el estado actual de San Fernando, y que se une a otros como 'Mosquito porculero' (1.357 miembros) y que seguramente para algunos estará plagado de "socialistas que no dejan avanzar a esta ciudad", aunque en él arrecien las críticas hacia el tranvía como signo y evidencia de incoloridad política. Pero ya se sabe cómo son estas cosas. Fíjense lo ocurrido con el exdirector de Cáritas en la Diócesis de Cádiz, el isleño Juan Luis Torrejón Vargas, fulminado por el obispo Zornoza Boy. En las redes sociales dicen algunos preclaros que "sin duda, es miembro de Podemos". Ríase usted de Orwell, de HAL 9000 y de todo lo que hasta ahora haya servido para estigmatizar o señalar. El macarthismo, al lado de esto, cosa de aficionados, oiga.

Ya ha pasado la Vuelta. ¿Y ahora, qué? ¿Van ustedes a eliminar la maleza de las calles isleñas, en un gran porcentaje plagadas de hierbajos? ¿Limpiarán el frustrado polígono de Fadricas, al que con solo unas horas de limpieza le bastan para al menos evitar incendios y su lamentable imagen? ¿Tendrán que hacer presión los isleños en las redes sociales para que la Punta del Boquerón se limpie, como ha sucedido este verano? ¿La Isla recuperará su pulso comercial, el Teatro Alameda? ¿Se negociará con Defensa para los temas ya expuestos hasta la saciedad? ¿Se concienciará a  todos de la necesidad de tener una Isla bonita de verdad, blanca y nívea, o permaneceremos impasibles ante tanta porquería en las calles, en las fachadas? ¿Se suprimirán los cables a manojos de viviendas tradicionales? ¿Habrá futuro para Casa Lazaga, la casa de la Cruz Roja, Capitanía, los eriales que rodean la playa de Camposoto, o nos seguirá bastando con encoger los hombros cuando pasamos por allá culpando a los ecologistas y a los militares de no poder hacer nada? La cera de las procesiones de marzo, ¿se quedará todo el año dejando viales mugrientos como González Hontoria, la propia calle Real, San Rafael...? ¿Se sentarán a definir el modelo de ciudad que queremos de una vez por todas? ¿Se protegerá a los emprendedores isleños y sus ideas de negocio o continuaremos contemplando cómo Chiclana explota la sal, la playa, la gastronomía y a nosotros nos bastará con enviar a Fitur un vídeo de Semana Santa?

La Vuelta Ciclista ha sido preciosa, San Fernando ha salido unos minutos y el portaaviones Juan Carlos I con el puerto gaditano al fondo ha duplicado a La Isla en el tiempo de aparición en el informativo de TVE. Menos da una piedra, así que enorgullezcámonos de nuestro pueblo como lo ha hecho, en su facebook Alex O'Dogherty. A 30.856 personas que le siguen en su perfil les ha escrito: "La vuelta ciclista entrando en San Fernando ahora mismo. Miren que pedazo de pueblo tengo (...) ¿Habéis visto desde el aire la playa de Camposoto? Qué belleza. No hay otra igual. No es chovinismo. Es puta objetividad". Claro que algunos querían quemarlo en una plaza pública por no sé qué vídeo, al más puro estilo aprendido de la guía que escribió el inquisidor Bernardo Gui.

Lo dicho. ¿Y ahora, qué? Si no se mima la ciudad como en apenas varias semanas se ha demostrado por el paso de unos ciclistas, estaremos ante una enorme falta de respeto a los isleños. El tiempo dirá.

¿Puertas abiertas en las iglesias por la Vuelta Ciclista?

La Vuelta Ciclista pasa hoy por San Fernando. No sé si las iglesias están abiertas en horario intensivo para tal acontecimiento, en esta ciudad no me extrañaría en absoluto. Quizás hay un servicio de confesionario extraordinario para los que pedalean. La foto está hecha en La Isla, palabrita de Contador, y el templo es fácilmente identificable.

martes, 12 de agosto de 2014

Robin Williams, el capitán de los ilusos



Robin Williams tuvo la culpa de que miles de adolescentes se creyeran a pie juntillas la ilusa historia que Peter Weir nos contó en una de sus películas, quizá la más aclamada y la más tramposa. Las carpetas de las niñas no solo de aquellos años, sino de generaciones posteriores hasta llegar a hoy, reflejaban en las mesas de los colegios e institutos margaritas dibujadas con dos frases de las que apenas se dedicaron a buscar su origen. El 'carpe diem' había hecho mella en la edad del pavo y el 'Oh capitán mi capitán' recitado era el sueño de todos los estudiantes, que por las noches se imaginaban de pie sobre los pupitres mientras las chicas suspiraban por ellos y un profesor de los que jamás hemos disfrutado alentaba la rebelión. Aquel club de poetas alimentó a los cursis de la clase, pero demostró lo que era Williams: un actor puesto en bandeja para tenerlo entronizado porque caía de puta madre en sus papeles bondadosos. Ahí queda de payaso, de separado trasvestido, de loco de juego de mesa...

Robin Williams se quedó con el rol del intérprete de peluche preferido por los amantes de un cine tan delicioso como fácil, que si jamás supieron que en sus estuches de carioca, escuadra y cartabón llevaban escrito un poema dedicado a Abraham Lincoln, menos aún conocieron al actor en 'El agente secreto' (1996), uno de sus mejores papeles y sorprendentemente contenido, del que declinó aparecer acreditado, o la voz original del genio en 'Aladdin' de Disney, por cuyo trabajo estuvo a punto de ser nominado como actor a pesar de tratarse de un filme de animación, lo que nos demuestra la importancia y la ardua tarea que supone interpretar declamando, algo que en España nos lo pasamos por el forro de los pantalones al doblar las películas y quedarnos tan panchos.

Nunca fue uno de mis actores preferidos y me podía su marcado histrionismo sobre su rostro bondadoso. Pero su registro interpretativo dramático cuando decidía absorber la cámara y especialmente su capacidad de crear ilusiones en el público son suficientes motivos como para considerarlo un icono actoral del cine contemporáneo. Al fin y al cabo, ¿qué es el cine sino una gran fábrica de sueños?

martes, 5 de agosto de 2014

Una ciudad "de parados y pensionistas"

Creo que las muestras de pésame y cariño hacia el historiador y académico isleño Jaime Aragón Gómez son sinceras y su familia y allegados sentirán el calor de quienes lamentan su pérdida. Pero también estoy convencido de que el mejor homenaje que se le puede tributar a don Jaime es escuchar sus palabras a lo largo de estos últimos tiempos, con las que demostraba que no le dolían prendas a la hora de denunciar la situación en la que se encuentra San Fernando, a la que amaba profundamente. Llorar su muerte sin más queda tan real como también políticamente correcto, pero lo justo -para él y para La Isla entera- es seguir sus consejos, asumir lo denunciado y ponerse manos a la obra ante tanta "falta de liderazgo" en una ciudad "de pensionistas y parados" como la calificó tan acertadamente hace tan solo unos meses. Así que a trabajar, que es lo que él hubiera querido. Si es que se sabe hacer, obviamente...
 

(Fragmento del debate 'San Fernando 1813-2013: memorial del esplendor, declive y realidad actual de la ciudad', celebrado por la Academia de San Romualdo el 22 de octubre de 2013):

 



viernes, 1 de agosto de 2014

La Caleta de Maro o 'Calachica'


Un año después, hemos vuelto. En nuestros días de vacaciones no puede faltar Nerja, culminándola con una visita a la Caleta de Maro. Con este ritual, que cumplimos desde hace varios años, venimos dando por finalizado nuestro descanso estival, corto pero intenso.

Bajar a esta playa virgen se convierte en una peregrinación para quienes desde pequeños fuimos incondicionales seguidores de la serie 'Verano azul'. Llegar allí y bañarte supone ocupar una privilegiada posición si te colocas observando los cañizos y las zonas rocosas, porque imaginas que delante de tus ojos estás contemplando a Pancho, en su alocada carrera, dirigirse hacia la pandilla para anunciarles la funesta noticia de la muerte de Chanquete; ver a Julia soltar la pelota entre sus manos, esperar a que el cretino de Bruno se cayera de las dos rocas situadas al final de la cala (aún están intactas) o dirigir la mirada hacia arriba para dibujar la silueta de Ayo -en cuyo chiringuito habíamos comido su paella horas antes- pendiente de lo que pudiera sucederle a su yegüa, recorriendo de una parte a otra esta cala de la que, doce meses después, puedo dar dos noticias de distinto signo. La primera, que el incendio ocurrido en diciembre no fue tan fiero como lo pintaron o la naturaleza ha mostrado una milagrosa capacidad de recuperación. Los titulares de los periódicos hablaban de una zona "devastada", "arrasada", exagerando lo sucedido y asegurando que el lugar donde la pandilla de 'Verano azul' vivió tantas emociones había desaparecido. En absoluto. Una parte de vegetación de la bajada hacia la playa, así como varios pares de postes de madera que marcan el camino hacia la playa, sufrieron las consecuencias del incendio, pero podéis estar tranquilos porque en absoluto hay una "devastación" de 'Calachica', como los niños llamaban en la serie a la que en realidad se denomina 'La Caleta'.

La noticia menos positiva es la preocupante pérdida de arena que ha sufrido la playa en los últimos meses. Piedras de mediano y gran tamaño han aflorado en toda la zona derecha según se accede y da la impresión de que el pedregal puede extenderse hacia el resto de la cala, algo que los responsables medioambientales de Maro deberían tener en cuenta para conservar el paisaje natural de este paraje.

Si no lo habéis visitado nunca, siempre es bueno hacerlo. Os lo recomiendo enfervorizadamente si sois seguidores de la eterna 'Verano azul', porque ir a Nerja sin pisar las arenas donde se grabaron tantos momentos inolvidables es un pecado capital. Si no tenéis especial interés por la historia que nos contó Antonio Mercero, tenéis que ir de todas maneras, porque maravillará a cualquier amante de la naturaleza. Olvidaos de una zona urbanizada, de altavoces dando la hora, de policías vigilando que nadie juegue a las palas ni servicio alguno. Es una playa en la que, en sus 400 metros, solo hay un mar limpio y gélido, arena mezclada con vegetación y una mezcolanza de parejas jóvenes, no tanto y grupos de hippies con construcciones básicas realizadas con cañizos. No es un vergel de portada de anuncio de una playa jamaicana ni lo requiere; no hay chiringuitos, ni señalización, ni siquiera arena dorada y pulcra. Es un paisaje encontrable en un naufragio con mucha historia para quienes la veíamos a través del televisor y ahora la disfrutamos al menos una vez al año.

No es fácil llegar a 'La Caleta' de Maro, pero como me he empeñado en que lo hagáis, os voy a ofrecer una detallada descripción de cómo podéis hacerlo para no perderos. Desde donde dejéis el coche -como sugerencia- hasta pisar su arena, andaréis media hora deliciosa entre higueras, cañaverales, albercas e invernaderos aparentemente inutilizados, pero en los que repentinamente os encontraréis a un agricultor con cajas de maravillosos tomates saludándoos como si os conociera de siempre. No es lo habitual, el camino es solitario, apasionante y sinuoso, pero no hay obstáculos de altura que superar, ni parajes pedregosos que escalar, solo caminos terrizos paralelos a un riachuelo de agua dulce que, tras pasar por albarcas, expirará en la misma playa en dos vertientes: una cueva natural, pequeña y algo descuidada, y una manguera aprovechada por los visitantes más habituales de la cala para refrescarse, en la que cuelga un rústico cartel que advierte: "Agua no potable".

Pero vamos al lío. Primero, tenemos que partir desde Nerja hacia Maro, que es una pedanía nerjeña. Por la N-340 llegaremos a este bello rincón en apenas unos cinco minutos siguiendo las indicaciones, y una vez allí, solo tenemos que seguir las calles hasta llegar a una amplia zona de aparcamiento a pie del Hotel Casa Maro. Generalmente siempre hay espacio para dejar el coche, ya sea en la zona superior o en la explanada más abajo que, a través de una escalera, nos lleva a pie a la carretera de bajada a la playa de Maro. Pero cuidado, porque no nos dirigimos a ella, sino a 'La Caleta', por lo que llegaremos a un punto del vial -hay que andar por el arcén- en el que hay que adentarse en el camino hacia nuestro lugar preferido o terminaremos en la playa más concurrida de la zona, también de gran belleza pero sin el encanto ni la historia de la llamada 'Calachica'.

Para una mejor comprensión de cómo llegar, os ofrezco la ruta acompañada de fotografías realizadas el pasado viernes, 25 de julio de 2014. En primer lugar, os muestro un mapa de google con puntos estratégicos señalizados y numerados que se corresponden con las imágenes que adjunto. Esta es la vista aérea de la zona donde nos moveremos. Si pincháis en las imágenes, lograréis ampliarlas para un mejor visionado:


El punto número 1 se corresponde con el origen de salida tras estacionar el vehículo. El día que os he indicado, en pleno verano y sobre las seis de la tarde, presentaba este aspecto, más que óptimo para aparcar:


A la derecha del aparcamiento, una escalera rojiza nos conduce a la carretera de bajada. El edificio de piedra que observáis en el lateral de la imagen es el Ingeniero de Maro, una construcción en ruina bastante impresionante que fue edificada en 1585 destinada a la producción azucarera y que abría un camino desde esta pedanía a Granada a través de la Sierra de Almijara. En los años sesenta del siglo XIX sufrió un incendio y está inutilizado, aunque conserva interesantes elementos arquitectónicos como el 'pie de amigo' que lo sustenta por el lateral del acantilado. En el plano de arriba de google os lo he indicado con el punto número 2.


Cuando emprendamos camino por la carretera dejaremos a la derecha unos invernaderos hasta llegar, aproximadamente en cinco minutos, al primer desvío por un carril terrizo. En un cartel de mediano tamaño, a la izquierda de esta entrada, podremos leer las características de la Caleta de Maro, y a la derecha, una señal amarilla que indica el "acceso público a la playa", rodeado de más invernaderos. Es el punto 3 de nuestro particular mapa.



Nos adentraremos por el carril indicado y un poco más adelante, a la izquierda, aparecerá una entrada a una especie de terreno llamado 'Casa Yoga' con cañizos en su puerta de doble hoja. No le haremos caso (solo la lógica curiosidad de dirigir la vista unos segundos hacia su interior) y continuaremos descendiendo por el mismo camino. 'Casa Yoga' la tenemos numerada en el plano superior con el 4.


El carril -lechado de cemento sin pulir- se nos volverá sinuoso y cuesta abajo. A escasos metros encontraremos una alberca de agua fría que nos dejará su 'rastro' desde ese momento en forma de caño paralelo a la carretera, a la derecha. Bien fresquita para enjuagarse los pies al regreso de la playa o simplemente darles respiro... aunque apenas llevamos diez minutos de nuestro camino.


Es importante el punto número 5 en el mapa de google que abría este itinerario. Se encuentra a unos tres minutos de la alberca y se trata del desvío que deberemos tomar. Dejaremos de andar hacia abajo por el carril principal -que nos llevará a otros invernaderos y el acantilado sin salida- y tomaremos el carril de la derecha. No tiene pérdida porque el Ministerio de Medio Ambiente tuvo a bien colocar otra señal como la amarilla anterior donde indica el acceso público a la playa. Dejaremos pues que el reguero de agua que se amplía paulatinamente desde la alberca continúe su curso natural...


El nuevo camino que tomaremos deja un invernadero en activo en la margen derecha, en la que vimos unos cajillos colmados de estupendos tomates. El paisaje se torna desde ese momento; es más verde, con rocosidad a la derecha y arbustos y cañas a la izquierda... Es probable que encontremos algunas zonas con coches aparcados, bien de los agricultores o quienes bajan a la playa y se atreven a introducir su vehículo por estos caminos. Hay apenas zonas terrizas para estacionar tres, cuatro vehículos, así que conviene no arriesgarse, ni por el espacio existente, ni por el propio coche...


A lo largo del camino nos encontraremos con varios desvíos. El primero de ellos es escarpado y está cerrado por una vetusta verja, por lo que seguiremos por el camino principal. Lo véis en la siguiente foto, mientras que dos ramales a unos metros más abajo a ambos lados del carril también debemos ignorarlos, a no ser que queramos visitar los entramados misterios de los invernaderos y zonas de plantación. Incluso algún valiente sigue empeñado en utilizar el coche como se puede ver en la segunda fotografía, esperando tener suerte y que, al llegar a una pequeña explanada antes de la bajada obligatoriamente a pie, exista u hueco donde aparcar de los apenas media docena posibles. Y los baches son bastantes, si alguien está algo loco y tiene un 4x4, podrá hacerlo y cruzar los dedos para no tener que regresar al no encontrar donde aparcar. Si tienes un turismo normal, vas a tentar al diablo, te lo advierto...



Y así las cosas, ya estamos prácticamente en el punto de localización número 6 de nuestro particular mapa. Llegaremos a una superficie de cemento a modo de mirador donde un rótulo nos indica que estamos en la Playa de la Caleta de Maro, nos da la bienvenida tanto en español como en inglés. Un pequeño habitáculo de cemento sirve para que los visitantes a la playa depositen la basura y un poste espera el izado de una bandera algún año de estos. Y en la fotografía segunda, podéis admirar la belleza de la cala, aguardándonos. Ya queda menos...




El recorrido entre el rellano que nos permite contemplar la cala desde arriba (6) hasta la playa (7) es una preciosidad. En apenas cinco minutos llegaremos al punto de destino, aquí sí que ya solo se puede acceder andando, puesto que el pasaje es estrecho y para uso peatonal, con la excepción de una entrada a la derecha para el acceso de vehículos a una pequeña finca, en la que se advierte para dejar expedita la entrada.  A la izquierda se observa la bajada a la playa, íntegramente con escalones, y recientemente se han colocado postes enlazados con cuerda a modo de barandal. Es precisamente aquí donde se produjo el incendio del pasado diciembre, que acabó con algunos matorrales, cañizos y varios pares de postes del trazado a pie, pero poco más, no hay que alarmarse. Os lo enseño en estas fotografías:


En esta siguiente, por cierto, ya podéis adivinar, en el centro-arriba, las rocas desde donde el cantante Bruno se da el pellejazo en el capítulo 'El ídolo', entre otros pasajes de la serie 'Verano azul'. No confundidlas con las que se encuentran más arriba, a la izquierda y de colores más claros, que son monumentales y 'abrigan' la Caleta de Maro, incluyendo el borde litoral donde la marea, como véis, ya alcanza la pared rocosa:


Aquí observaréis algunos vestigios del incendio tanto en el color gris de la superficie de la derecha como en los postes de la pasarela:

El camino ya no tiene pérdida. Se trata de andar un poco dejando en la margen izquierda las escasas secuelas del fuego -algunos han utilizado el tizne para inmortalizar sus nombres en los escalones- y descender por la escalera hasta llegar a la playa. Antes, encontraréis unos metros convertidos en un bonito túnel de vegetación, al haberse unido la existente en un lado y en otro, y finalmente llegaréis a la zona de bajada. Es ahí donde tendréis una sensación maravillosa al pisar 'Calachica', siempre que no prestéis demasiada atención a la zona de la derecha, que se encuentra como he comentado hecha un pedregal y algo sucia. A la izquierda ya podéis disfrutar de la Caleta de Maro y bañaros cómodamente, la superficie es de arena con algunas piedras de pequeño tamaño muy aisladas que no dificultan para nada el que os introduzcáis en el mar y miréis hacia atrás para ver la zona por donde hemos bajado y el lienzo rocoso, además de las maravillosas vistas laterales.

El agua de Maro es limpia, tranquila en la mayoría de las ocasiones y gélida. Su calidad la convierte en zona de paso de especies marinas como los delfines, y de hecho, escasas horas antes de nuestra última visita, una cría fue rescatada de la orilla tras el aviso de los bañistas. Presumiblemente se había despistado del grupo en el que iba, ahora tocaba cuidarla unos días y buscar el mejor lugar para hacerla regresar a su hábitat natural y que encontrara a su familia. Así lo publicaron diversos medios de comunicación de la provincia malagueña. En numerosas ocasiones, las atenciones o requerimientos que se hacen relacionadas con esta playa se realizan desde el mar, con lanchas, al ser más fácil el acceso. Algo así como lo que sucedió con parte del material técnico que se utilizaba para el rodaje de 'Verano azul', que diariamente llegaba por mar en lugar del camino que estamos describiendo, especialmente por lo dificultoso para introducir camiones por estos vericuetos con los grupos electrógenos, focos, pantallas, etc.

¿Qué tipo de visitante vas a encontrar en la Caleta de Maro? La primera impresión que vas a tener es que la playa está tomada por hippys y naturistas, que tienen habilitadas pequeñas cabañas para sus estancias durante días, semanas... Ya comprobarás que hay variados tipos de visitantes, desde parejas jóvenes a grupos o pandillas. Suele ser gente de edad entre los veinte y cuarenta años, y quienes sin decir nada, te percatas que acuden, tras su correspondiente esfuerzo, buscando la emotiva localización de la serie de Mercero. Sea como fuere, no temas absolutamente nada. Todo el mundo se respeta y todos van a su rollo. Estás en un lugar seguro, al menos es la impresión que me ha dado todas las veces que he estado en ella y cada una durante bastantes horas.

Espero que esta guía os sirva de referencia para llegar a uno de los lugares más sacrosantos para quienes amamos 'Verano azul' en nuestro recuerdo y a todos los enamorados de la naturaleza. Está bien que vayáis, pero no difundáis mucho el asunto para no masificar nuestra particular 'Calachica' y que podamos continuar disfrutando de ella sin que intervenga la mano humana solo para limpiar y adecuarla en lo justo y necesario. :-)