domingo, 17 de febrero de 2013

Vía crucis magno

Me parece sorprendente que, a un mes de Semana Santa, las imágenes devocionales sevillanas salgan a la calle para un Vía Crucis 'magno' o como deseen llamarlo. Lo mismo me resulta en Jerez o donde quieran ustedes pensar.

Este paroxismo por realizar cultos externos continuamente está convirtiendo la fe y el sentido catequético que presumiblemente muestran las hermandades en meros acontecimientos culturales, sociales, estéticos y festivos que desdibujan el significado para lo que realmente se hace pública protestación de fe. Los 'aficionados a las cofradías' acuden masivamente a todas estas citas en las que se da un espectáculo colorista que solapa el verdadero sentido de la Pasión del Señor y sus imágenes representativas. Cuando era pequeño, el simple hecho de escuchar un tambor nada más llegar la Cuaresma, respirar incienso por vez primera en la calle en un Vía crucis y finalmente presenciar la puerta de La Salle para dar paso a la primera cofradía constituian sensaciones únicas que se vivían en su fecha y en su momento. La continua y masiva proliferación de procesiones durante todo el año ha devaluado aquellas sensaciones y ha convertido el mundo de la Semana Santa en una sucesión de uso y abuso de los titulares aprovechando cualquier fecha medianamente señalada o motivo aparentemente espiritual que, insisto, queda relegado a un segundo plano.

Me preocupa sobremanera cómo está desvirtuándose el culto externo ante la pasiva mirada de la Iglesia, equivocada si piensa que si alentando o permitiendo esto va a contar con cristianos capaces de aportar conocimiento y buen hacer a nuestra comunidad, en la que sobran procesiones y aficionados y falta compromiso, seriedad y tener los pies en el suelo en una sociedad castigada que no necesita a la imágenes constantemente en la calle, sino respuestas valientes de cristianos que luchen por la justicia social, algo que no se logra únicamente con una foto fija de varios jóvenes recolectando víveres a las puertas de un supermercado.

Feliz domingo en Sevilla y que el patrimonio que tanto se valora al menos no se vea afectado por la lluvia.

13:01 h: 
Aprovecho para comentar -sin hacer leña del árbol caído- que la suspensión del Vía crucis por amenaza de lluvia está conllevando comportamientos sonrojantes en Sevilla, enfrentamientos entre hermandades, descontrol absoluto, gente teóricamente muy pía que ahora dice que se está jugando a sacar pasos y otros 'ejemplos' que pueden ser seguidos, con rubor, en twitter. Yo ya tenía mi opinión muy clara desde antes, mucho antes, de que tanto desmadre se haya asentado en todo esto. Y no es nada nuevo, lo sucedido en Sevilla es un ejemplo, lógicamente muy mediático por la ciudad donde se celebra.

Finalmente, aporto una reflexión de Benedicto XVI expuesta hace años, para que nos invite a pensar. Si es que queremos mirar de frente, claro está...
"Pero, ¿no deberíamos pensar también en lo que debe sufrir Cristo en su propia Iglesia? En cuántas veces se abusa del sacramento de su presencia, y en el vacío y maldad de corazón donde entra a menudo. ¡Cuántas veces celebramos sólo nosotros sin darnos cuenta de él! ¡Cuántas veces se deforma y se abusa de su Palabra! ¡Qué poca fe hay en muchas teorías, cuántas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia!" (Meditaciones y Oraciones del Cardenal Joseph Ratzinger.- Vía Crucis en el Coliseo.- Viernes Santo 2005).
 

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