miércoles, 11 de septiembre de 2013

Independencia por la fuerza

A ver si me aclaro... Si alguien quiere desmembrar España, ¿puede manifestarse en la calle tan ricamente? Si es así porque se le permite como gesto de buena voluntad democrática, ¿sabe que sus pretensiones constituyen solo algo testimonial, en virtud del artículo 2 de la Constitución Española, entre otros? Si yo hago una manifestación en defensa de la unidad de nuestro país, ¿soy un facha despreciable?

De paso, también me gustaría saber la razón por la que algunos homenajean a políticos nacionalistas que vivieron hace ya no sé cuántas décadas colocándoles flores entre otras parafernalias y por ello son muy progres, pero si yo lo hago con Ortega y Gasset por poner un ejemplo soy un falangista reprimido. Aconsejo a los nacionalistas que quieren una nueva manera de (des)tructurar España que defiendan sus planteamientos en los foros politicos adecuados, en las cámaras para tal fin. Si queréis iros, por mi no hay inconveniente. Es cierto, conozco a catalanes excelentes y auténticos gilipollas que miran por encima del hombro. Como en casi todos los sitios. Me repugna el catalán con conciencia de clase y pedigrí que habla su lengua delante mía para joderme, pero también el andaluz que va de gracioso por la vida y el gaditano chovinista que no ha salido más allá de Cortadura porque lo mejor del mundo está en el Carranza y alrededores. Pero hacedlo bien por una vez en la puñetera existencia del nacionalismo centrífugo: cambiad la Constitución en las instituciones donde estáis representados, porque si queréis hacerlo en la calle, y reunís a un millón de personas, mañana pueden llegar los andaluces orientales a constituir otra 'nación' separada de los ocidentales. Entre Córdoba, Málaga, Granada y Almería reúnen otro millón de individuos hartitos del 'centralismo sevillano', recorriendo las calles con pancartas y, según vuestro planteamiento, tendrán suficiente poder moral y político como para acojonar al resto y largarse. Y así podemos seguir con los canarios, los leperos de Huelva y los algecireños de Cádiz. El número, la cantidad, determinarán un nuevo mapa sin pasar por la casilla de salida. Y ni así, ni tocando las narices, se hacen las cosas en un país en el que deberíamos recordar que la desunión siempre fue lo contrario de la fuerza.

A lo mejor es que no sois los suficientes como para defender vuestra independencia en los parlamentos, ni siquiera en los vuestros, en donde por poner un ejemplo, ERC solo constituye el 14% de los diputados, lo que dice muy poco en favor de los planteamientos cesecionistas. Los números que valen en democracia para organizar un país son los de los votos, así que primero, concienciad de verdad a todos los millones de ciudadanos de vuestros 'países' para que sean 'nacionalistas de verdad' y os voten. Cuando el 70% de un parlamento autonómico lo controle una fuerza independentista, entonces empezaremos a hablar de cambios, por razones realmente democráticas. Mientras, todo lo demás es imponer las pretensiones de la minoría sobre la mayoría, por muchas consignas que se griten en las calles y banderas no oficiales, algo que es tanto una estelada como una bandera franquista.

(Fotografía: José Luis Sellart -El País)

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